Décimo Sexto

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—Dudo mucho que tu razón sea esa, Ribbeca. Sabemos que te lastimo a ti, a ti como mujer y me parece injusto que nos llames interesados por disfrazar tus razones— defendió la señora Bucket con tono agresivo.

La castaña quedo anonada, su mejilla le ardía y su mano fría estaba posada encima de esta. Inevitablemente las lagrimas comenzaron a salir y sin mas remedio y por orgullo les informo segura.

—Yo no voy a ir, vayan ustedes— dijo en tono mas bajo.

No espero si quiera a que su madre le contestara y salió corriendo de la casita, dejando a todos totalmente en shock y con un poco de sentimientos encontrados en cada uno de los integrantes de la familia.

Al salir choco con Willy que estaba casi al frente de la casita, el la tomo por los brazos.

Ella lo miro, sus miradas no fueron como las inigualables de la fábrica, la de Wonka era de preocupación y la de Ribbeca de enojo y tristeza.

Sus lágrimas escurrían mientras sentía el tacto de las grandes manos del hombre, pero no se dejo llevar por eso ni por su mirada; forcejeo hasta que finalmente se soltó de él y corrió en dirección a la ciudad.

 Fue entonces donde la señora Bucket, su madre se dio cuenta de a que punto a Ribbeca le había afectado el rechazo anterior de Willy Wonka como para por primera vez haber ofendido a su familia y quejarse de sus constantes esfuerzos por mejorar.

¿Será buena idea irse?

Willy Wonka entro para ver a los señores Bucket.

La madre lo vio— Lo siento mucho señor Wonka, no sabía que iba a reaccionar así, de hecho, no estoy segura del por qué— mintió.

—Iré a buscarla— dijo el señor Bucket.

—Yo voy— Siguió Charlie.

La señora asintió.

—Yo igual iré, será mas sencillo ir en el ascensor— sugirió Wonka.

—No— detuvo la señora— usted quédese por favor, necesitamos hablar de esto.

Wonka no tuvo mas remedio que hacerle caso a la madre de los jóvenes Bucket mientras lo demás iban en busca de la joven de la familia.

A ciencia cierta Ribbeca no tenia muchos sitios a donde ir, la ciudad era pequeña pero no lo suficiente como para recorrerla por la noche. El único lugar al que hubiera podido ir es a la casa de Anthony y a la fábrica de Smilex.

Ribbeca estaba sentada en su silla frente a su escritorio, tenia los codos recargados en este mismo y las manos en su frente cubriendo igual sus ojos.

Unas lágrimas salían de sus ojos verdes, pero igual rojos.

Su mente estaba en blanco.

Ella herida. Traicionada.

—Esta bien, no pasa nada, tu puedes sola, si puedes mantener a 7 personas puedes mantenerte a ti misma— se decía a si misma para animarse un poco.

Entonces un fuerte toquido proveniente de la puerta asusto a Ribbeca y la sacó de sus pensamientos.

—Ribbi, hija ¿estas ahí? — pregunto su padre.

Giro el pomo de la puerta y vio a su hija sentada en su escritorio. Sin ninguna expresión, ni si quiera estaba volteando a ver a la puerta.

—Oh cariño— lamento su padre al verla.

Caramelos Escondidos [WillyWonkaxOC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora