Capítulo 18- Encuentro de dos desconocidos

1.6K 262 3
                                    

—¡Wei Wuxian…! —El menor de los Lan se resistió a creer que su antiguo secretario era ese tal Wei Ying, el mismo que había hundido a su hermano. Pero ahí estaba, frente a él: el auditor que había logrado encontrar las pruebas que incriminaban a XiChen—. No puedo creer que fuiste tú —susurró—. ¿Tú metiste a mi hermano en la cárcel?

A Wei Wuxian le costó mantener su perfil frío y profesional después de tantos años sin ver a WangJi: 

—Sé qué no vas a creerme, pero yo fui el primer sorprendido cuando me enteré de que tu hermano estaba involucrado con los préstamos. Volví a la ciudad para desenmascarar a tu tío, y es lo que estoy tratando de hacer: reunir pruebas de que él es el culpable, y no XiChen.

Lan WangJi quería creerle, pero lo asustó el evidente cambio del desfachatado y alegre Wei Wuxian, transformado en ese hombre frío y vengativo:

—¿En serio serías capaz de destruir a nuestro tío? ¿Aún a costa de perjudicarnos a XiChen y a mí?

—XiChen fue muy tonto al firmar papeles sin leerlos. Y a ti no te iba a pasar nada porque ya no perteneces a Lan Enterprises.

—Pero tú no tenías forma de saber eso...

—Sí, Lan WangJi, sí la tenía. Tus mensajes, ahí me lo contaste todo...

El menor de los Lan se arrepintió en ese momento de los mensajes que le había enviado a Wuxian, esperando que los respondiera: ahora él estaba usando toda la información que le había dado, para hundir a su familia:

—Soy un estúpido… —susurró—. Solo te facilité el trabajo…

Las explicaciones ya no servían de nada: Wei Wuxian no le dijo que lo único que lo había ayudado a sobrevivir en esos años de privación y soledad habían sido sus mensajes, y tampoco le habló de la cantidad de veces que luchó contra sí mismo para no responderle, porque no quería que lo encontrara y lo llevara otra vez cerca de su tío, ese hombre que le había arruinado la vida:

—Piensa lo que quieras, Lan WangJi. Yo no usé la información en contra de ustedes, y a pesar de que es bastante difícil, estoy buscando la forma de sacar a XiChen de este problema —Wei Ying tenía la certeza de que entre ellos ya no había vuelta atrás, y no le importó revelarle sus intenciones—. Tu tío destruyó mi vida, y yo voy a destruir la suya.

                           ***

El juez fijó una fecha para el juicio y también indicó el monto de la fianza para Lan XiChen. Por ser un delito económico y su primera anotación, el mayor de los hermanos pudo salir libre después de que su hermano efectuó el pago.

Lan WangJi lo fue a buscar a la cárcel, y se angustió al verlo: XiChen lucía flaco y demacrado, y parecía que había envejecido en pocos días.

—WangJi... —El mayor buscó refugio en los brazos de su hermano pequeño:

—Lo siento mucho, XiChen... Esto nunca debió pasar. Pero ya tengo a los abogados trabajando en tu caso. Tenemos que probar que el tío te engañó...

—Fue mi culpa, hermanito. Soy un idiota... ¡Nunca debí confiar en él! —XiChen estaba casi al borde de las lágrimas.

—Vamos, —WangJi lo sujetó de un brazo y trató de brindarle una sonrisa—, te llevaré a casa. Voy a cocinar tus platillos preferidos.

                         ***

Lan XiChen no probaba una comida decente desde hacía días y, a pesar de su corazón abatido, se consoló un poco al probar los platos de su hermano menor. Después, con unas tazas de café, se sentaron a conversar:

—¿Así que lo viste, WangJi?

—Sí. Lo encontré en Industrias Mang. Estaba haciéndoles una auditoría, y los tenía a todos corriendo…

—En Lan Enterprises se adueñó de mi computadora y sacó información que ni yo sabía que existía. Al final logró recibirse, y se transformó en un auditor en toda la línea. Se ve que es muy inteligente, pero ya no es el Wei Wuxian que conocíamos.

—No, no lo es, XiChen. Vino dispuesto a acabar con el tío, y por lo visto se propuso arrasar con todo, hasta con Lan Enterprises y contigo también, si es necesario...

—No puedo creerlo... ¿Tanto nos odia?

WangJi no supo qué responderle a su hermano.

                           ***

Wei Ying trabajaba a contrarreloj, intentando buscar pruebas de la inocencia de XiChen: 

—Este hombre es un estúpido… —se quejó—. ¡Su firma está por todos lados!

Al final se fue a hablar con uno de los abogados de la empresa de auditoría, para ver si había alguna forma de acortar la pena que le iba a tocar a XiChen, por haber sido tan descuidado.

—Es difícil, Wei Ying —le respondió el abogado—. Lo único que se podría hacer es probar que Lan XiChen actuó de buena fe, engañado por su tío. Pero, por supuesto, lo mejor sería conectar a Lan Qiren con los préstamos.

—Tendríamos que conseguir la confesión de uno de los que fueron a pedirle dinero, pero nadie se va a atrever a inculpar a Lan Qiren. Los dueños de Industrias Mang confesaron que habían pedido dinero, pero no de quién lo habían recibido…

—¿No hay alguno de los que están endeudados con Lan Enterprises, que ya no tenga forma de pagarle? Tal vez se pueda llegar a un arreglo con esa persona, si existe: tratar con un prestamista ilegal es un delito menor, y puede servirle más confesar que seguir acumulando deuda, en caso de que Lan Qiren fuera el prestamista y quedara en libertad. 

Era una buena idea. Wei Ying tenía que volver a estudiar caso por caso los nombres de las personas que Lan WangJi le había dado a Li Zhang.

Mi SecretarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora