Wei Ying recopiló muchos datos interesantes: algunos de los empresarios que habían utilizado los servicios de Lan Qiren como prestamista habían podido levantar sus empresas y pagar su deuda: ellos salían de la ecuación. Los que necesitaba el auditor eran los que ya no tenían forma de devolver el dinero. Tres personas se ajustaban a esa lista.
Pero antes de seguir con sus investigaciones, Wuxian tenía que arreglar una cuenta personal: estaba en deuda con Lan XiChen; su antiguo amigo se había metido solo en la boca del lobo, pero él se sentía el causante indirecto de su desgracia.
XiChen estaba viviendo en la casa de su hermano menor. Lan WangJi había preferido que no se quedara solo: no estaba con el mejor de los ánimos como para estar sin compañía.
El mayor se sorprendió cuando atendió a la puerta y se encontró cara a cara con Wei Wuxian:
—Pero… ¿qué haces aquí?
—Me gustaría hablar contigo, XiChen. Sé que estás enojado por lo que pasó, pero quiero aclarar las cosas…
—¿Quieres aclarar las cosas después de que me enviaste a la cárcel? —exclamó el mayor—. ¡No te puedo creer…! ¡Eres un cínico, Wei Wuxian!
—¡Y tú eres un estúpido! ¿Cómo se te ocurrió firmar documentos sin leerlos antes? ¡¿Acaso no eres el dueño de la mitad de Lan Enterprises?! —replicó el menor—. ¡¿Cómo fuiste tan descuidado?! —Después de su arrebato de indignación, Wuxian trató de serenarse y hablar con un tono más moderado, a pesar de que tenía muchas ganas de sacudir a ese inconsciente—. Lo creas o no, yo no iba tras de ti, sino de tu tío…
—¿Y por qué fuiste a revisar mi computadora, entonces?
—Yo no fui solamente a tu computadora. Revisé todas las de los cargos altos de Lan Enterprises. Quería entrar a la red de la empresa, y buscar libros contables duplicados. Por desgracia también encontré las pruebas que te incriminan en los préstamos.
—¿Y ahora qué quieres? ¿Por qué diablos me estás buscando?
—Quiero que veas esto. —Wuxian le mostró tres fotos—. ¿Conoces a alguno de estos hombres?
Lan XiChen conocía a uno de ellos:
—Este hombre es amigo y socio de mi tío en una empresa que no tiene nada que ver con Lan Enterprises —le dijo al menor, dudando—. Pero… ¿Por qué tienes esta foto?
—Ese hombre no es amigo de tu tío. Es una de las tantas personas a las que Lan Qiren le prestó dinero, pero no puede pagarle porque su deuda es enorme. ¿Y ahora tú me dices que son socios? Es bastante sospechoso… —le respondió Wuxian—. Lo único que puedo hacer por ti es darte toda la información que tengo sobre él. Entrégasela a tu abogado; tal vez a ese presunto socio de tu tío le sirva confesar quién es el verdadero prestamista, y llegar a un acuerdo con la fiscalía.
—Pero, Wei Wuxian...
—Ya te lo dije, XiChen —lo interrumpió el menor—. Yo no quiero que te suceda nada malo: vine por tu tío, no por ti.
XiChen pensó que del dulce y amigable Wuxian que ellos habían conocido, quedaba muy poco, pero aún había algo. Con esos nuevos datos que iba a darle al abogado, y que podían hacer una diferencia en su situación judicial, pudo sentir un poco de esperanza:
—Gracias, Wei Wuxian...
—Wei Ying. —Wuxian parecía haber bajado la guardia mientras hablaba con él, pero luego sus ojos volvieron a endurecerse—. Ahora soy Wei Ying.
***
—¡Está herido, WangJi! Tuvo que esconderse todos estos años… ¿Te imaginas los sacrificios que debe haber hecho para culminar sus estudios? Por eso odia tanto al tío. —XiChen trataba de convencer a su hermano menor, que no creía para nada en las buenas intenciones de Wei Wuxian.
—No lo sé, hermano. Me parece extraño que después de mandarte a la cárcel venga a traer esas pruebas. ¿Y si te está usando para averiguar más cosas Lan Enterprises?
—Él ya averiguó todo sobre la empresa. —XiChen estaba perdiendo la paciencia con su intransigente hermano menor—. ¡Piensa, WangJi! Tal vez tienes razón, y lo que mis abogados averigüen también le sirva para incriminar a mi tío, pero yo estoy cada vez más convencido de que en serio quiere ayudarme. Hasta me dijo que había sido un estúpido al firmar sin leer…
—Bueno, en eso tiene razón... —Lan WangJi intentó bromear con su hermano, pero le había dolido enterarse de que Wei Wuxian había ido a su casa mientras él estaba en su trabajo, para no verlo. XiChen lo sacó de sus pensamientos:
—Wuxian me trajo esto —le dijo, mientras le mostraba la foto que le había dado el menor.
—¿Shuei Fan? —WangJi miró la foto con incredulidad: Shuei Fan era un amigo de años de su tío, y los dos habían armado una empresa de servicios ajena a Lan Enterprises—. ¡Pero este hombre hace años que es su socio! ¿Esa es la foto que te dio?
—Sí. Según Wuxian, solo están juntos por una deuda incobrable, y no son amigos para nada. Mañana sin falta voy a llevarle ésto a los abogados, para que investiguen.
—Es muy raro, XiChen...
—Es verdad… si no son amigos, y Shuei Fan le debe dinero, ¿por qué se hicieron socios…?
***
Wei Ying terminó con las auditorías, y logró encontrar muchas irregularidades, tanto en Lan Enterprises como en los negocios de las personas que habían recibido dinero. Ya no tenía nada más que hacer; solo le restaba entregar su investigación a las autoridades.
Lan Enterprises iba a quedar muy mal parada. Aunque no fuera preso, Lan Qiren sufriría un gran revés económico. XiChen era joven y podía empezar de nuevo, pero para el mayor ese iba a ser un gran golpe. Wei Ying no quería pensar en Lan WangJi: no podía darse el lujo de intentar acercarse a él y aclarar las cosas, y decidió irse de la ciudad lo antes posible.
Esa noche terminó de cenar con Li Zhang y, cansado, se fue a su habitación. Un largo baño caliente aflojó su espalda, contracturada por tantas horas frente a la computadora. Cuando salió del baño, envuelto en una bata, miró la mesa de su habitación, llena de documentos que debía revisar.
«Basta por hoy, Wei Ying», se dijo, dispuesto a olvidar todo e irse a dormir, cuando sintió que golpeaban a su puerta.
—Señor Li… —musitó con cansancio, mientras abría la puerta. Creía que su jefe venía a seguir discutiendo algún problema de los que ya habían estado hablando hasta el cansancio en la cena.
Pero la persona que le golpeó la puerta no era su jefe.
—¡Lan WangJi…! —Los ojos color ámbar del menor de los Lan perdieron su expresión fría mientras se detenían a observar la piel de Wuxian, que asomaba por su bata abierta hasta la cintura. Avergonzado, el chico intentó cerrarla, mientras sentía el calor que subió por sus mejillas.
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Mi Secretario
Fanfiction-No sé quién se atreverá a tomar ese puesto. Tendremos que buscarte un secretario que no te conozca. Tal vez en otra ciudad... -Lan XiChen se rió de su propia ocurrencia. -Hay alguien. -Lan WangJi no se había olvidado de la soberbia con que lo había...