Capítulo 27- Declaración

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—Come.

—¡Ya no quiero más, en serio!

—¡Come, Wei Wuxian! 

—Pero, Lan Zhan...

—¡Si no comes no te dejaré que me llames Lan Zhan por el resto de tu vida! —Entre amenazas, WangJi logró hacer que Wuxian comiera un poco más. El chico lo observaba con algo cálido que se había instalado en su corazón al verlo preocupado por él aunque le siguiera gritando, enojado por su desconfianza. WangJi estaba tan disgustado, que aunque se quedó con él esa noche, para cuidarlo, durmió en el sofá.

Wei Ying se sentía mejor por la comida, y feliz al saber que todas las cosas horribles que había pensado sobre su pareja, no eran ciertas. En un momento, en el medio de la noche, añoró el calor de sus brazos y se levantó, silencioso, para ir al sillón.

Lan WangJi dormía, con su boca entreabierta, tan sensual, que Wei Ying se le acercó con lentitud para besarlo.

—Ni se te ocurra. —Con los ojos aún cerrados, WangJi había escuchado el sonido que había hecho la puerta del dormitorio de Wuxian, y lo espió hasta que vio que iba a darle un beso. Aún estaba enojado, y por eso lo detuvo. El chico se quejó:

—¡Ay, Lan Zhan! ¡Lo siento, lo siento! ¡Perdóname!, ¿sí?

—Aún no quiero perdonarte.

—¡Pero no me siento bien, en serio! ¿Me llevas a la cama? 

—Viniste por tu propio pie. Puedes volver igual.

Sin haber logrado su objetivo, Wuxian se fue a la cama, protestando:

—Intransigente… ¡Y estructurado…!

Pero cinco minutos después de acostarse, sintió un movimiento a su lado y luego el abrazo cálido, que lo hizo sentir aún más protegido:

—¿Me das un beso, Lan Zhan?

—No.

—¡Lan Zhan...! —El chico se quedó protestando y haciendo pucheros, pero no recibió ningún beso. Se tuvo que dormir así, bien sujeto entre los brazos de WangJi, que se volvió a dormir sin hacer caso a sus intentos de hacerlo ceder.

                       ***

A la mañana siguiente, Li Zhang se apareció en el apartamento de Wuxian, preocupado por el destino de su asistente: después de ver la abrupta y furiosa salida de Lan WangJi de su oficina, temió que el hombre hubiera sido agresivo con él.

Sin embargo, se encontró al chico sentado, muy tranquilo, a la mesa del comedor, mientras su pareja le preparaba el desayuno.

—Pasa, Li Zhang. —WangJi le había abierto la puerta, y mientras volvía a la cocina por el desayuno de Wuxian, le ofreció un café. Después los tres se sentaron a conversar.

—No pude averiguar mucho sobre tu causa, Wei, pero sí sé que han estado interrogando a algunas personas...

—Sí, a mí también me interrogaron. —La frase de WangJi hizo que los otros dos lo miraran, sorprendidos:

—¿Y a ti qué te preguntaron? 

—Querían saber de ti, Wuxian, de la época en que trabajaste en Lan Enterprises, y creo que también querían averiguar sobre nosotros. Pero por supuesto que no dije nada.

—Lo más probable es que quieran averiguar cuándo comenzaron su relación —reflexiono Li Zhang—, porque una de las acusaciones es que por culpa de la renuncia de Wei a Lan Enterprises, ustedes dos se separaron.

Mi SecretarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora