Capítulo 23- Deseos postergados

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—¡WangJi...! —Wuxian estaba rendido, como un pequeño animal atrapado por un gran felino, que lo iba a devorar en cualquier momento.

Pero la boca de Lan WangJi no lo mordía: solo se arrastraba por su cuerpo desnudo mientras dejaba besos y húmedos rastros con su lengua, a veces apoyando sus dientes sobre su delicada piel, sin marcarlo, provocando escalofríos y gemidos en el chico, que se retorcía, incapaz de contenerse: quería alcanzarlo para abrazarlo y volver a sentir sus besos, pero WangJi no lo dejó: sujetó sus manos a los costados de su cuerpo mientras recorría con su boca aquella piel cálida y temblorosa.

—Por favor... —suspiró Wuxian, con los ojos cerrados. 

Por fin WangJi se fue sobre él y atrapó sus brazos por encima de su cabeza mientras lo observaba, perdido en la mirada llena de deseo del chico, que aún llegó a protestar:

—Suéltame, WangJi...

—Lan Zhan... dime Lan Zhan...

Wuxian nunca había escuchado ese nombre, y no comprendió por qué quería que lo llamara así. Pero, ardiendo en deseos, hizo lo que le pidió:

—Bésame, Lan Zhan...

WangJi lo besó con suavidad, sin prisas, y recorrió sus labios con la punta de su lengua. Después entró de lleno en ella, buscando la lengua del chico con la suya. Las sensaciones del beso lo hicieron aflojar su agarre, y Wei Ying se vio libre para recorrer esa bella piel de jade a su antojo. Surcó con sus dedos los contornos de los músculos y acarició las zonas más sensibles de WangJi, que suspiró aún dentro de su boca y luego se separó de él.

—¿A dónde vas, Lan Zhan...? —Wuxian se sintió aún más desnudo sin ese cuerpo de jade cubriendo el suyo. Pero un segundo después, WangJi ya estaba sobre él, y lo abrazó de nuevo mientras le ponía un pequeño frasco en las manos:

—Ábrelo, amor...

Cuando Wuxian abrió el frasco, un delicado aroma a sándalo inundó sus fosas nasales.

—Aquí... —WangJi le extendió sus dedos para que el chico vertiera el aceitoso líquido en ellos. Luego volvió a mirarlo con intensidad, pendiente de sus gestos, mientras se perdía con lentitud dentro de su tibio interior. 

—¡Bésame, Lan Zhan...! —Wuxian se mordía los labios, avergonzado de expresar su deseo ante la mirada descarada de WangJi, que movía sus dedos dentro de él, buscando:

—No…, ahora quiero mirarte... Eres tan hermoso, Wuxian...

El chico ya no podía pensar en otra cosa que no fuera disfrutar de las sensaciones que le daba ese bello hombre, y cuando sintió sus dedos rozar su punto sensible no pudo contenerse más y explotó mientras se apretaba contra él, temblando.

Su mente se quedó en blanco; con los ojos cerrados y su cuerpo que por fin se había relajado, sintió, sin moverse, cómo Lan Zhan separaba sus piernas y lo invadía con lentitud. El vaivén suave, que de a poco se hizo más rápido y profundo, las palabras dichas al oído y el deseo, feroz, animal, que se instaló entre ambos, reavivó a Wuxian, que obligó a su amante a acostarse sobre su espalda y lo tomó del cabello, mientras se sentaba a horcajadas sobre él.

—Amor... duele... —Sin dejar de moverse mientras sujetaba su breve cintura, WangJi se quejó: Wuxian había tirado de su cabello con algo de fuerza, para mantener su cabeza hacia atrás y darle un beso húmedo y profundo, mientras se apretaba contra él y se movía para sentir el golpe de su erección sobre su punto más sensible.

—Sigue, Lan Zhan... —La presa se había transformado en el depredador, que devoró a WangJi hasta que sintió cómo explotaba en su interior, y quedaba sin aliento y rendido:

—¡Por dios, Wuxian...!

—¿Qué? —El chico, calmado su deseo, se había transformado otra vez en el tierno Wuxian, que con la cabeza recostada en el hombro de su amado, recorría  con los dedos la tibia piel de su pecho.

—¡Me arrancaste un mechón de pelo!

Wuxian se rió entre dientes:

—¡Ay, qué exagerado...! 

—¿Siempre eres así, tan... efusivo? —WangJi no lo quiso tratar de agresivo, pero casi se le había escapado la palabra.

—No lo sé. Tendría que recordar, y estoy cansado para pensar en el pasado... —La picardía habitual de Wei Wuxian había vuelto, y estaba intentando ponerlo celoso. 

—¿Qué pasado? ¿Acaso tienes tanto pasado para recordar? —le preguntó WangJi, contrariado, y el chico sonrió, satisfecho.

—Y... algo... ¿O acaso tú no tienes un pasado?

—Sí, también tengo algo... —Por un momento, los ojos color ámbar de WangJi parecieron iluminarse, y el chico cayó en su propia trampa: se puso celoso al pensar en que esa hermosa piel de jade, que él quería que fuera solo suya, había sido tocada por otros hombres:

—¿Y qué es eso de que quieres que te llame Lan Zhan? Jamás escuché que nadie te llamara así. —Molesto, pensó que tal vez algún antiguo amante de WangJi usaba ese nombre con él.

—En realidad sí, alguien me llamaba así —le respondió WangJi, con una mirada algo triste que lo puso aún más celoso.

WangJi se dio cuenta de su enfado, y tomó sus manos:

—Mírame, Wuxian.

—No quiero.

—Vamos, mírame. Te lo explicaré: antes de que mi madre se enfermara, mi vida y la de XiChen eran muy diferentes. Yo no recuerdo mucho del pasado, pero sí recuerdo dos cosas con claridad: una, que me llamaban Lan Zhan, y otra, que esa fue la época más feliz de mi vida…

Wuxian lo observó, mientras WangJi le contaba, en un susurró entrecortado, ese recuerdo que aún dolía, y luego lo abrazó, con tristeza:

—Lo siento mucho, WangJi.

—Lan Zhan... ¿Podrías llamarme así? Quiero volver a sentirme como en ese tiempo en el que fui feliz.

—Está bien, Lan Zhan...

WangJi se emocionó por la dulzura con la que Wuxian dijo su nombre.

                        ❤️💙❤️💙

Nota del autor: ¡Por fin llegó el amor para WangJi y Wuxian! Aunque aún faltan muchos obstáculos que van a poner a prueba la confianza que tienen uno por el otro.
Me gustó mucho escribir este capítulo, y espero que a ustedes también les guste 💕

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