Capítulo 25- Traición

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Unos días antes de irse de la ciudad, Wei Ying decidió invitar a Lan XiChen a cenar. 

Había buscado hasta el último dato contable de LanShuei Inc., pero por suerte no había encontrado nada que tuviera que ver con él. Pero la situación judicial del mayor de los hermanos Lan aún no estaba resuelta, ya que sus abogados tenían que esperar al juicio para ver las pruebas que había en contra de Shuei Fan, y ofrecerle un acuerdo extrajudicial a cambio de su confesión de que Lan Qiren era el único culpable del delito de usura. Wuxian le debía una charla sincera a ese hombre que había sido su amigo, y que nunca le había hecho nada malo. Sabía que su relación estaba bastante dañada, pero no quería irse de la ciudad sin volver a pedirle disculpas.

La cena era algo incómoda y silenciosa. A XiChen le había parecido extraño el gesto de Wei Ying, y ahora que estaban juntos, sentía que no tenía nada que decirle. Prefirió esperar a que él hablara primero:

—Sé que no entiendes por qué quería estar a solas contigo, XiChen. Espero que comprendas que yo no me esperaba encontrar lo que encontré en Lan Enterprises, pero igual me gustaría pedirte perdón por haberte metido en semejante problema. Ya lo hablé con Lan Zhan y...

—¿Lan Zhan? —exclamó el mayor, mientras lo miraba con una expresión risueña. Wuxian sintió que sus mejillas se calentaban: estaba atrapado—. ¿Y tú desde cuándo llamas Lan Zhan a mi hermano? —XiChen recordó que después de que su familia se había deshecho, su hermano pequeño no había vuelto a permitir que lo llamaran por ese nombre, que nadie, salvó él y su tío, conocía.

—Yo... —Wei Ying se había puesto rojo hasta las orejas—, XiChen, yo...

—Oh... ya veo. ¿Así que ya eres mi cuñado, no? —le respondió el mayor, con una sonrisa socarrona que avergonzó aún más al chico—. ¡Bueno, bueno, no te pongas así…! Tarde o temprano iba a pasar; de eso estaba seguro. 

—Yo... yo quiero decirte que no encontré nada en tu contra en LanShuei Inc. Por lo menos allí no firmaste nada... —respondió Wuxian, para tratar de cambiar el tema.

—¡Qué malo eres, cuñado! ¿Vas a reprocharme por el resto de mi vida la estupidez de haber confiado en mi tío?

—¿Y tú vas a llamarme cuñado por el resto de la tuya? —le respondió el chico, enfurruñado.

—Mientras lo seas, sí. —XiChen se estaba divirtiendo mucho. Pero de pronto se percató de algo—. Pero, ¿te vas a ir? ¿Y qué pasará contigo y con WangJi?

—Nada, ¿qué va a pasar?

—¿Pero ustedes dos no...? Digo, ¿ya son pareja, o qué?

—¡XiChen!

Si Wuxian era desfachatado, Lan XiChen lo era aún más, y se rió en su cara, a pesar de la indignación que tenía y lo rojas que se le habían puesto las orejas. Al final, a fuerza de bromas y chistes de doble sentido, logró hacerlo reír y confesar, con un pequeño gesto afirmativo, que ya eran cuñados. XiChen lo abrazó mientras lo felicitaba, contento  por él, pero sobre todo por su hermanito.

—A pesar de todo, debo irme, XiChen. Mi trabajo está en otra ciudad, y no puedo hacer nada con eso. —El chico le explicó sus motivos para no volver, y el mayor lo comprendió, aunque le dio pena pensar en que tras haberse reencontrado después de tantos años, él y su hermano iban a tener que separarse otra vez.

                           ***

La despedida fue agridulce, pero Wuxian y WangJi se prometieron encontrar el tiempo para viajar entre las ciudades y pasar algunos días juntos.

—No quiero soltarte... —WangJi se negó a dejar de besar y abrazar al chico, que a pesar de que sabía que ya llegaba su hora y se arriesgaba a perder el avión, tampoco quería que él aflojara los brazos alrededor de su cintura:

—En dos meses será el juicio, amor. Volveré y me quedaré una semana, o quizá más…

—Prométeme que no irás a un hotel y que vivirás conmigo esos días…

—Está bien. Te lo prometo. —Al final, usando toda su fuerza de voluntad, Wuxian se separó de su amado, e intentando no echarse a llorar, se marchó al aeropuerto.

                       ***

Dos días después, Wei Ying se presentó, como siempre, a trabajar en la oficina de auditorías del estado, pero cuando llegó, se encontró con el rostro serio y disgustado de su jefe.

—¿Pasó algo, señor Li? —le preguntó, extrañado por la expresión con que lo miró el hombre.

—No tengo idea de lo que está ocurriendo, Wei, pero te están esperando en la Dirección. Nadie quiso decirme nada, pero me temo que es algo malo. Es mejor que vayas de una vez.

Las piernas del chico se aflojaron, pero trató de recomponerse, y a pesar de la palidez de su rostro, fue enseguida a la oficina del Director de la agencia.

—Pase, Wei —le indicó el hombre.

—Buenos días, señor Director. ¿Quería verme? —La voz un poco quebrada del chico delató sus nervios.

—Siéntese, Wei. Necesito hablar con usted. —El director tenía ante sí un documento, que no dejaba de leer con expresión de disgusto—. Recibimos una denuncia contra usted: según el legajo de sus antecedentes laborales, ya sabíamos que trabajó un tiempo en Lan Enterprises, y que renunció a la empresa. La denuncia específica que recibimos es que usted ha estado utilizando su puesto de auditor para emprender una venganza personal contra el presidente de esa empresa.

—¡Pero, señor…! —replicó Wuxian, sorprendido—. ¡Ustedes me enviaron a hacer las auditorías en las empresas de Lan Qiren! No voy a negar que tuve muchos problemas con él en el pasado...

—Lo sabemos. En su legajo está anotado que él lo suspendió tres días porque usted lo insultó.

Wei Ying intentó respirar y tranquilizarse:

—Ese hombre me atacó por cuestiones personales. No puedo decirle  la razón, pero yo no le había hecho nada, y es verdad que cuando me llamaron para auditar Lan Enterprises yo deseaba encontrar algo en su contra; aún creo que él es el único culpable de los delitos por los que se acusa a su sobrino.

—Mire, Wei: su vida personal a mí no me interesa, pero por desgracia eso también es parte de la denuncia. Uno de sus puntos indica que usted tenía una relación sentimental con uno de los sobrinos de Lan Qiren, relación que se truncó cuando se fue de Lan Enterprises. Eso complica aún más su situación, porque alimenta la suposición de que tiene un encono personal hacia ese hombre. Tenemos que iniciar una investigación interna, porque no queremos que la reputación de nuestra empresa de auditorías se manche por una cuestión así. Lo lamento, pero voy a tener que separarlo de su cargo hasta que la investigación esté concluída.

                        ***

Wei Ying llegó a la oficina de Li Zhang pálido y tambaleándose:

—Señor Li... 

El mayor tuvo que correr a sujetarlo, porque el chico ya no podía sostenerse sobre sus piernas. 

Wuxian no quería pensar: solo tres personas sabían de su relación con Lan Zhan: Li Zhang, a quien podía descartar, porque estaba seguro de que nunca iba a delatarlo.

Solo quedaban los dos hermanos Lan, perjudicados directamente por él. Uno de los dos, o tal vez los dos juntos, se habían aliado para traicionarlo.

Mi SecretarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora