Después de los tres días que pasó junto a Wei Ying, Lan WangJi volvió a su ciudad decidido a trasladar su empresa e irse a vivir con él. Lo único que le daba pena era dejar atrás a su hermano y a su cuñada.
Wei Ying y YanLi se habían conocido por videollamada mientras ella y XiChen estaban en el extranjero. Cuando por fin pudieron verse cara a cara, sintieron que se conocían de toda la vida: entre ellos había nacido un cariño de hermanos que se profundizó con la cercanía.
Wuxian se tomó un fin de semana y viajó para visitar a su pareja, y el corazón de WangJi se llenó de alegría cuando tuvo en su casa a su familia completa, que se había vuelto aún más alegre y ruidosa con la llegada de su cuñada. Al ver a su pareja acomodar con cuidado unas botellas de vino en la alacena, le dijo:
-Espero que no se te ocurra hacer una competencia con XiChen a ver quién bebe más...
-¿Hicieron eso? -preguntó YanLi.
-Sí, cuñada. Tu futuro esposo es de muy mala bebida, y terminó dormido en un sillón por seguirle el juego a Wei Ying, que es un bebedor profesional.
-¡Qué malo eres, hermanito! -se quejó XiChen, avergonzado por la risa que estalló tras el comentario de WangJi-. Por lo menos dile a YanLi que nunca más volví a tomar tanto, sino va a pensar que soy un borracho... Aparte tú no tienes la mejor de las historias con la bebida. ¿O te olvidaste de aquella cerveza que tomaste en la playa?
Las locas risas de Wei Ying y las preguntas de YanLi, que quería a toda costa saber el chisme, hicieron que las orejas de Lan Zhan se pusieran rojas y saliera huyendo rumbo a la cocina a revisar la comida que se estaba preparando, para disimular.
-Luego te contaré la historia, YanLi, porque es larga pero muy divertida -le dijo Wuxian a YanLi, pero desde la cocina recibió una sonora advertencia:
-¡Wei Wuxian! ¡No te atrevas...!
El desvergonzado chico lo observó desde la sala con la cara más inocente que tenía, y con dos dedos en alto le prometió que jamás iba a revelar su secreto. Lan Zhan suspiró, resignado, y volvió a sus tareas en la cocina; estaba seguro de que en la primera oportunidad que tuviera, Wei Ying le iba a contar a su cuñada todo sobre la vergonzosa segunda y última borrachera de su vida.
***
Mientras trasladaba «LZ publicidad y marketing» a la nueva ciudad, WangJi intentó convencer a XiChen y a YanLi de que se fueran con él:
-Mi empresa necesita un sector informático con urgencia, hermano. Sé que tú y YanLi, con la experiencia que adquirieron en el extranjero podrán ayudarme...
WangJi notó una expresión confusa en su cuñada, que no comprendió, y y menos entendió cuando los dos se tomaron de las manos y lo miraron como si tuvieran que decirle algo y no supieran cómo.
-¿Qué pasa? -les preguntó-. ¿Dije algo malo?
-WangJi... -trató de explicarse XiChen-, toda mi vida dependí de Lan Enterprises. En un momento me convertí en dueño de la mitad de algo que nunca pude manejar por mí mismo, y por culpa de eso me quedé sin nada. Ahora tengo un pequeño capital y quiero comenzar con YanLi un negocio propio, para que las futuras generaciones de los Lan tengan algo de ellos, como nosotros lo tuvimos...
Mientras escuchaba a su pareja, YanLi se tocó el vientre con suavidad, y WangJi la miró, confundido:
-¿Futuras generaciones...? -mientras señalaba a la chica, comenzó a balbucear-. ¿Tú...? ¿Ustedes...?
-Sí, WangJi. Estamos esperando un hijo...
Mientras los tres se abrazaban, emocionados, XiChen le dio a su hermano la segunda mejor noticia del día: no querían quedarse solos en esa ciudad, y también iban a irse con él.
***
Wei Ying estaba insoportable: ya no le quedaba ni una gota de paciencia mientras esperaba el día en que su pareja y su familia se fueran a instalar de forma definitiva en su ciudad.
Lan Zhan y XiChen iban y venían entre las ciudades para organizar la mudanza y puesta en marcha de su nuevas empresas, la de WangJi en el sector publicitario y la de XiChen y YanLi en servicios informáticos, en un gran sector de oficinas que habían alquilado juntos, porque a pesar del deseo del mayor de tener una empresa que dejar a su hijo, también quería ayudar a su hermano en todo lo que pudiera.
El día que YanLi y XiChen se casaron Wei Ying lloró como si la novia fuera su propia hija, y provocó las risas apenas contenidas de XiChen y las miradas reprobatorias de WangJi. Había aprendido a amar a su cuñada y a ese niño que venía en camino, y que también, como ella le había asegurado, era su sobrino.
Cuando por fin los hermanos hicieron su último viaje e inauguraron sus empresas, Lan Zhan se instaló definitivamente con Wei Ying.
***
Después de años de conocerse y amarse, era la primera vez que Lan WangJi y Wei Wuxian podían sentirse verdaderamente como una pareja: vivían juntos sin esconderse de nadie y ya no le tenían miedo a las habladurías ni a lo que pensaran de ellos:
-¿Siempre vamos a estar juntos? -Wuxian, refugiado en los brazos de jade de su amado, tenía la cabeza apoyada en su pecho y escuchaba el acompasado sonido de su corazón.
-Sí, amor... -El frío ámbar de los ojos de WangJi se había vuelto más dulce mientras observaba a Wuxian. De ahora en más todos sus días serían así: se tenían el uno al otro, sus seres queridos también estaban cerca y su futuro estaba lleno de promesas. Pronto la familia sería aún más grande, y ellos estaban decididos a no ocultarse:
-¿Siempre...? -musitó Wei Ying, con los ojos cerrados y a punto de dormirse.
-Siempre, amor. -WangJi respiró hondo. No sabía cómo había logrado dormir hasta ese día en la frialdad de su antigua cama; se pegó más al cuerpo de su amado para recibir calor, y suspiró mientras buscaba su boca para recibir un último beso-: Siempre...
FIN
ESTÁS LEYENDO
Mi Secretario
Fanfiction-No sé quién se atreverá a tomar ese puesto. Tendremos que buscarte un secretario que no te conozca. Tal vez en otra ciudad... -Lan XiChen se rió de su propia ocurrencia. -Hay alguien. -Lan WangJi no se había olvidado de la soberbia con que lo había...