Capitulo XXXIII

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Entramos a una habitación y le pido a la sirvienta que nos sirva café. Cuando ella se retira, voy directo al grano.

-¿Cómo sabes que fuí el aprendiz de Lucifer?

-Te ví en la guarida del mapache.

-No recuerdo haberte visto.

El sonríe con la taza en su mano, toma un sorbo y se transforma en un joven de 22 años, sin cicatriz y con el cabello un poco más largo.

Lo recuerdo.

Fue quien le arrancó las dos cabezas a Leviatán.

Lucifer lo cito y hubo una discusión entre ambos, me sorprendió lo fuerte que era para ni siquiera temerle al Diablo.

-¿He refrescado tu memoria?

-Leviatán aún te odia.

El sonríe y cambia a su forma de adolescente.

-¿Desde cuándo Lucifer te empezó a enseñar?

-Cuando me suicide, el vio mi alma y me rescató.

-Mírenlo, rompiendo las reglas por qué así lo quiere.

¿Lucifer rompió reglas? ¿El sigue las reglas?

-Pero no soy quien para juzgar.

-¿Qué vino a buscar?

-El arma de mi hermano mayor.

-¿Solo eso?

-¿Crees que vine por Lucas?

Lo miro fríamente.

-¿No te advertí que no lo tocaras?

-Esta vez no lo toque.

-Demonio, Lucas es mucho menor que tú, al menos, espera a que crezca unos años más.

Por supuesto que se eso.

-Y ver si eres correspondido.

¿A qué se refiere? Por supuesto que lo soy, no tengo defectos como para no serlo. Me quiso en la otra vida, ¿Cómo no podría quererme en esta...?

En primer lugar, ¿Él es Lucas?

-Lucas es diferente. No parece el mismo de antes.

El sabe a lo que me refiero pero prefiere contestarme con una pregunta.

-¿Y si no lo es? ¿Lo matarías?

-No, si fuera igual que antes, quizás si lo haría.

-Es una pena.

El vuelve a beber y deja la taza en la mesa, se levanta y desenvaina su espada.

-No te preocupes, no dolerá.

Lucas.

Salgo de la habitación esperando encontrar al Mago, mi cabello y ojos grises llamarán mucho la atención, por lo que me puse un gorro y sobre mis ojos, simplemente no miraré a las personas.

Me detengo al escuchar la voz de Aarón.

-¿Qué vas a...?

La puerta que permanecía entre abierta me hace ver la escena sangrienta.

Muerte apuñala el corazón de Aarón con su espada.

Mi cuerpo se siente mareado, y un recuerdo pasa por mi mente.

Fue la vez que se suicidó frente a mí, el dolor en mi pecho se hace cada vez más fuerte y siento como lloré aquella vez.

Abro la puerta y me arrodilló al lado de Muerte.

-¡Pa...Para....!-le suplico al tocar su espada.

Sácala, por favor...

Muerte se sorprende al verme y me pide que retire mi mano.

Me niego.

-Puedes perder tu alma si no la retiras.

¿Y Aarón? ¿Qué ocurre con su alma?

El me hace soltar el arma y la saca del pecho de Aarón, se aleja y guarda su espada.

El cabello negro de Aarón llama mi atención.

Me siento en sus rodillas e intento parar el sangrado.

¿Por qué Muerte hizo esto?

Al notar que no respira toco su rostro con mis dos manos ensangrentadas, mis ojos lagrimean y apoyo mi cabeza en su hombro.

-¿Por qué...?-le pregunto.

-Lucas, ¿Recuperaste algún recuerdo?

-¿Por qué matarlo...?

-Responde.

-¡Lo mataste!-el lugar tiembla y las cosas del mueble caen, los vidrios se rompen y las luces parpadean.

-¿Tus poderes....?

¿Mis poderes?

-Estan volviendo-dice-Lucas, Aarón revivirá.

Miro hacia el techo y me río falsamente.

-Lo apuñalaste con tu arma.

-¿Olvidas quien soy?

Lo miro de reojo y noto sus dedos a punto de chispear.

-Soy la Muerte, yo decido quien vive.

Oigo el chispear de sus dedos y los ojos de Aarón volverse rojos sangre.

-¡Maldito perro negro...! ¿Lucas?

Abrazo a Aarón ocultando mi rostro de el.

Tonto idiota, te pusiste a llorar por nada.

-¿Estás bien?

Sigo sin soltarlo y me aleja de la habitación aún conmigo en brazos, visualizo a Muerte y el me pide perdón moviendo sus labios.

Asiento y pongo mi rostro en el hombro de Aarón.

Llegamos a su habitación, me acuesta en la cama y tapó mis ojos con mis manos al verlo encima mío, el gorro cayó quien sabe cuándo y estoy seguro que mis ojos y nariz deben estar rojas.

El me saca las manos y ve mi rostro llorón.

Se acerca y besa la esquina de mi ojo.

-Tus lágrimas son saladas-acto seguido lame sus labios aún cerca de mi rostro.

-Deja de molestar...

-¿Creí que no valía la pena?

-Cállate...

El vuelve a besarme pero está vez en mi nariz.

¿Que le pasa? ¿Le bajó el cariño?

-Lucas, ¿Te he dicho que te ves hermoso?

Llevo mi mano hacia su cabello y sonrió.

-Tu cabello negro te hace ver guapo.

Sus ojos que antes eran rojos cambiaron a un azul como el mar.

-Que lindos ojos tienes.

-Lucas...tu, me vuelves loco.

¿En qué sentido?

Supongo que sigo cayéndole mal.

El se acerca a mi cuello y lo muerde.

Gimo de dolor y lo alejo.

-¿Ya te volviste un perro? 

El se ríe y escuchamos una tos falsa.

-¿Se están divirtiendo?

El rubio se cruza de brazos y nos pregunta seriamente.

-¿A qué están jugando?

Soy el príncipe de un libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora