Capitulo LXXIII

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Creo que es la primera persona en acostarse en mi cama y no ser Aarón.

El pelinegro está profundamente dormido, sus palabras me preocupan, por lo que le pedí a Lex que fuera por Muerte, sinceramente en estos momentos no se que hacer.

Tampoco se que pasó dar.

Además...

Mi padre no vino con el.

¿Estará bien?

Si el apareció en este lugar debe ser porque algo ocurrió, mi padre podría estar en peligro...

Suspiro, ¿Lo despierto?

Veo a Muerte aparecer en la habitación.

Mejor se lo dejo a este bruto.

Mis párpados se cierran hasta que oigo algo caer, mis ojos miran el cuerpo de Creación, quién está molesto con Muerte.

Que peor manera de despertar.

-Habla.

-¿Eres Muerte?

-¿Hay alguien más poderoso que yo con olor a Muerte?

El pelinegro se traga sus palabras.

Bueno, si yo fuera tan poderoso como el, si actuaría desvergonzadamente.

-¿Mi padre está bien?

El me mira sorprendido.

-¿Tu eres su hijo?

-Por favor responda.

-El está bien, un Dragón apareció a su rescate.

Que alivio...

No, ¿Mi padre Dragón?

Me río, creo que eso es peor a que dejarlo morir por un Demonio.

-Dijiste que un Demonio creó a esos quiltros, ¿El tiene tu alma encarcelada?

-Me equivoqué en aliarme con él.

-¿Quién es ese tipo?

-No puedo decirlo, mi existencia corre peligro.

-Tu existencia corre peligro conmigo.

Creación guarda silencio.

Muerte retira su espada de la vaina.

¿Lo va a matar? Pero, ¿No que el daño se devolvería? ¿O solo les pasa a los demás?

-Muerte, las reglas que puso Dios...

-Las hizo para joderme.

-Saldras lastimado.

El me sonríe.

-No tienes ni la más mínima idea de cuántas veces me apuñale con esta espada para desaparecer mi alma.

¿Hizo algo tan loco?

Creación crea un campo de fuerza.

-¿Por qué no puedo salir de esta habitación?-se pregunta.

Muerte es la razón de que no puedas huir.

Lex se acerca a mí y tapa sus ojos con sus alas.

Quizás yo debería hacer lo mismo.

-No dolerá tanto.

Acto siguiente, un corazón es apuñalado por una espada.

Menos mal que las luces están apagadas.

Miro la sangre correr y me lamento.

Soy el príncipe de un libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora