Capitulo XVIII

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Lo sabía, el aún tiene ganas de matarme.

-Inventaste rumores de mi.

-Crei que ya te habías dado cuenta. 

-Aarón los sirvientes me temen, no soy un tirano.

-Es mejor asi-susurra.

Resoplo y le quitó la botella.

Es igual de bebedor que su padre, ¿Cuántas botellas lleva?

-Soy tolerante-dice.

-No tienes que preocuparte por el trono, no me interesa. ¿De que sirve tener poder si vivirás toda tu vida atado a un palacio con papeleo interminable? Además ya tengo todo lo que quiero.

Tengo un título de duque, que tiene su propia mansión, sirvientes, tierras y toda la riqueza que podría desear.

Viviría una vida rica de flojera.

Con que el Destino de este mundo no me descubra viviré mejor que un Rey.

Siento que el vino de mi mano desaparece y gotas que caen por mi cabello.

Aarón vertió el vino en mí.

¿Qué le pasa?

-Tu...-lo miro y sus ojos están rojos, literalmente como los de Valak.

-Tienes hasta el amor de mis padres, ¿Qué más podría desear una sucia rata como tú?

El deja caer la botella de vidrio al piso.

Me agachó a recoger los vidrios, este loco, no sabe que pueden pasar personas y manchar su imagen, ¿Y que hay de los sirvientes que recogen estos vidrios? Podrían cortarse.

Autch, otra vez mi boca.

Aarón me jala del brazo y me lleva adentro.

Aguarda, ¿Y si pasa un animal y se lastima con esos vidrios?

Me suelto con brusquedad antes de llegar adentro.

-¡¿Qué mierda te pasa?! ¿Ya estás lo bastante ebrio?

-Tu mano...-dice.

-¿Que importa mi mano? solo es un corte.

Un poco profundo pero no es algo que me lastime hasta desangrarme.

-Lucas-intenta acercarse pero retrocedo.

Mejor regreso a la habitación, fue una perdida de tiempo venir a este lugar.

Realmente estoy molesto, tendré que bañarme y vestirme otra vez.

Un hombre joven de cabellos rojos se interpone entre Aarón y yo. Veo a Valak acercarse y verme la mano.

Diablos, todo se fue al carajo.

Los sirvientes prestan atención a lo que sucede y eso me molesta más.

Malditos chismosos, estuvieron todo el tiempo a nuestro lado y ni siquiera hacen algo.

-Te llevaré con el médico.

-No quiero, estoy bien, solo, déjenme en paz.

Me doy la vuelta y camino hacia mi habitación. Al llegar me encierro y voy al baño, me mojo la mano con agua y la sangre no para.

Maldición, duele.

Me seco las lágrimas que cayeron por el dolor y sigo maldiciendo.

-Tal vez si tuve que ir al doctor.

Corto la manga de la camisa con fuerza y me vendo la mano izquierda.

Voy hacia la cama y me recuesto de espaldas por un momento.

No tuve que haber ido.

Hice enojar a mi padre y Aarón, que combo más perfecto.

Pero no es mi culpa que el mestizo se enojara.

Golpean mi puerta y me levanto a abrir.

Una cabellera roja y unos ojos marrones me miran con preocupación.

-Segundo principe, me presento, soy el Duque De Roxchell.

El mira mi mano y yo la oculto.

El me ofrece su mano y me pregunta con respeto.

-¿Puedo?

Le doy mi mano.

-Creí que el Duque era un viejo que pasaba los 70 años.

El se ríe mientras toma mi mano.

-Ese es mi abuelo. Me sucedió el Ducado y vine a qué el emperador hiciera el proceso. Por lo que hoy, soy oficialmente un Duque.

-Oh, que interesante.

El viejo no quiso darle ni siquiera a sus hijos el Ducado y se lo dió a su nieto ilegítimo.

¿Quien dice que leer libros es una perdida de tiempo?

Veamos, esa cabellera y ojos, son del único nieto ilegítimo que tuvo el viejo. Su padre, que estaba casado se enamoró de una campesina, y al morir ella, se llevó al niño al Ducado. Fue rechazado por toda la familia menos por el viejo que vio algo en el.

Jamás creí que le darían el Ducado.

Las historias de los nobles son las mejores.

-¿Que le está haciendo a mi mano?

-Un truco de magia-dice.

Sonrió al ver mi mano completamente curada.

-El corte era profundo, tuvo que hacerle caso a su padre.

-Con un par de vendas era suficiente.

Le resto importancia.

Cuando me golpeaban en mi niñez, me escondía y usaba lo que tenía a mano para detener el sangrado.

-¿Estuvo llorando?

¿Llorar?

-Ah, eso...-me limpio los ojos.

-Entiendo, yo también discutía con mis hermanos.

¿Cree que estoy llorando por Aarón? ¿Qué tipo de loco bastardo lloraría por el?

Recuerdo que mi anterior yo si lo hizo en el libro.

Si no me acuerdo, no pasó.

-Segundo principe, vine a usted por qué cuando se soltó de Aarón, cayó un silbato. Imagino que es suyo.

El silbato que me dió Muerte.

Lo recibo y le doy las gracias, el se despide y me besa la mano.

-Esta...

El me sonríe con sus perfectos dientes y se va.

Cierro la puerta y miro mi mano sin ni siquiera tener una cicatriz.

Me vuelvo a recostar y me río de lo que acabo de presenciar.

El pelirrojo me estaba coqueteando.

Pero no me río de eso.

Observó la puerta y me preguntó si se fue o estará esperando fuera.

-Si quieres pedirme disculpas vuelve mañana, no me gustan los borrachos.

Aarón vió todo y lucía realmente molesto.

Debe ser porque conocí al único gran Duque.

Escucho su voz, suena más calmado.

Pero sus palabras son todo lo contrario.

-Lavate esa mano con decinfectante para perros.

Soy el príncipe de un libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora