El hombre de cabellos blancos me mira con una ceja levantada.
-¿Y este quién es?-pregunta.
Le echo un vistazo a Destino y el ignora mi mirada.
No puedo creerlo, ni siquiera le dijo a su propio hermano.
-Supongo que es hora que te vayas-el chispea los dedos y la realidad vuelve a mí.
Veo a un par de padres e hijo preocupados.
Suspiro.
Echemosle la culpa al señor de los demonios.
...
Destino.
-¿Y bien?
Vuelve a preguntar mi hermano mayor. Se nota lo enfurecido que está por levantarlo de madrugada.
Dejo al chico en el sillón, tapado con una frazada.
-Vamos a la casa de Muerte.
-¿Vas a arrastrarlo también? ¿No crees que ha tenido suficiente con sus propios problemas?
Problemas. Todos los hemos tenido, pero entre los tres, Muerte ha sido quien más a sufrido.
-El sabía de esto.
-¿Entonces era el único que estaba fuera?
-¡Vamos Vilius! tienes una familia, una vida completamente echa, ¿Para que involucrarte en esto?
-Pues lo hiciste, justo ahora-dice apuntando su dedo al piso.
-Lo siento, debes estar molesto porque tú hermano menor te llama para pedirte ayuda, ¿No? podría incluso desaparecer de la existencia y solo veo tu actitud poco cooperativa.
-¿Qué te pasa últimamente? Noto que estás más sensible e irritable.
Me seco las lágrimas que están por caer de mis ojos y confieso lo que he estado guardando.
-Mis padres humanos, consiguieron otro hijo para reemplazarme.
-Oh...Keiv...-Vilius se acerca y me abraza.
-Dijieron que era único. Incluso dejaron de buscarme. ¿Cómo pudieron...?
-¿Qué esperabas de esa raza?
Lloro en el pecho de mi hermano mayor hasta calmarme. Me lavo y me seco la cara.
Genial, mis ojos están hinchados.
-Vamos a casa de Muerte, un mapache se colo en su casa.
-¿Mapache?-pregunta el mientras ve al mestizo-¿Quien es este chico?
-Te lo explicaré más tarde. Vamos, deja de mirarlo.
Al llegar a casa de Muerte el abre la puerta enfurecido.
-La ardilla no para de chillar, despertará a mis niños.
¿Ahora es ardilla?
-¿Tus niños? Que lindo como los llamas-se burla Vilius.
El pasa primero mientras yo lo sigo, pero Muerte me detiene jalando mi brazo.
-Tus ojos-frunce el seño-¿Te hizo llorar ese bastardo?
Apunta la espalda de Vilius. Niego con la cabeza y le prometo que le explicaré más tarde.
No creí que me afectaría tanto.
Entramos al comedor y veo a Lucifer sentado en el sillón tomando café.
Maldición, tendré que explicar todo.
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Soy el príncipe de un libro
De TodoMi vida entera fue una total mierda,jamás tuve nada,ni siquiera el amor de mis padres. Y cuando pensé que no podía ser más desdichado, me muero. Hasta ahí, ya nada me importaba. Y aquí se viene el problema, a un imbécil se le ocurre llevarme a mi vi...