Capitulo XXI

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El hombre de cabellos blancos me mira con una ceja levantada.

-¿Y este quién es?-pregunta.

Le echo un vistazo a Destino y el ignora mi mirada.

No puedo creerlo, ni siquiera le dijo a su propio hermano.

-Supongo que es hora que te vayas-el chispea los dedos y la realidad vuelve a mí.

Veo a un par de padres e hijo preocupados.

Suspiro.

Echemosle la culpa al señor de los demonios.

...

Destino.

-¿Y bien?

Vuelve a preguntar mi hermano mayor. Se nota lo enfurecido que está por levantarlo de madrugada.

Dejo al chico en el sillón, tapado con una frazada.

-Vamos a la casa de Muerte.

-¿Vas a arrastrarlo también? ¿No crees que ha tenido suficiente con sus propios problemas?

Problemas. Todos los hemos tenido, pero entre los tres, Muerte ha sido quien más a sufrido.

-El sabía de esto.

-¿Entonces era el único que estaba fuera?

-¡Vamos Vilius! tienes una familia, una vida completamente echa, ¿Para que involucrarte en esto?

-Pues lo hiciste, justo ahora-dice apuntando su dedo al piso.

-Lo siento, debes estar molesto porque tú hermano menor te llama para pedirte ayuda, ¿No? podría incluso desaparecer de la existencia y solo veo tu actitud poco cooperativa.

-¿Qué te pasa últimamente? Noto que estás más sensible e irritable.

Me seco las lágrimas que están por caer de mis ojos y confieso lo que he estado guardando.

-Mis padres humanos, consiguieron otro hijo para reemplazarme.

-Oh...Keiv...-Vilius se acerca y me abraza.

-Dijieron que era único. Incluso dejaron de buscarme. ¿Cómo pudieron...?

-¿Qué esperabas de esa raza?

Lloro en el pecho de mi hermano mayor hasta calmarme. Me lavo y me seco la cara.

Genial, mis ojos están hinchados.

-Vamos a casa de Muerte, un mapache se colo en su casa.

-¿Mapache?-pregunta el mientras ve al mestizo-¿Quien es este chico?

-Te lo explicaré más tarde. Vamos, deja de mirarlo.

Al llegar a casa de Muerte el abre la puerta enfurecido.

-La ardilla no para de chillar, despertará a mis niños.

¿Ahora es ardilla?

-¿Tus niños? Que lindo como los llamas-se burla Vilius.

El pasa primero mientras yo lo sigo, pero Muerte me detiene jalando mi brazo.

-Tus ojos-frunce el seño-¿Te hizo llorar ese bastardo?

Apunta la espalda de Vilius. Niego con la cabeza y le prometo que le explicaré más tarde.

No creí que me afectaría tanto.

Entramos al comedor y veo a Lucifer sentado en el sillón tomando café.

Maldición, tendré que explicar todo.

Soy el príncipe de un libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora