Al final fui transportado por Destino, no me dejó preguntar.
Fui echado enseguida a mi mundo original.
-¿Un mes después de la coronación?-
suspiro-me asusta volver a morir.El ser atropellado fue doloroso.
Aún prefiero el balazo.
Pero es algo imposible en este mundo, quizás muera apuñalado.
Ay que dolor.
-¿Qué pasa un mes después de mi coronación?
Ah, estabas allí.
Momento, ¿Cuando llegó?
No lo sentí.
-¿Desde cuándo...?
-Llegue recién, al escucharte mencionar la coronación. ¿Que pasa con eso?
-Bueno, después de un mes, me iré del palacio.
Eso no es mentira, tendré un título, tengo que irme y usar la mansión. También explorar las tierras que me den para sacarle provecho.
¿Realmente no tendré tiempo de hacer algo como eso?
¿Cuánto me demorare?
Puedo volver por mi título, ¿No?
Los ojos de Aarón me observan con frialdad.
-¿Te irás?
-Ya no seré un príncipe. Seré un Duque Aarón. Tengo responsabilidades de las cuáles hacerme cargo.
-¿Abandonaras a tu hermano mayor?
¿Por qué luce molesto?
El se acerca esperando mi respuesta, yo evito su mirada. ¿Qué le pasa?
Su distancia con la mía es relativamente cerca.
Retrocedo, Aarón se ve diferente.
El sigue acercándose.
Yo caigo en la cama sentado y me obligo a mirar sus ojos.
El iris rojo me hace pensar en lo peligroso que se ve.
-Aarón...
Se detiene y no deja de mirarme.
-No puedes irte.
-¿Que?
-No puedes abandonarme.
Mi corazón palpita con rapidez.
Me está dando miedo.
El no suele ser así.
¿Cree que podría derrocarlo?
Digo, en el libro dice que hice eso.
Pero, el no leyó el libro...¿Cierto?
-¿Leíste el libro?
-¿Por qué preguntas?
-Curiosidad.
El no me responde y el temor me invade.
Fui idiota, era como obvio que el lo leería. ¿Quién no lo haría mientras el otro está ausente?
Tu, pedazo de...
¿Debería golpearme la cabeza?
Quizás podría ser más inteligente.
Vuelvo a repetir su nombre con la esperanza de que no lo haya echo.
-Aarón...
-No lo leí.
No le creo.
-¿Me estás mintiendo?
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Soy el príncipe de un libro
De TodoMi vida entera fue una total mierda,jamás tuve nada,ni siquiera el amor de mis padres. Y cuando pensé que no podía ser más desdichado, me muero. Hasta ahí, ya nada me importaba. Y aquí se viene el problema, a un imbécil se le ocurre llevarme a mi vi...