Me había quedado claro que Saeran no pensaba ayudarme y, si era así, estaba sola. Comprobé que realmente no pudiese salir de la habitación y, efectivamente, en el momento en que se me ocurría abrirla, sus dos guardias más fuertes me perforaban con la vista dejando claro que no iban a permitirlo.
Me tiré en la cama observando el techo de cristal por horas. Observando cómo los cielos pasaban de azul a naranja y de naranja a rojo hasta que vi algo muy extraño que pensé que era pura autosugestión. Me dio la impresión de que se podían ver las líneas de profundidad del... decorado. Entrecerrando ligeramente los ojos, incluso creo que pude ver los códigos que definían el sol dentro del juego.
Saeran había dicho que el mundo se iría rompiendo y ya había visto pruebas de eso, así que ni siquiera estaba sorprendida ya, pero era... desconcertante hasta cierto punto. Después de unas horas decidí simplemente dormir, sin nada más que hacer y sin poder realmente iniciar sesión en la RFA sin que Jumin lo supiese y me quitase el teléfono de nuevo.
Una mezcla del canto de los pájaros, los primeros rayos de la aurora y... maullidos, me despertó. Al principio sólo abrí los ojos y reconocí la habitación en la que estaba, y cómo había llegado allí vino después a mi memoria. Suspiré levantándome despacio y frunciendo el ceño ligeramente mientras trataba de sacarle sentido a las voces que se oían afuera.
― ¿...Dónde está, Jumin? Tienes que dejarla volver al apartamento ―oí una voz que vagamente me sonaba.
― Esperaba que me saludases antes de preguntar por ella ―contestó Jumin.
― Bueno, te saludé en el...
―¡V! ―no perdí más tiempo y golpeé la puerta de la habitación y grité su nombre con todas las fuerzas que tenía― ¡V, sácame de aquí!
― ¿Esa es...?
No pude oír bien lo que dijo, pero oí pasos acercándose a la puerta y decidí insistir.
― Jumin me ha encerrado aquí ―dije tan calmada como mi frustración me permitía.
― Sácala de ahí... Tiene que volver al apartamento. Vine precisamente a comprobar por qué no se sabía nada de ella en la RFA y por qué no había vuelto ya... y ahora sé por qué. Luciel comentó cómo de posesivo te pusiste en el chat ―seguí escuchando la conversación agradeciendo a ese pelirrojo haber avisado.
― Lo único que intento es que permanezca aquí hasta que pueda estar realmente segura.
― Sí, ¡en contra de mi voluntad! ―golpeé la puerta añadiendo mi parte a la conversación.
― No estás ayudándola, Jumin. La estás obligando, ¿no la oyes? La tienes enjaulada con guardias vigilando su puerta.
― Necesitaba asegurarme de que estuviera a salvo y es muy escurridiza. Mientras el hacker siga libre, este es su único lugar seguro ―gruñí al oírle decir eso.
― ¡Sé cuidarme sola!
― Luciel lo tiene bajo control. Puedes dejarla marchar, no va a pasarle nada.
― No puedo creerte.
― ¿Puedes dejarla salir al menos? Aquí, con nosotros ―asentí desde detrás de la puerta y tras unos segundos, esta se abrió.
Al instante corrí a alejarme de la habitación tanto como pude y básicamente esconderme detrás de V que, como esperaba, es tremendamente alto. Nunca pensé que me alegraría tanto de verle precisamente a él. Llevaba esas gafas oscuras suyas para que nadie sospechase que está perdiendo la vista por culpa de cierta rubia.
― Gracias, V ―suspiré aliviada.
― De nada, Jun ―me sonrió―. Como tu amigo me preocupas, Jumin... Esta actitud obsesiva tuya es... No puedo permitir que sigas así.
― No tengo ninguna actitud obsesiva. Tal vez he sido algo necio, pero siempre he sido considerado con ella.
― ¡¿Considerado?! ―di un paso hacia él― ¿Qué es considerado, Jumin? ¿Encerrarme en una habitación, quitarme el teléfono o prohibirme salir? ¡Dime! ―estallé.
― Jun... ―gruñí al intento de V de que parase.
― Ninguno de los dos lo cree así, ¿no lo ves? Quería hacer esto de otra forma, pero si no la dejas ir voy a tener que llamar a la policía.
― Como queráis... pero si le pasa algo, no me quedaré de brazos cruzados.
― No va a pasarme nada ―contesté dándome la vuelta y acercándome a la puerta.
― Jun... ―al oír a Jumin de nuevo, suspiré y me giré perforándole con la vista― Por favor, llévate el vestido que te regalé y úsalo en la fiesta. Estaré muy agradecido si lo haces.
La fiesta... se suponía que la fiesta no iba a ocurrir, así que ¿qué importaba? Tomé el vestido y asentí sin mediar palabra.
― Me... disculpo si te he ofendido de alguna forma. No quería creer que quisieras dejarme ―miré para otro lado sintiéndome culpable por todo aquello.
― Bueno, ahora ya te has dado cuenta ―sentí la mano de V sobre mi hombro y miré hacia arriba―. ¿Nos vamos? ―asentí.
Mantuve mis diálogos con él al mínimo mientras miraba el teléfono una y otra vez. Saeran no decía nada y estaba completamente segura de que estaba observando todo el rato. Además temía trastocar las cosas aún más en el mundo si comenzaba a salirme del diálogo con V, aunque supongo que eso ayudaría a Saeran.
― Bueno, ya estamos aquí ―la voz suave y calmada de V me hizo mirar hacia él después del cuarto de hora en taxi y luego miré por la ventana. Estaba de vuelta en el apartamento.
― Gracias... ―dije forzando una sonrisa y abriendo la puerta del coche.
― Jun... ―miré de nuevo hacia él y su expresión había cambiado ligeramente.
― ¿Jihyun...? ―usé su nombre real al ver que estaba literalmente quieto observándome tras esas gafas.
― ¿Sabes lo que estás haciendo...? El daño que causas... ¿no...? ―no contesté.
V bajó la mirada hacia el suelo del coche y se quitó las gafas. Como era de esperar, en esta línea temporal su visión estaba profundamente dañada y el color menta natural de sus ojos estaba difuminado y tirando a blanco. Tragué saliva. Al fin y al cabo... todo esto no ocurría... ¿no? Todo esto era completamente nuevo.
― No podemos hablar de esto muy alto. Él está escuchando, ¿verdad... Kat?
Sentí que el corazón se me paraba al oír ese nombre y cerré la puerta del taxi de golpe, incorporándome hacia él.
― ¡¿Sabes quién soy?! ¿Sabes qué está pasando? Por favor... dime que sabes lo que es Mystic...
― Calla... ―me interrumpió― Sí, lo sé todo, pero no me queda mucho tiempo de eso ―fruncí el ceño sin entender de qué hablaba― Tienes que seguir hasta el final. Te prometo que todo se arreglará. Sólo... sigue.
― ¿Que siga...? Si sigo adelante... Jumin, Seven, Jaehee, tú... ―agaché la mirada con ese sentimiento de culpa que llevaba cargando desde el primer momento y trataba de ignorar― Si sigo por este camino de finales malos no quedará nadie en pie...
― Quedarás tú ―levantó la vista y sentí un escalofrío conteniendo las ganas de llorar―. Va a llegar el momento en que puedas... ―se calló de repente.
― ¡¿En que pueda qué?! ―insistí nerviosa.
― ...Que p-puedas... puedas...
― ¡¿V?! ―le zarandeé como quien trata de arreglar la señal débil de la antena de televisión.
― ...Puedas sal... var... K...
De repente se quedó como... apagado... Se puso las gafas sin decir nada y me volvió a mirar exactamente igual que antes de tener esa conversación.
― Bueno, ya estamos aquí ―repitió con el mismo tono de antes, lo cual, puedo asegurar, dio miedo.
― ¿V...? ―dije frunciendo el ceño asustada.
― No te preocupes por el hacker, Jun. Luciel se ha encargado de ello ―sonrió.
― Gracias... ―dije sin ganas apeándome del taxi.
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La teoría del caos: Mystic Messenger
Фанфик"A la 1:03 de la mañana sonó la alarma del teléfono. Creo que era un chat con Zen y Jaehee lo que me esperaba. Adormilada como estaba, tomé el teléfono y entré en el juego. Nada. Absolutamente nada. El sexto día no había comenzado aún, ¿cómo era pos...