La teoría del caos: Mystic Messenger

CAPÍTULO 4: Rastro borrado

― ¿Kat? ¿Sigues ahí?

― Z-Zen... ―ni siquiera sabía qué decir.

― Esto te sonará extraño, pero... siento que ese es tu nombre y no MC...

Una serie de interferencias hicieron que dejase de oír a Zen y el teléfono me sacó de la aplicación. Lo miré desconcertada. Busqué la aplicación para volver a entrar, pero simplemente había desaparecido. No estaba instalada, pero tampoco en la Play Store. Comencé a asustarme. Busqué en internet todo lo que tuviera relación con el juego, pero no podía encontrar nada. Era como si hubiese desaparecido para siempre. Primero "707", luego "Zen", "Yoosung", "Jumin", "Saeran"... busqué todo cuanto se me ocurrió relacionado con el juego y, aun así, no había señales de ello. Todo rastro había sido borrado.

Me pasé el resto del día comprobándolo una y otra vez, pero nada. Nadie hablaba de Mystic Messenger, nadie conocía Mystic Messenger. Llegué a colarme en un blog para preguntar. Finalmente, hacia la hora de comer, la pantalla del ordenador se puso en negro y comenzaron a aparecer en ella extraños caracteres. Parecía algún tipo de código. Toqué tantas teclas como pude en mi teclado, pero no hacía nada.

🅴🆂🆃🅾 🅽🅾 🅿🆄🅴🅳🅴 🆂🅴🅶🆄🅸🆁 🅰🆂🅸. 🆅🅾🆈 🅰 🅸🆁 🅲🅾🅽 🆈🅾🅾🆂🆄🅽🅶 🆈 🆉🅴🅽 🅴🆂🆃🅰 🆅🅴🆉. 🅴🆂🅿🅴🆁🅰🅼🅴 🅳🅾🅽🅳🅴 🆃🅴 🅻🅻🅴🆅🅴 🅰🆈🅴🆁 🅰 🅻🅰🆂 12 🅳🅴 🅻🅰 🅽🅾🅲🅷🅴.

Parecía una maldita nota de secuestro. En cualquier caso, el mensaje estaba claro. Al contrario que cualquier persona razonable, el hecho de que Saeyoung aún pudiese hackear mis dispositivos, me tranquilizaba. Eso significaba que aún tenía contacto con él. Dejé pasar las horas hasta que llegó el momento y salí afuera. Por suerte, hacía menos frío que la noche anterior.

Allí estaban los tres apoyados contra la pared, y Zen fumando. No pude evitarlo. Me acerqué a él y le pegué un manotazo al cigarrillo y me miró desconcertado.

― ¡¿Qué haces?! ―se le notaba enfadado.

― Fumar no te hace bien, oppa. No lo hagas ―miré hacia Seven.

― ¿O-Oppa...? ―tal vez no tendría que haberle llamado así, pero era la costumbre.

― ¿Qué está pasando? ―pregunté.

― No lo tengo muy claro ―dijo Seven―, pero parece ser que Zen ha recordado y ha colapsado el juego... ―los tres miramos hacia él.

―Yo... Sólo sé que de repente me vino tu nombre a la cabeza...

― Pues para mí ha desaparecido el juego. No hay mención de él ni siquiera en Internet ―me senté en el mismo sitio que el día anterior.

― Lo sé, he mirado tu historial y no hay datos de ello.

― Que has hecho ¿qué...? ―Seven se puso pálido de repente.

― No, no me malinterpretes... E-Era para... encontrarte y...

― Es verdad ―le interrumpí―, ¿qué pasó para que me descubrierais?

― Eso te lo puede contestar Seven ―sonrió Yoosung.

― Quise investigart... ―se detuvo― Bueno, a MC, para comprobar que no había peligro, pero fui descubriendo que tenía una segunda identidad e, investigando más y más, acabé encontrándote a ti. Podría contarte el proceso que seguí para alcanzar tu mundo, pero ni yo lo tengo claro aún ―negué con la cabeza―. Lo importante es saber qué está pasando y qué hacer al respecto.

Cuando estábamos distraídos pensando en las diversas soluciones que podíamos intentar, el teléfono de Yoosung comenzó a sonar y lo cogió apartándose un poco de nosotros. Me pareció extraño que su teléfono, que debería ser tan 2D como él, funcionase, pero no le di importancia hasta que pronunció las siguientes palabras:

― Es MC.