«No es una sugerencia». Aquello parecía tan típico de Saeran que ni siquiera me sorprendí. Automáticamente puse las coordenadas en una aplicación de mapas y me situó sobre una especie de estanque junto a un edificio emblemático de Seúl. No aparecía nada similar en el juego. Siempre pensé que no habría más que un par de calles y que lo demás eran paredes aquí dentro, pero esto demostraba que el mundo era mucho más grande que eso.
Me encantaría saber si esas coordenadas, ese sitio, estaba cerca de donde estábamos o no, pero la señal del GPS no llegaba, seguramente porque era un maldito bunker. La única opción era... Miré hacia el pasillo y salí disparada en cuanto vi a Vanderwood.
― ¡Espera! ―le grité.
Él se dio la vuelta frunciendo el ceño mientras se ponía una goma del pelo. Al verme, suspiró y se apoyó sobre la escoba que tenía en la mano.
― ¿Qué quieres? ―suspiró.
― ¿Dónde... estamos exactamente? ―al ver que su expresión volvía a ser como cuando le dije que no recordaba nada, negué con la cabeza― No, no. Me refiero a la calle en la que estamos ―arqueó una ceja.
― ¿Por qué?
Por qué. Buena pregunta... «Porque me tengo que reunir con alguien peligroso en mitad de la noche que ha amenazado con matarme». Sí. No era la mejor respuesta.
― Porque... ―tragué saliva mientras pensaba― Porque necesito comprar cosas ―sonreí.
― ¿El qué? Iré yo ―contestó.
― Am... Es que... Son cosas de... ya sabes... chicas... ―fingí vergüenza al soltar mi mentira.
― Oh... Oh, dios... Em... Vale... ―estaba incómodo, menos mal― Eh... Sí... Al final de la calle está la zona comercial. Puedes mirar ahí.
No tardé un minuto más en tomarle la palabra y salir por la puerta. Recorrí un pasillo amplio y vacío con cámaras cada ciertos metros. No pensé que fuese así como era su casa: un edificio sólo para él, pero entonces, el garaje con sus 300 coches ahora tenía más sentido. La puerta que daba al exterior era de acero y supongo que estaría cerrada la mayor parte del tiempo, pero Vanderwood la había desactivado con una aplicación que Seven le había instalado en el teléfono.
Cuando salí a la calle, me encontré con el ruido de motores y claxon de la ciudad, y dándome la vuelta podía ver que el edificio parecía completamente normal desde fuera. Era ciertamente... feo... y no destacaba en absoluto. Supongo que era a propósito. Tenía cinco pisos que nadie diría que son pura fachada, vacíos por dentro. ¿Cómo podría pagar algo así...? En cualquier caso, no era momento para eso.
Miré alrededor buscando el nombre de alguna calle. Obviamente tendría que pasarme por la tienda también para no levantar sospechas, pero lo principal era localizar dónde estaba y a cuánto estaba el sitio en que Saeran quería que nos viésemos.
Siguiendo las indicaciones de Vanderwood llegué a una zona mucho más transitada e iluminada que en la que Seven vivía. Efectivamente, había muchas tiendas en las que pude comprar las cuatro tonterías que me servirían para que no se desvelase mi coartada. El problema era...
Saqué el teléfono y metí las coordenadas de nuevo. Agradecía que el sitio al que quería que fuese no estaba lejos, sólo a un par de calles. ¿Eso significaba que tenía localizado a Seven? ¿O lo tenía localizado por mi culpa...? Sacudí la cabeza. No podía entretenerme demasiado.
Como esperaba, cuando volví Vanderwood me miró ligeramente y apartó la mirada. Perfectamente podría haber comprado algo más útil que... toallitas húmedas, compresas y un par de tampones... pero bueno. Mejor asegurarse.
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La teoría del caos: Mystic Messenger
Fiksi Penggemar"A la 1:03 de la mañana sonó la alarma del teléfono. Creo que era un chat con Zen y Jaehee lo que me esperaba. Adormilada como estaba, tomé el teléfono y entré en el juego. Nada. Absolutamente nada. El sexto día no había comenzado aún, ¿cómo era pos...