Capítulo doce

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VIEJOS HÁBITOS–

Aitana

—Como puede ser tan guapo y tan pendejo al mismo tiempo, ¿eh?

—¡Allegra! —reclamo a mi amiga con un ceño fruncido.

—Creo que Ale tiene razón —añade Gaia—. Tía, que todo está muy claro ahí, ¿cómo es que no puede verlo?

—Por supuesto. —Desvío mi mirada hacia Allegra cuando habla una vez más—. La tía sabe perfectísimo que lo tiene, de alguna forma, comiendo de su mano, ya que quizás no de la forma como ella quisiera pero la quiere, así que se aprovecha de ese hecho para manipularlo, y esta noche ha quedado muy claro como se deja.  ¡Y en el día de tu cumpleaños!

—Claro, la muy zorra lo hizo con toda la sucia intención de arruinarte el cumpleaños, sino, ¿por qué no encontró otro día para embriagarse y por qué lo llamó a él, en lugar de a alguna de sus amiguitas o a su mami o su papi? ¿Uh? Está más claro que el agua, lo hizo aposta—Allegra asiente ante las palabras a Gaia.

Letizia ha desaparecido desde hace un largo rato, y ahora que lo pienso… Miro en una dirección en específico, dónde encuentro a mi novio en una charla con Nano, Genaro está coqueteando con una de las invitadas de la fiesta; lo habitual en él ya que el chico es todo un zorrón, uno con suerte ya que excepto Mariana, la mayoría caen basta fácil en sus encantos porque los tiene,  pero al que no veo es a cierto chico de ojos verdes, Paulu. ¿Podría ser que estuvieran juntos por ahí? Quizás, aunque sé que eso no le hace bien a ninguno de los dos, si por diferencias de sus padres están casi que obligados a no dirigirse la palabra… Por otro lado, no niego que sé que tanto Allegra como Gaia han tenido toda la razón. Desde que Alessio me  confió la razón por la cual llegó más de tres horas tarde a mi fiesta de cumpleaños, admito que pensé exactamente lo mismo que ellas, Ginevra lo hizo a propósito. Esa arpía tóxica actuó con toda la malicia y maldad de la cual es poseedora.

No se lo merece. Es tan venenosa, ha hecho cosas en su contra y sus celos siquiera son una justificación, Alessio lo sabe, excepto que fue ella la primera en decirme que aquella noche me mintió con lo del concierto, pero aun así, no es capaz de dejarla sola si lo necesita, aunque quede claro que lo hizo con muy mala intención, y ha estado mal porque prácticamente lo ha estado tratando como un perro sarnoso cuando le confesó sus sentimientos y no fue correspondida. Es un mejor amigo que esa víbora manipuladora no se merece. Sin embargo, yo no lo llamaría pendejo. Nada de eso.  Puedo comprenderlo. Incluso si Ginevra es una arpía, tóxica, venenosa y manipuladora, intento entender que no es fácil para él solo ignorar a la chica que aun si no es algo sano, ha sido su mejor amiga de años y está claro que siente un gran cariño por ella del cual la araña no duda en aprovecharse.

No merece un tipo de amistad así, por lo que me apena que quiera tanto a una persona que no sea capaz de alegrarse por verlo feliz y que usa su cariño para manipularlo, pero de nuevo, puedo comprender que no pueda alejarse o dejarla sola si lo necesita…

—Os voy a dar toda la razón en que afirméis que Ginevra es una estúpida manipulara, y una arpía venenosa y tóxica. Estoy totalmente de acuerdo con vosotras que esto de hoy fue una treta para intentar arruinar mi cumpleaños, pero no os permito que lo llaméis pendejo.

—¿Ah, no? El tío se deja manipular, de un modo que cualquiera puede ver por la araña, y no podemos llamarlo pendejo? —sondea Allegra, con sus ojos entrecerrados.

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