Capítulo veinticuatro

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ANGUSTIA
 

Puesto que me niego bastante a creer que me dijo Ginevra ese día no es una más de sus intrigas para joder mi relación con Alessio, había elegido no enfrentarlo y, no preguntarle si me mintió realmente como ella aseguró, sin embargo, lo cierto es que no puedo, sin importar cuanto lo intente preguntarme, ¿y si realmente me mintió? Es una pregunta que no me ha abandonado durante la última semana.

Sí, he aguantado siete torturadores días mordiendo la pregunta en mis labios mientras la araña venenosa no ha hecho más que reírse en mi cara, como si fuera verdad que mi novio me mintió y en cada una de esas ocasiones he querido golpearla tan fuerte para borrar esa jodida sonrisa de su rostro, habiéndome contenido con mucho esfuerzo. Y si puedo ser honesta, ¿una parte de mí no se ha atrevido a preguntarle a Alessio si de verdad me mintió aquella noche porque sé que descubrir que lo hizo me romperá en mil pedazos? Sí, así que admito que no sucumbir a las provocaciones de Ginevra para que le pregunte y descubra lo que podría ser una verdad desgarradora para mi corazón, es en parte porque no quiero enfrentar esa realidad. También, ¿podría significar que espero que si Alessio me dijo mentiras decidiera decírmelo el mismo incluso si sé que dolerá de igual manera? Eso también podría ser cierto.

Me he despertado hace algunos minutos, y no me he molestado en salir de la cama, incluso si sé que podría llegar tarde a la escuela. Estoy cansada, se podría decir, ya que no dormí demasiado en casi toda la noche, del mismo modo que no lo he hecho bien en la última semana. Si Ginevra de verdad quería que me sintiera enloquecer de ansiedad ante algo que bien podría ser una intriga más suya como verdad, por el infierno, que la araña lo ha conseguido. 

«Solo pregúntaselo y sal de dudas, sin importar cualquiera que sea la respuesta, la necesitas para matar esa ansiedad» me susurra mi voz interior, y sé que tiene razón, pero de nuevo, parece que prefiero seguir con esa ansiedad que no me deja dormir, y disimulando que todo está bien cuando estamos juntos haciendo cosas, porque es preferible eso a enfrentarme a la realidad de que en verdad me mintió y me destroce.

Hace dos días atrás Alessio me dijo: «te tengo una sorpresa, principessa»

Y fue realmente una sorpresa, la más dulce y maravillosa sorpresa que pude haber esperado de él. Tengo una bailarina de ballet favorita, es la mejor para mí, la más talentosa, hermosa y mi gran inspiración.  Cuando sube al escenario llena el escenario de una forma que es imposible que nadie pueda apartar sus ojos de ella, al igual que yo un día tuvo un sueño de brillar y bailar por todo mundo, lográndolo con mucho esfuerzo, Melissa Risso. Jamás me pierdo ninguna de sus presentaciones cuando se presenta en Italia, siempre he estado ahí en cada función, en primera fila, admirándola y amándola con locura porque esa mujer es una diosa del ballet, nació para bailar.

La sorpresa de Alessio no fue haber conseguido boletas para que la viera una vez más brillar en el escenario, interpretando a Giselle, una de mis obras de ballet favoritas, aunque un poco desgarradora y triste, de traición, porque ya le había contado que era mi favorita, más bien, incluso cuando no es permitido que nadie esté allí excepto los bailarines y productores,  nos consiguió un pase directo para que pueda verla ensayar. Le pregunté cómo lo consiguió y me dijo que el padre de Paulu es productor y obtuvo el pase gracias él. Lo abracé y derramé algunas lágrimas por tan linda sorpresa.

Para cualquier otra persona eso podría ser algo insignificante, pero para mí era un sueño ver a la bailarina que más admiro en su ensayo previo antes de presentarse en el escenario, más que eso, también pude entrar en su camerino, saludarla y justo en ese momento estoy viendo en un mural de fotos que involucran momentos importantes que he vivido en mi habitación. Es una mujer de veintiocho años, que se convirtió en primera bailarina a la edad de dieciséis años, preciosa y de nuevo, una gran estrella nada creída ya que fue amable, me sonrió con dulzura y me dio la fotografía de buena gana cuando se la pedí para tener ese momento como un hermoso recuerdo.

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