-FURIA-
—Odio las clases de educación física, ¿a quién se le ocurrió que era importante poner una materia que es una tortura total en el programa de clases? —se queja Letizia, mientras cae a nuestro lado en sitio en el cual descansamos después de mucho correr, para empezar, en la clase de deporte, jadeando.
—Tú odias el ejercicio en general, Leti —dice, Gaia, soltando un bufido.
—¡Porque es una tortura y no comprendo por qué algunos les gusta tanto!
—Porque a algunos nos gusta mantenernos en forma, para empezar y conservar la buena salud haciendo ejercicio —contesta, Gaia, Allegra y yo estamos ahí, pero en silencio.
—Pues si es así que me pondré en forma y me mantendré en salud, paso de vivir esa tortura, es que, ¡yo paso por un gimnasio y ya estoy cansada!
Me habría reído en otro momento, pero en ese no porque no estoy en el mejor de mi vida.
—Oigan, ¿qué les parece si en la tarde, al salir de clases, nos vamos por ahí de compras a la plaza comercial? No hay nada mejor que una tarde de compras con tus mejores amigas para poner la mente lejos de aquellas cosas en las que no quieres pensar, gastando el dinero de nuestros papis en todo lo queramos, hasta en las peores tonterías —propone Allegra, pero el que dijera lo último y tuviera sus ojos en mí dejó claro que el plan de ir de compras, como en otras ocasiones, es para ayudarme a mí en especial, a no pensar en él.
—A mí me parece una idea genial —acepta Letizia, entusiasta.
—Pues yo no puedo —responde Gaia, apresurándose a aclarar porque no—, bueno, de poder podría ir, pero lo que no puedo es gastar como loca en el centro comercial, no cuando mi familia no está atravesando un buen momento financieramente hablando. Las empresas de mi padre están dando más pérdidas que utilidades mientras él está tratando de levantarla con mucho esfuerzo, y pues no ha pedido, a todos, no gastar más allá de lo necesario —explica.
—Yo tampoco puedo ir a gastar plata en el centro comercial—es mi turno de decir.
—¿Tu familia también está teniendo problemas de dinero, Aitana? —inquiere Letizia. Niego.
—No, claro que no, por fortuna no, pero es que tengo clases de ballet más tarde, y una prueba para una obra además, no puedo faltar.
—Oh —musita, Allegra, antes de que el profesor nos llame para seguir con las clases, ya que no había acabado y solo estábamos teniendo unos minutos de descanso.
—¡Rayos!, odio está tortura —se queja Letizia, fastidiada.
❊❊
El día de clases no pudo haber sido más horrible, así que había tenido toda la razón en la mañana en no haber querido asistir. Es que tanto como si lo quisiera como sino, me costó mucho olvidar el hecho que él estaba ahí, detrás de mí, y para agregar, los recuerdos de todo lo que vivimos que no hacían el favor de dejarme quieta, porque si bien yo deseo recordarlo como algo muy malo que me sucedió durante las últimas semanas, la verdad es que es todo lo contrario y ahí es donde radica el principal problema. No puedo simplemente ignorar que tuve mi primer casi noviazgo —nunca se definió bien lo que éramos en realidad—, con ese chico que estuvo gustándome con tanto tiempo y desde el instante, que lo recuerdo tan vivido como si hubiera sucedido ayer, que él me dio ese primer beso, no dejan de ser instantes bonitos. No puedo negar esa realidad.
En un momento, la profesora llamó a alumnos al azar para pasar al pizarrón a resolver unos ejercicios de matemáticas, y Alessio se puso de pie y no solo lo resolvió bien gracias a mis tutorías sino que se volvió después, me miró con esos ojos verdes por largo rato, yo les sostuve la mirada y me di cuenta de que estuve a punto de olvidarme de todo lo que descubrí después y suplicarle que al menos, volviera a besarme, a achucharme entre sus brazos y sonreírme del modo que lo hacía, y me sentí tan idiota otra vez. Me digo que tengo que ser fuerte, que incluso tengo que demostrarle que lo que me hizo no me destruyó, que por fuera estoy regía como me recomendó mi amiga aunque por dentro este desecha, pero es tan difícil cuando no puedo ignorar esos sentimientos que aún habitan dentro de mí por él, por mucho daño que me haya hecho saber las razones por las cuales se acercó a mí, aunque, supongo que no debo darme tan duro y me convenzo de que todo es muy reciente y lo que una persona te hace sentir, no hay modo de que desaparezca en dos segundos. Y hasta ahora, en realidad, es que me doy cuenta de que quizás lo que siento por él es más fuerte de lo que yo llegué a creer en un principio, en cambio, espero que desaparezca así mismo como llegó.
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La Melodía Que Nos Une ✓✓
Novela JuvenilLIBRO 7 DE LA SERIE «AMORES INEVITABLES» LIBRO I y LIBRO II •••• El sueño más grande de Aitana Forter, es llegar a ser una primera bailarina de ballet y poder bailar en los grandes escenarios del mundo, pero ese no es su mayor problema, aún. Su prob...