La Melodía Que Nos Une ✓✓

Dieciocho (PRIMERA PARTE)

–PROMESA–

Aitana

Mordisqueo una barra de avena, mientras intento recordarme que solo es una sesión de fotos, que no puedo armar una escena de celos porque mi novio solo está trabajando, y que yo acepté de muy buena gana estar ahí.

Alessio está haciendo una sesión de fotos de esas que tiene más encantada a las chicas sobre su nueva faceta como modelo, preguntándose si lo que ahí se percibe no es solo producto del talento de algun fotógrafo para crear mordo, aunque yo pudiera corroborar que no es así. Él usa unos sexis slip, con todo su hermoso y bien trabajado cuerpo brilloso, al tiempo que realizan la sesión en la playa.

Hace un poco de frio, pero ni a mi novio y muchísimo menos a la modelo, tambien semi-desnuda y brillante parece importarle demasiado, o tal vez solo están siendo muy profesionales. Al menos Alessio, porque lo que se dice de la chica, es lo que me hace darle una mordida y luego masticar con más rudeza de la necesaria cuando puedo percibir, y no tiene nada que ver con que este un poco celosa, como ella parece restregarse más a él, y tocarlo más de lo que debería ser permitido en cada maldita toma.

Para suerte mía, y mis ganas de matar a la modelito que resulta ser cubana, con un acento bastante notorio, el fotógrafo indica que la sesión ha terminado. Antes de bajar la cámara los felicita por un estupendo trabajo.

Y cuando termina la sesión se supone que la chica debería alejarse enseguida, y no continuar tan arrimada a mi novio que parecería que se quiere tatuar en su piel para jamás despegarse, sin embargo, la muy descararada, no lo hace, llevándolo incluso más lejos cuando a medida que me acerco, la escucho decir:

—Eres muy guapo —dice.

—Hmm, gracias —Alessio responde, no muy meloso, para su buena suerte.

—He sido modelo desde los tres años, así que llevo casi toda mi vida en esto, sin embargo, jamás había tenido la fortuna de fotografiarme con un chico tan hermoso como tú. ¿Qué me dices de una cita conmigo? —demanda, con un descaro desalmante y sonriéndole con la coquetería con la cual debe haber hecho caer a unos cientos de chicos, pues aunque sea una atrevida ya que que sabe que el chico que ha invitado a una cita tiene novia, es bella

La mato, pienso, entretanto continúo acercándome.

—Hmm, tengo novia —reponde mi novio, dando un paso atrás para alejarse de Celia.

—Si ese es el problema, dejala y vente conmigo. Puedo hacerte más feliz, seguro...

—Y si continuas insinuantele a mi novio, puedo darse una buena hortia, seguro —musito, con una sonrisa forzada mientras me contengo ante la descarada, rodeando a mi novio en slip por la cintura quien corresponde rodeándome de la misma manera.

Ella, de ojos de un café casi negros, me ve. Noto como me recorre desde abajo hacia arriba antes de dibujar una sonrisa. La mire por donde la mire, la chica descarada es perfecta, largas pestañas, larga y abundante cabellera castaña. De piernas muy largas y un cuerpo en el cual no parece ocultarse ni un poco de grasa, su piel morena sin ninguna imperfecion.

—No te pongas tan agresiva, linda, tambien podrías usar un poco de solidaridad femenina y compartirme a tu novio. No puedes ser dueña de tanta belleza tu sola. —Mira a Alessio y muerde sus labios entretanto sus ojos se detienen justo en su entrepierna.

—Pues te tengo una muy mala noticia, linda, mi novio es mío, no lo comparto con nadie, así que tira de aquí antes de que se me olvide que tengo cierta abercion a la violencia y te arruine tu cara perfecta con un par de puñetazos por ser una descarada.