Diecinueve

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–19–¿QUIEN GANÓ?

Alessio

Atrapo a mi pequeño hermano, que al verme llegar a casa de mi padre ese día, corre alegre a mi encuentro con sus bracitos abiertos.

—Hola pequeño hombrecito, ¿qué tal estás? —Amo ríe al tiempo que besuqueo sus delgados cachetes.

—Muy contento porque me gusta cuando estamos juntos —responde con su alegre vocecilla infantil. Le retiro de la frente un mechón de cabello que cubre parte de su frente y casi sus ojos.

—¿Lo estás?

—¡Sí!

Río, pese a que casi me deja sordo.

Mi padre aparece en ese momento, con una maleta de viaje.

—Hola, papá —saludo, cada vez me cuesta menos dirigirme a él de esa manera.

—Hola, hijo. —Se acerca a mí, y me besa el alto de la cabeza, uno que aunque todavia con las muchas terapias inspera un poco de rencor y rechazo, me obligo a aceptar—. Gracias por quedarte con Amo mientras estaré de viaje unos días.

Trago, dejando a mi pequeño hermano en el suelo. Observo la maleta, y despúes al hombre frente a mí.

Mi padre saldrá de viaje durante unos pocos días a Alemania. Me ha dicho que aunque otras veces lo hizo, esta vez no puede llevar a mi hermano con él, pues ha estado algo enfermito. Había contratado a una niñera, pero debió despedirla porque en lugar de cuidar a mi hermano no hacía más que descuidarlo, y quejarse de lo imperativo que puede llegar ser, además de maltratarlo. La encontró jaloneando sus bracitos antes de que la echara. Me ha pedido si puedo cuidar de él mientras estará fuera, y habiéndolo consultado antes con mamá y que está no pusiera ningún problema, no me negué a cuidar de él. Es mi hermanito despúes de todo, es solo que...

—No me importa quedarme con Amo, es mi hermano pequeño y le quiero. Puedo cuidar de él todo el tiempo que sea necesario —Observo al pequeño, quien me da una sonrisa con ojos brillosos y un diente de leche menos, antes de aferrarse a mis piernas—, solo espero que ese viaje no sea...

—No estoy marchándome para no regresar, hijo —me interrumpe, habiendo adivinado lo que estaba a punto de decir—. Regresaré con vosotros tan pronto culmine mi viaje de negocios, que no será más de una semana. Confía en mí, nunca más volveré a dejarte.

Asiento, intentando confiar.

—Estás son sus medicinas. —Pone en mis manos una pequeña maletica con medicamentos—. Hay una nota ahí que indica como y cuando debe tomar cada una. Ya sabes, no lo dejes muy expuesto al frio, y si es así abrígalo bien. No lo dejes consumir demasiado dulce. Con la comida, tienes una lista de lo que le gusta, lo que no y a cuales es alérgico, entre otras indicaciones, ¿está bien?

Afirmo, con un sonido nasal mientras guardo en mi bolsillo trasero la hoja que me ha dado con las indicaciones.

—De acuerdo. No te precupes, cuidaré bien de él —prometo.

—No tengo duda alguna de que lo harás, Alessio. Campeón —toma a Amo en brazos. Mi hermano lo rodea con sus piernitas, y uno de sus brazos ya que lleva agarrado en una de sus manos ese muñeco que no suelta ni a sol ni a sombra—. Volveré pronto, ¿promete que te portarás bien?

Él pone el puño, pidiéndole a Amo golpearlo como promesa. Mi hermano lo hace mientras promete lo que dudo que cumplirá, pues cuando un niño promete portarse bien, es cuando peor se comporta, ¿a que sí?

Algunos minutos más tarde, estoy deteniendo mi coche frente a casa. Apago la radio donde estuvo sonando todo el tiempo una canción infantil aburrida, pero que solo coloqué porque mi hermana me suplicó colocársela. Amo sale en seguida del coche, dando saltitos.

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