Capítulo once

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-CRUEL DESTINO-

Aitana

Haber visto ese vídeo de mi madre, me rompió más de lo que puedo expresar con palabras.

Empañó casi toda mi felicidad el haber tenido que ver la imagen de lo que fueron prácticamente sus últimas horas antes de que la vida escapara de su cuerpo, pero aun así, sin importar cuánto aquello destrozó cada parte de mí, lo vi al menos cinco veces más, hasta haberme grabado cada palabra que dijo y por supuesto la imagen, al tiempo que intenté hacer un gran esfuerzo para disfrutar de ese día, de mi fiesta y mis felices dieciocho años, ya no por mí, sino por mamá, porque sé que es lo que ella desearía.

Lucille Stone vive a través de mí después de todo.

Luzco un lindo vestido plateado, desmangado; no es ni demasiado corto ni muy largo. El bello atuendo abraza muy bien mis curvas haciendo que me sienta hermosa, y sexy por lo que me encanta. Mamá lo compró para mí.

No soy muy dada a usar zapatos altos, pero esa noche y con ese vestido debía hacer una excepción, así que llevo tacones de aguja con los que espero no partirme la madre teniendo en cuenta que, como casi no los uso con frecuencia porque prefiero cualquier calzado plano, apenas sé llevarlos muy bien, aunque hice un largo ensayo en mi habitación antes de calzármelos en los que pareció que podría con el reto, aun así, no me confío demasiado.

Ricé mi cabello, mismo que está recogido en el lado derecho de mi cara con una horquilla la cual contiene diamantes incrustados. Aria — Una de las gemelas que mi abuela Aurora adoptó hace años al igual que una vez lo hizo con mi mamá Carolina—, quien es bastante buena para eso, se encargó de aplicarme un maquillaje sutil con el cual me siento cómoda.

Cuando aparezco en el salón hermosamente decorado para mi día especial, y todos me aplauden y vitorean, intento mantener una sonrisa aunque honestamente, después de haber estado tan feliz incluso desde un mes antes por este día, solo quiero encerrarme en mi cuarto y seguir llorando por el dolor que ver ese vídeo de mi madre arrojó en mi corazón como una piedra filosa y ardiendo, mas, no puedo hacerle eso a mamá que se esmeró mucho durante las últimas semanas para organizarme la fiesta más hermosa, digan de una reina, a mi padre que se las ingenió para conseguir traer a mi cantante favorito, y muchísimo menos a toda mi familia que no dudó en desplazarse para venir a festejar conmigo.

Unas horas más tarde de que apareciera mi tía Natalia, también hicieron acto de presencia ni abuela Camila además de su esposo, también la tía Ashley que está embarazada de cinco meses, y junto a ella su guapo y amoroso esposo Maximus al igual que su pequeño hijo que lleva el mismo nombre de su padre. También el tío Ethan con la tía Joselyn y sus tres hijos. La tía, Brianna que es la hermana menor de mi padre y hace algunos años se estableció en New York, es divorciada como la tía Kiera la diferencia es que no tiene ningún hijo. Por último, Amelia Y Daniel Forter, los padres del tío Ethan y Ariella.

De las gemelas solo Aria pudo asistir. Allie, quien se casó hace ya dos años, está embarazada lo cual es una gran felicidad para ella, pero es de alto riesgo y es por esa razón que no puede hacer grandes esfuerzos como viajar si quiere conservar al feto. Habría querido tenerla aquí al igual que al resto, mas, entiendo que es muchísimo más importante que no le suceda nada al bebé de la tía, Allison.

Unos bracitos se aferran a mis piernas y cuando agacho la cabeza, me encuentro con una sonrisa de dientitos de leche, vestida con un precioso vestido azul turquesa, vaporoso, su larga y oscura cabellera cae casi hasta la mitad de su espalda brillante y lacia y lleva una preciosa diadema de flores

—Estás linda... —Sonrío mientras la tomo en brazos. Ella me rodea con sus piernas, y besuqueo sus cachetes haciendo que ría cuando muerdo cariñosamente una de sus mejillas regordetas.

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