𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁ℴ 𝓋ℯ𝒾𝓃𝓉𝒾𝓈é𝒾𝓈

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Caminaba de un lado a otro como león enjaulado, a pesar de que siempre se caracterizó por su apacible actitud después de rehabilitación, ahora no estaba tranquilo ni tenía paciencia, al contrario, quería que Lady dejara de atender a un cliente para hablar con ella. Aun la descripción del cómo Marceline encontró a Bonnibel daba vueltas en su cabeza, no tendría razones para mentirle, pero necesitaba una prueba, tan sólo una prueba que confirmara que no estaba loco y que por milagro del destino una persona podía trasladarse en el tiempo.
Unas campanillas sonaron sacándolo de sus pensamientos, alzó sus rasgados ojos a la puerta, de donde salía un hombre con las manos temblando. Tras esa persona apareció la gitana, su mirada penetrantemente clara dio de inmediato con él, sorprendiéndose por su presencia en el local. No hubo palabras, sólo le hizo un gesto con la mano para entrar en la "oficina".
Jake Yang no quería andarse con rodeos, se odiaba a si mismo por creer que semejante idea fuera real. ¡Qué estupidez!
~Lady: Tu cara me dice que vienes para buscar respuestas de Bonnibel.
~Jake: ¿Es o no es una reencarnación? –Inclinó su rostro hacia adelante, ambos estaban sentados de rodillas con una mesa de centro baja separando sus cuerpos.
~Lady: Piensa en algo, –susurró mirándolo penetrantemente, su tono era tranquilo- piensa en algo que solo tú sepas, algo que no se lo hayas contado a nadie, excepto a Bonnibel Bubblegum, tu mejor amiga –Esas palabras cruzaron su mente de forma inmediata. Quería bloquear los recuerdos negativos, pero aparecieron y ya- Es un atardecer, ambos están sentados al lado del otro sobre el césped en el enorme patio trasero que parece parque, le pertenece al centro de rehabilitación de alcohol y drogas.
~Jake: -abrió la boca, apretó un puño sobre la mesa, se le había contraído el estómago y no podía hablar- Pero...
~Lady: La miras preocupado, porque lo único que deseas es salir de los vicios, te tiemblan las manos, Bonnibel Bubblegum te mira con el mismo deseo de escapar de las drogas, es ahí cuando le confiesas que habías tratado de quitarte la vida.
El silencio se hizo presente, no usaba sus capacidades especiales tan específicamente con otras personas, en su tienda sólo usaba el poder de las palabras para hablarle a los clientes, pero con él, con Jake, no podía actuar igualmente, el destino de dos almas estaba en juego esta vez. Antes de que él empezara a llorar, Lady estiró una mano y la dejó sobre los dedos suaves del coreano, quería guiarlo y trasmitirle paz para que las cosas siguieran su camino.
~Lady: No tengas miedo, esto es muy real, lo supe apenas la vi entrar en la tienda con Marceline Abadeer. No la veas como enemiga, ayuda a Bonnibel Cavendish a cumplir el objetivo de su vida.
~Jake: Esto no puede ser real, no puede... tú, ¿cómo sabes eso?
~Lady: Porque puedo, desde pequeña puedo hacerlo –Murmuró sin levantar la voz y con la misma mirada enigmática que la caracterizaba. Él sabía que estaba diciendo la verdad.

Miércoles 14 de octubre 2014, (3 días después). Londres, Inglaterra.

Tenía la cabeza inclinada hacia atrás para observar todo lo que sus ojos pudieran abarcar del ícono del Londres contemporáneo, la torre del Big Ben. Bonnibel había llegado con Elise Abadeer hasta el palacio de Westminster sólo para ver la atracción principal de Inglaterra. Maravilloso, sublime, le faltaban adjetivos para darle. No había parado de asombrarse desde que había llegado esa mañana a suelo británico, increíblemente le costaba creer que estaba en el país donde había nacido, pero 300 años en el futuro.
Todo, completamente todo Londres era distinto a sus ojos. ¿Habría algo en Inglaterra que ella conociera? Pero poco duró el paseo, porque poco a poco los ingleses comenzaron a acercarse a Elise para pedirle un autógrafo o una fotografía, no había lugar donde no fuera reconocida y aunque a los ojos mortales fuese una situación complicada, ella estaba acostumbrada, incluso de que la mayoría de las veces fuese acompañada por guardaespaldas.
~Elise: Sigamos caminando, es la única forma de disfrutar la ciudad antes de que nos enfoquemos en el trabajo.
Bonnibel se sentía ridícula, no quería que una mujer con un gusto de la moda del siglo 21 tan exquisito tuviera que caminar al lado de alguien que, a pesar de estar casi tres meses ahí, no sabía combinar su ropa y lucir relativamente normal. En su cabeza llevaba un gorro de género, una chaqueta de cuero y pantalones oscuros que abrigaban sus delicadas piernas del frío otoñal.
¿Por qué estaba en este país? Después de afinar detalles en Nueva York sobre un contrato y condiciones laborales, viajó junto a Elise hacia Europa con el fin de empezar los trabajos previos de producción en cuanto a vestuario, escenografías y localidades donde grabar. ¿Acaso no era bizarro que una mujer inglesa del siglo 18 ayudase a armar un lugar que en el futuro querían recrear tal cual a la época de dónde venía? La mayoría se basaba en cuadros, libros, novelas y registros históricos sobre las vestimentas y costumbres antiguas, sin embargo, esta vez todo era diferente. Su lado infantil saltaba emocionado ante la idea de saber en qué cosas cometerían errores y lo gracioso que se convertiría que sólo ella lo supiera.
~Elise: ¿Es cierto que nunca has viajado hasta aquí?
~Bonnibel: -se mordió la lengua- Es cierto, es por eso que tengo tantos gestos de sorpresa, es decir, sé que me ha estado observando y sé que no puedo evitar abrir la boca o suspirar.
~Elise: ¿Igual que cuando estuviste en el avión? Creí que te habías paralizado.
¡Ni recordar aquello! Como mujer famosa y con trabajo internacional, era obvio que el medio de transporte más frecuente después del auto era el avión, estaba acostumbrada a turbulencias, despegues y aterrizajes. Pero no ella. ¡No Bonnibel! Estando en el aeropuerto de NYC descubrió en carne propia como era el sistema de un avión, la presión que sentía en su cabeza cuando se desprendía del suelo y se elevaba a gran velocidad. Averiguó de aviones por internet cuando Marceline le mencionó que tomaría uno para llegar a Canadá, pero lo escrito comparado con la realidad era totalmente distinto. Había tenido pánico y estuvo a punto de desmayarse cuando miró hacia la ventana y el suelo se iba alejando, cuando las nubes quedaban metros bajo ellos y el mar se veía en toda su extensión. ¡Era irreal que pudiesen volar! En sus tiempos era parte de los sueños de varios hombres, hacerlo concreto era otra cosa.
~Bonnibel: Puede que tenga la misma reacción que en el avión cuando visitemos las localidades de Inglaterra para la grabación, sólo tengo una duda señora Abadeer, cuando empiecen a grabar en un mes o dos más, ¿volveré a viajar? Digo, implicando el hecho de que tenga que permanecer todo el tiempo que dure la filmación.
~Elise: -sonrió de forma maternal- ¿Tienes miedo de extrañar a alguien? –Por supuesto que sabía las intenciones de la pregunta de Bonnibel.
~Bonnibel: Es mucho más complejo que eso, –murmuró mirando hacia un costado para que no viera la pena en sus ojos- tengo el temor de no volver a ver a una persona que... que quiero.
~Elise: Todo estará bien, te lo prometo –La abrazó con fuerza, esta vez la muchacha respondió el gesto con la misma intensidad- Soy madre, tengo un sexto sentido que Dios nos ha otorgado a las mamás, nada malo va a pasar porque sé que esa persona es distinta gracias a ti, sé que resultará –No le negó nada. ¿Con qué sentido? Elise sabía que implicaba a su hija, pero no tenía idea que la versión Cavendish desaparecería- Compremos un delicioso café y reunámonos con el equipo, habrá tiempo para seguir paseando, además los fans están empezando a reconocerme de nuevo.

ℬℯ𝓉𝓌ℯℯ𝓃 𝓁ℴ𝓋ℯ 𝒶𝓃𝒹 𝓉𝒾𝓂ℯ [𝒜𝒹𝒶𝓅𝓉𝒶𝒸𝒾ℴ𝓃 ℬ𝓊𝒷𝒷𝓁𝒾𝓃ℯ♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora