𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁ℴ 𝓈ℯ𝓈ℯ𝓃𝓉𝒶𝒾𝓉𝓇ℯ𝓈

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Y lo único que Bonnibel sintió esa noche en medio de sus pesadillas, fue un cálido cuerpo que la abrazaba desde atrás. Era extraño, insistía en el fondo de su alma que esto ya lo había vivido, sino ¿por qué no se alteraba con el roce de sus cuerpos? ¿Por qué no sentía náuseas de que ella la tocase? Suspiró, mientras se acomodaba de nuevo entre las sábanas antes de caer rendida en el sueño. Lo único que sabía era que ahora estaba segura, ya nadie iba a hacerle daño estando al lado de Marceline Abadeer.

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21 de diciembre de 1710, Exeter, Inglaterra, (21 días después).

Mientras los copos de nieve caían lentamente en la ciudad, Bonnibel conservaba el calor bebiendo una taza de té cuando cesaba de tocar el piano en aquel pequeño salón. Sonrió lentamente al ver que no era la única recorriendo las teclas, pero bastó que girara el rostro un poco más para ver aquella marca en su mejilla izquierda, aquel rostro tan bello como la imagen digna de postal del amanecer en Inglaterra. Ella y Marceline Lethood se habían reunido secretamente de nuevo para retomar algo que compartían en común, la pasión por la música de piano y el sentimiento que este generaba cuando podía ser escuchado. La escocesa en un par de días había aprendido a tocar a dúo junto a ella, ya no se colocaba el paño para cubrirse el rostro cuando estaban juntas, porque era la misma inglesa la que se lo pedía. ¿Cómo negarle las cosas a tan bella mujer?
~Bonnibel: Cada día me sorprende más, señorita Lethood –Susurró con un toque de dulzura, tenía el rostro apoyado en su hombro- Si la vida le hubiese dado la oportunidad de ser una gran artista, hubiese sido definitivamente la mejor.
~Marceline: Eso es imposible señora Bonnibel, usted posee una habilidad sorprendente, es un placer escucharla cuando realizan reuniones de sociedad en esta mansión, no soy la única que piensa así, pues sé que recibe elogios constantes por ello –Abandonó los dedos sobre las teclas de piano para dejar su brazo izquierdo alrededor de ella, ambas estaban sentadas sobre un banquito junto al instrumento- ¿Cómo ha logrado venir?
~Bonnibel: Siempre puedo decir que voy a caminar por la ciudad, o visitar obras de caridad. Aunque a veces tengo miedo, pero estar aquí junto a usted, –besó su cuello lentamente logrando erizar cada vello de la ojiverde- o estar en algún cuarto, incluso por muy pequeño que sea, para hacer el amor con usted, vale la pena.
~Marceline: -Tenía las mejillas sonrojadas, por respeto trataba de no hacer mención de tan bellos encuentros que mantenían en secreto, sin embargo en el acto podía ser tan dulce como pasional si ella lo deseaba- Nunca voy a olvidar la noche que pude hacerle el amor por primera vez, sobre su cama, secretamente juntas -Susurró sobre su frente logrando que ella temblara de deseo- Dígame que esto no es un sueño.
~Bonnibel: Es tan real como usted y yo, tan real como lo que siento aquí en mi pecho.
Lethood giró el rostro y se inclinó para capturar su boca en un beso que transmitía mucho sentimiento. Se separó sólo un poco para verla de cerca y sonreír como una chiquilla enamorada, fascinada le corrió con los dedos los mechones ondulados de su cabello que caían sobre su rostro, estar enamorada, aunque fuesen de mundos totalmente paralelos, era la cosa más bella que le había tocado vivir.
~Marceline: Es usted tan hermosa, y no, no es la única que tiene miedo de lo que estamos haciendo, hay veces en que despierto sobresaltada en mi cama –Se remeció en su lugar. La servidumbre también vivía en la mansión, pero en las habitaciones más pequeñas, descuidadas y alejadas- Despierto sudada, cansada, con miedo de que algo fuese a pasar.
~Bonnibel: Porque va a pasar –Lethood frunció el ceño, pero no dijo una sola palabra, sólo miró hacia el lado disgustada con la idea de no ser la única con ese pensamiento- Al aceptar estar juntas firmamos una especie de pacto con el destino de que no podremos ser felices, no en este tiempo. ¿Es obvio no? –Se le quebró la voz- Si sentimos que algo malo sucederá es porque no está tan lejos de que eso pase.
~Marceline: Al menos prométame una cosa, señora Bonnibel –Volvió a mirarla- No me abandone porque yo no voy a hacerlo, a pesar de que sé todos los riesgos en los que estamos implicadas, estaré siempre aquí.
Fue Bonnibel la que se acomodó esta vez sobre el banquito para acercarse y darle un beso que calentase el cuerpo de ambas, afuera nevaba con fuerza, adentro en aquel cuarto escondido mantenían en secreto su amor. Llevaban 21 días haciendo lo mismo, incluso dentro de esos días hubo algunos donde no pudieron acercarse a mantener un contacto directo, pero bastó con una mirada para sonreírse y sentirse completas.
La inglesa sentía que cada encuentro sexual con Aaron era más agresivo, más compulsivo, su rechazo a eso iba en aumento, pero no le negaba jamás un encuentro cuando lo deseaba porque sabía que podía costearle un golpe. No, nunca le había pegado, pero ella era inteligente, veía como levantaba la voz a otros, como se comportaba cuando veía de cerca o de lejos a Marceline, ella no iba a contrariarlo... Por ahora.
Introdujo sus manos bajo la blusa de la ojiverde para acariciar su cintura, ella tensaba su boca para evitar soltar un gemido que las delatara, aunque ¿quién podría hacerlo cuando estaban tan lejos en un rincón abandonado de la mansión Warwick?
~Bonnibel: No piense que soy una mujer pervertida, simplemente sucumbo a sus encantos de manera tan fácil –Susurró contra sus labios antes de besarla, mientras sonreían bobamente- La he estado esperando toda mi vida, y no quiero que esto se acabe –Se abrazaron con fuerza escondiendo cada una el rostro sobre el cuello de la otra- Pero por ahora tendremos que cesar –Lethood frunció el ceño. ¡Dios! En los próximos 300 años haría el mismo gesto como Abadeer y la volvería loca de amor, estaba segura- Hay que ir a arreglar los preparativos para la llegada de la reina Ana.
~Marceline: -Empalideció- Eso significa rigor aumentado al doble o más, tensión y jefes estrictos –Llevó la mano a su cabello para pasarla repetidamente por allí- Ni una sola partícula de polvo en los carruajes o muebles. ¿Contratarán más criados?
~Bonnibel: Eso he escuchado durante las comidas, pero también los trabajos de los criados que ya poseemos se doblarán, así como dice usted, el rigor... -la miró con los labios apretados- lo siento tanto.
~Marceline: ¿Se le olvida que desde pequeña hago esto? Es sólo que... es la reina de Gran Bretaña que viene a visitarlos.
~Bonnibel: -sostuvo sus manos antes de besarlas- Proteja su espalda y esté muy atenta, sobre todo con Aaron, por favor.

ℬℯ𝓉𝓌ℯℯ𝓃 𝓁ℴ𝓋ℯ 𝒶𝓃𝒹 𝓉𝒾𝓂ℯ [𝒜𝒹𝒶𝓅𝓉𝒶𝒸𝒾ℴ𝓃 ℬ𝓊𝒷𝒷𝓁𝒾𝓃ℯ♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora