𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁ℴ 𝓈ℯ𝓉ℯ𝓃𝓉𝒶𝒾𝓃𝓊ℯ𝓋ℯ

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Bonnibel cerró los ojos sin escuchar más nada, concentrándose únicamente en el aroma que desprendía el cabello de aquella mujer, después de unos segundos suspiró tan fuerte que ella la abrazó con la misma intensidad, otra vez.
Marceline se inclinó hacia atrás mientras le acunaba el rostro con la mano derecha, poder describir con palabras lo que significaba todo esto, era casi imposible, pero si pudiese hacerlo lo calificaría como algo "mágico". No eran una pareja común y corriente, eran dos almas que se estaban reconociendo y que habían trascendido en el tiempo por amor, eran cuatro personas en un sólo lugar, conscientes de que ya más nada las iba a poder separar.
~Marceline: -besó su frente lentamente- Gracias a tu sacrificio de amor estamos aquí y ahora –Su voz sonó extraña imaginando lo que en realidad les hubiese tocado vivir de haber sido el caso contrario.
~Bonnibel: Si hubiese decidido ser egoísta y pensar en mí, de alguna u otra forma nosotras en el presente hubiéramos desaparecido, y no... –Gimió, ambas tenían sus ojos aún colorados y húmedos tras sus llantos- No estaríamos acá, encontrándonos realmente después de 300 años. ¿Te das cuenta de porque todo tuvo que ser de esa manera en el pasado?
Marceline asintió y la estrechó con fuerza entre sus brazos, llenándose de toda su esencia. Estaba enamorada de ella, no de una u otra versión, sino de su alma, de Bonnibel y todo lo que tuviese consigo misma. Se separó para luego unir sus frentes, observar sus labios así de cerca y con una sonrisa ladeada en una forma de flirteo evidente.
~Bonnibel: Señorita Abadeer, ¿puede decirle a la señorita Lethood que Bonnibel Bubblegum ha sido totalmente eclipsada por sus bellos ojos verdes? –Le besó la comisura labial lentamente.
~Marceline: Señorita Cavendish, ¿cómo es posible que ella esté coqueteando frente a mí, aun cuando yo la estuve buscando todo el tiempo? Y también tengo la misma sospecha de que tienes algo con esa campesina –Fingió indiferencia meneando la cabeza hacia arriba- Así no se puede ser feliz. ¿Quién me querrá a mí?
~Bonnibel: Nadie –Acarició la punta de su nariz con la de ella, suavemente- Porque ella y yo a ustedes dos las amamos –Marceline no pudo evitar sonreír bobaliconamente antes de capturar sus labios y probarlos lentamente, el hecho de sentirla contra ella le daba vida a su cuerpo, era una "delicia" necesaria. Su respiración contra ella, todo.
Juntas miraron la fuente allí en silencio, no la habían vuelto a hacer andar desde que se descompuso. ¿Hace cuánto? Aquel lugar exacto hace 300 años la hizo viajar en el tiempo para llegar a Marceline, 300 años después estaban juntas de nuevo.

El silencio era sepulcral, incluso la caída de un alfiler produciría eco en ese lugar. Con delicadeza la rosada acarició aquella superficie fría, aun cuando había un letrero que claramente decía que no debían hacerlo, la sala estaba cerrada con un cordel de terciopelo rojo que habían atravesado.
Marceline aguantó la respiración emocionada, pues frente a ellas estaba el piano que juntas habían tocado secretamente cuando el tiempo se los permitió, siendo Abadeer no sabía tocar bien, pero ahora que todos los recuerdos de su vida pasada volvieron a su mente, sus dedos podían hacerlo.
La mansión de los Warwick era consideraba un patrimonio nacional que estaba abierta al público hasta las 9 de la noche, sin embargo, Abadeer sacó provecho de la fama que tenía y la de sus padres, excusándose con que estaba viendo el lugar para una posible sesión fotográfica y que había esperado precisamente a que se fuera el público para tener libertad de recorrerlo todo. ¡Qué fácil había sido!
Bonnibel alargó su mano y presionó una tecla, cuando emitió el sonido que le correspondía, provocó un temblor en su cuerpo y en el de su pareja también.
~Bonnibel: -giró la cabeza hacia atrás antes de mirarla- No puedo evitar pensar que Aaron aparecerá y nos descubrirá. ¿No es ridículo? –Volvió a tocar una tecla- Estar aquí, ver muchas de las cosas que aún se conservan me hace sentir inquieta, es decir... 300 años Marceline, 300 años y somos afortunadas de ser testigos del paso del tiempo, mientras que las personas que conocimos en ese tiempo no están con vida.
~Marceline: Pues nos lo merecemos –Acarició una tecla antes de tocar un par de ellas de forma rítmica- Este era nuestro refugio cuando Aaron no estaba, sufrimos para poder amarnos -Sintió que se acercaban personas- Es mejor que salgamos, no quiero que se enfaden por tocar algo tan antiguo sin la autorización de ellos.
~Bonnibel: Aunque lo tengamos por derecho propio –Susurró cual cómplice antes de salir de allí y caminar por otras estancias. Hubiese deseado sentarse con ella en el banquito del piano y tocar hasta que la emoción brotara de sus ojos en forma de lágrimas, pero no, no estaban en el siglo 18 donde todo esto era parte suyo.
En silencio cada una iba observando su alrededor evocando los recuerdos más complicados, así como los más dulces también. Con sus dedos entrelazados caminaban, querían subir la escalera que las conduciría al segundo piso, pero se quedaron quietas al levantar la vista y observar la entrada de la mansión. Los recuerdos de la fiesta que ofrecieron los Warwick llegaron a su cabeza, la fiesta donde ella conoció a su futuro esposo, la fiesta donde la rosada se dio cuenta que Marceline Lethood era la sirvienta de aquel hombre. Había sido el primer encuentro de ambas en esta mansión, una noche donde sus almas intuyeron lo complicado que sería tenerse cerca.
Pero sin duda lo que marcó el paseo por este lugar fue la habitación que le perteneció a ella, estaba cambiada en algunos aspectos, pero seguían conservando la misma cama y algunos muebles. Aquí hace 300 años ella vio por primera vez la quemadura de su rostro que la avergonzó por tanto tiempo y fue aquí donde ambas secretamente hicieron el amor.
~Marceline: -sonrió de lado cuando vio la cama, aunque se le borró de inmediato cuando recordó más que eso- Y aquella cama fue testigo también de tantas noches que tuviste con Aaron –Cerró los ojos- No sé si soy sólo yo, pero aun siento que puedo oír su maldito acento, estas paredes... esta mansión alberga mucha desgracia y la gente que la visita como museo, no sabe de todo el abuso de poder que ejercieron sus dueños –Se le apretó el pecho y se estaba poniendo pálida, Bonnibel le sostuvo el rostro con sus manos para que se sintiera mejor- Sé que te pedí que viniéramos para verla, pero la verdad es que cada vil recuerdo de Lethood está vivo acá –Tocó su cabeza- Y me duele... porque siento que pude haber sido mejor persona para ti en el pasado.
~Bonnibel: Las mansiones Cavendish y Warwick fueron parte de nuestro pasado, Marceline, ya miramos gran parte de este lugar –Susurraba llena de amor- Nadie más que nosotras sabemos lo que esconde, no necesitamos ver más, es hora de volver.
No quisieron seguir viendo más rincones, registros históricos, pertenencias o ver si guardaban carruajes que ocuparon, no necesitaban más de esto, cuando en realidad les producía cierto daño. Tampoco iban a averiguar si seguía existiendo el granero donde sus cuerpos fueron quemados o si se mantenía aun en pie la casa de los Kolgers, aunque seguramente a estas alturas todo aquello había sido convertido en parques o edificios.

ℬℯ𝓉𝓌ℯℯ𝓃 𝓁ℴ𝓋ℯ 𝒶𝓃𝒹 𝓉𝒾𝓂ℯ [𝒜𝒹𝒶𝓅𝓉𝒶𝒸𝒾ℴ𝓃 ℬ𝓊𝒷𝒷𝓁𝒾𝓃ℯ♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora