𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁ℴ 𝓈ℯ𝓈ℯ𝓃𝓉𝒶𝒾𝓊𝓃ℴ

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Marceline la miró directo a los ojos por unos segundos. ¿Esto iba en serio? ¿Iba a vengarse de Aaron Warwick haciendo el amor con su mujer? Sabía el sentido en que se refería la inglesa y no era aprovecharse de ella, al contrario, era dejar de lado todas las inhibiciones que se había impuesto por tenerle un ínfimo respeto a la sociedad entera, incluyendo a Aaron Warwick, eso era venganza, pero por otra parte, Marceline no lo tomaba de esa manera, para ella no había motivo mas importante que el hacerla sentir amada como correspondía. Esbozó una pequeña sonrisa al pensar en la palabra amor, porque su corazón latía con pasión, con la vida que creyó que no poseía. ¡Esto era amor!
Dejó una mano en la cintura de Bonnibel y la otra en su rostro para acariciar su mejilla derecha, la forma en la que ella inclinaba el rostro, la hacía sentir aún más feliz, era como si confiara en todo lo que pudiera hacerle o brindarle.
~Marceline: ¿Habla en serio? ¿La marca en mi rostro no le causa temor o ganas de salir corriendo?
~Bonnibel: Completamente. ¿Cómo temerle si es una pequeña quemadura que refleja la valentía de una niña por salvar lo que ama? ¿Una marca que significa la maldad del hombre, pero que sin embargo fue proferida porque usted quiso luchar por los suyos?
~Marceline: Por usted señora Bonnibel, por usted sería capaz de sacrificar mi vida para defenderla de las manos de Aaron –Dejó una mano a cada lado de su rostro, se estaba dejando guiar por los sentimientos que florecían de su corazón.
~Bonnibel: -Hipnotizada por sus labios le murmuró- Yo daré mi vida por usted.
~Marceline: -Sintió que no pudo contenerse más- Señora Bonnibel, yo... ansío hacer esto desde que se cruzó ante mis ojos por primera vez -Bonnibel sólo alcanzó a tener una fracción de aire, antes de que Lethood inclinara su rostro hacia abajo y se adueñara de su boca como si fuera la última gota de agua en la tierra. Su cuerpo entero se rindió ante ella, estaba en un estado entre la sorpresa, el amor y el deseo. Era la misma sensación que cuando besó tantas veces a Marceline Abadeer, era ella aquí y ahora. ¿Dónde había ocultado la campesina ese lado tan pasional que podía derretir a cualquier ser? No pudo evitar sonreír mientras los dientes de Lethood mordían lentamente su barbilla. ¡Incluso en esa época Marceline era tan ardiente!
~Marceline: -Mientras mordía su mentón, succionó su piel provocando que la inglesa gimiera- ¿Puedo tener todo de usted? ¿Todo, todo?
~Bonnibel: Todo –Jadeó- Por favor tome todo de mí -Volvió a besarla succionando su labio superior, al momento en el que sus lenguas se rozaron, gruñó porque quería más, dejar su mano en la nuca de la rosada no era suficiente, ambas querían más. Se besaban con tanto amor y necesidad, que ahí se podía reflejar cuanto sus almas se pertenecían. ¿Realmente podrían tener todo de la otra ahora? ¿Iba a hacerle el amor en la cama que compartía con el despreciable que había asesinado a su familia? Sonrió ante la idea, nunca era tan mala de pensamiento, pero esta vez iba a amar como correspondía a Bonnibel y justo allí, esto parecía un hermoso regalo.
Con la respiración entrecortada ambas separaron sus bocas para tomar un poco de aliento, Lethood llevó su mano al cabello de la inglesa sobre su cabeza y le soltó unas tiras para que este cayese sobre sus hombros de forma completa.
~Marceline: Es usted la definición de belleza -Susurró antes de recorrer desde el lóbulo de su oreja hasta su hombro con pequeños besos que la hacían temblar de forma espontánea. No podía creer que tenía la oportunidad para amarla de tan íntima manera, que nadie abriría la puerta porque Aaron estaba lejos de la ciudad, todo parecía haberse alineado para que resultara. Quería ser tímida, porque estaba nerviosa y no estaba segura de que hacer, quería ser ínfimamente respetuosa, pero la sangre caliente recorría cada terminación de su cuerpo, provocando corrientes eléctricas que no era capaz de controlar, como su deseo, como las ganas de besarla, de acariciarla.
Un suave jadeo tras otro fue encendiéndola. ¿Para qué torturarla más? Hundió su rostro en el cuello de Bonnibel para aspirar el perfume que emanaba su piel. ¡Olía delicioso! A flores frescas, a mujer, un olor fragante que nadie tenía en esta sociedad, ni las muchachas de clase alta que elegantemente se paseaban entre salones durante las fiestas. Con fuerza le dio el impulso necesario para que la muchacha la abrazara por el cuello y dejara una pierna a cada lado de su cadera. ¿Por qué de pronto las inhibiciones salieron volando por la ventana? Sus amplias manos recorrieron la curva final de su espalda, deleitándose con la suavidad de la seda que se pegaba al cuerpo de la inglesa, recorrió su cintura pequeña, sus muslos, la curva de sus asentaderas.
~Bonnibel: Por favor señorita Lethood –Jadeó- Termine con esta tortura ya.
~Marceline: Estoy en un sueño. ¿Cree que quiero terminarlo? –La llevó hasta la cama y la depositó encima, mirándola con la cabeza ladeada para estudiarla mejor- Quisiera que repitiera lo que siente por mí.
~Bonnibel: La necesito, la quiero, es más fuerte que eso, yo la amo, sólo le pertenezco a usted, mi alma es suya, créame.
~Marceline: -Dejó una mano a cada lado de su cintura, estaba encima de la cama observándola ávidamente- He tratado de negarme a lo que siento, señora Bonnibel, pero no puedo seguir haciéndolo, yo también la amo Bonnibel Cavendish, la amo con tanta pasión que quema por dentro el silenciar por tanto tiempo mis sentimientos –Bajó la cabeza para darle un casto beso en los labios- He vivido toda mi vida reprimida por la marca de mi rostro, y usted le ha dado luz a mi oscuridad.
~Bonnibel: Usted no tiene ni la más mínima idea de cuan hermosa me parece, la intensidad de sus ojos verdes me tiene encantada, su boca, sus facciones, su cabello, su cuerpo. Pero más allá de todo eso, es lo que habita en su interior, es su alma quien me hace encontrarme cada vez que me pierdo a mí misma -Perdió el hilo de sus pensamientos cuando alzó su mano y acarició de nuevo la marca de la quemadura en el rostro de la campesina escocesa- Te amo tanto Marceline -Y no hablaba de dos versiones, pues para ella Marceline estaba aquí y ahora, era ella y no otra persona.
La ojiverde poco a poco fue quitándose su pequeño chal de triángulos verdes, permitiéndole con un leve toque de timidez a Bonnibel para que fuera ella quien le quitara su blusa blanca. Ambas estaban sentadas sobre sus rodillas en la cama, miraban como las manos de la inglesa quitaron la camiseta interior que había debajo, dejando a la vista su torso desnudo, sus pechos perfectamente moldeados por un artista, y un abdomen fuerte y ligeramente marcado. "Quizás es el duro ejercicio" pensó Bonnibel al analizarla con tanto amor en sus ojos. Acercó su boca lentamente y con la misma velocidad le dio pequeños besos sobre la piel, sobre uno de sus pechos, haciéndola temblar y sonrojarse.
~Bonnibel: ¿Cómo pudo negar este precioso regalo a otra persona? –Susurró antes de volver a besarle el cuerpo, esta vez el cuello- No sienta vergüenza de sí misma, porque en belleza también supera a Aaron completamente –Lethood hubiese reído con ganas, pero se vio impedida cuando ella la tocaba.
En silencio y bajo aquella luz tenue de unas cuantas velas, Bonnibel se volteó sobre la cama, corrió su cabello ondulado y rosado hacia un lado, dejando descubierto su hombro, una invitación evidente de que la escocesa hiciera lo mismo con ella.
~Marceline: ¿Puedo? -Murmuró. Sin tanto preliminar se colocó detrás de Bonnibel logrando que la muchacha sintiera esa fuerte presencia femenina tras ella, ni siquiera le había puesto un dedo encima y ya estaba temblando, pues apenas la tocara iba a terminar estallando sobre la cama.
Lentamente le quitó la bata de seda, dejando un pequeño vestido del mismo material que le llegaba un poco más arriba de las rodillas. ¿En serio alguien en este siglo ocupaba algo así? Hipnotizada por la suavidad bajo sus manos, comenzó a acariciar su vientre en pequeños círculos sobre la tela. Bonnibel no quería terminar cayendo de lado al suelo, así que mientras las olas de deseo iban en aumento, dejó caer la nuca de su cabeza sobre el hombro de Marceline. Ella bajó la cabeza, le sonrió con dulzura y se apoderó de su boca para besarla y encontrar su lengua. ¿Su propósito? Que sus besos fueran al compás del movimiento que hacía con sus manos, había descubierto que eso la encendía más.
~Marceline: Esto se va -Murmuró contra su boca cuando el pequeño vestido de seda cayó a sus rodillas, pero tuvo que apoderarse de sus labios de nuevo para no ser descubiertas cuando ella soltó un gran gemido. Es que cuando acaricio sus senos apretándolos con suavidad, Bonnibel había descubierto cuanto le gustaba aquello- Soy sólo suya, usted es sólo mía, Bonnibel, mía.
~Bonnibel: Por favor... Por favor –La forma en la que ella apretaba su trasero contra el cuerpo de Marceline, era más que sugerente de que quería pasar al siguiente nivel- Quiero saber lo que es entregarme por completo a usted, quiero sentirme amada, por favor.
Marceline apretó la mandíbula con molestia, no había que ser inteligente para darse cuenta de que Aaron era incluso posesivo en la cama. ¿Darle placer a su esposa? De seguro lo hacía sólo para sí mismo, para saciar su hambre, como si la bella mujer que tenía fuese sólo un producto que desechar. Tras esa idea, sus caricias se volvieron más lentas, con un toque de sensualidad y delicadeza increíble, quizás no era tan buena con las palabras, pero con sus gestos quería decirle todo.
Volvió a dejarla acostada completamente sobre la cama para terminar de quitarle su pijama de seda, ahora sí podía verla tal cual había llegado al mundo. Miles de palabras se cruzaron por su mente cuando hacía el escrutinio con sus ojos, Bonnibel se había sonrojado, y ella también.
~Marceline: Bella, es hermosamente bella -Susurró, fue todo lo que pudo escapar de su boca y nada más, porque estaba perdida, admirándola con un brillo especial en sus ojos.
"Vamos a consumar nuestro amor, Marceline, así comenzará la guerra, así estaré preparando el camino para que volvamos a nacer" pensó Bonnibel antes que de que la escocesa también quedara completamente desnuda.
Mas de alguna mujer se cuestionaría a si misma su sexualidad al verla de esa manera, porque Lethood era hermosa de pies a cabeza, digna de ser admirada con devoción.
~Marceline: ¿Hay algo extraño en mí señora Bonnibel? ¿Porque sonríe de esa manera tan especial como si algo pasara por su mente?
~Bonnibel: Venga a mí, es todo lo que deseo –La manera en la que Marceline se acostaba sobre su cama casi a punto de rozarla, era posesiva, pero romántica a la vez- La amo -Murmuró antes de atraerla hacia ella y besarla con tanto ímpetu que robaría cualquier posibilidad de aire.
Marceline cerró los ojos y se entregó a la pasión, haría de esta y todas las veces que pudiese, su oportunidad para amarla, porque no sabía cuándo Aaron podría acabar con su vida. Se desprendió de su delicioso beso para deleitarse con el cuello de la inglesa, mientras la escuchaba jadear y contenerse, su mano por otra parte descendió hasta el espacio que ella le daba entre sus piernas. ¿La verdad? Sus experiencias sexuales eran tan patéticas que odiaba recordarlas, no estaba interesada en los hombres, pero en un par de ocasiones, cuando era más inocente, hubo quienes se aprovecharon de ella. En el ámbito del amor era un fracaso, era la primera vez que se había enamorado. Y por supuesto, la primera mujer con la que tenía ese tipo de cercanía.
Deslizo sus dedos sobre el centro de la inglesa, la sintió caliente, húmeda, llena de deseo y ansias para ser tocada. Dios. ¡Esto era fascinante! Mientras más acariciaba su sexo, más Bonnibel se retorcía bajo su cuerpo, más la clamaba, más sus palabras se hacían ininteligibles. Rio roncamente contra su cuello. ¿Era posible sentirse tan llena de gozo con sólo tocarla? Experimentar el amor era hermoso, simplemente hermoso.
Con lentitud y con movimientos detenidos se movió un poco hacia abajo, apoyándose en una de sus piernas, antes de que ella la mirase en silencio, con la frente húmeda y el cuerpo agitado. No había ningún gesto, ninguna palabra, sólo con la mirada ella le daba toda autorización para poseerla tanto como quisiera. Y en cuanto Marceline empujó su dedo índice en Bonnibel, gruñó y suspiró al mismo tiempo, Santo Cristo, ella la estaba enloqueciendo.
~Bonnibel: Por favor... –La abrazó, tratando de pegarla más a ella, para invitarla a continuar- Por favor... yo...
~Marceline: -Besó su frente, cerrando sus ojos cuando su cadera se movió inconscientemente provocando el roce de su sexo con el muslo de la inglesa- Lo sé, mi amor, lo sé.
Mordió su mentón lentamente al mismo tiempo que empujaba otro dedo dentro de ella. Era tan cálida, tan suave, tan húmeda, tan bonita. Si había sido castigada en la vida con ciertas dificultades, podía sentirse pagada ahora, porque Bonnibel Cavendish sentía lo mismo que ella, no era falsa, no mostraba caretas frente a ella, era tan pura. ¿Por qué tuvo que pagar casándose con la persona incorrecta?
Mientras más movía sus dedos, más se frotaba contra ella, provocando los gemidos de ambas, quería besar cada rincón de su cuerpo y por la forma en la que ella la observaba con esos ojos brillosos, podía leer que también quería hacer lo mismo con ella. Esto realmente era hacer el amor. Ambos cuerpos entrelazados dentro de una enorme habitación, amándose secretamente entre las velas, la luz tenue y la cama. Su pequeño mundo sin ser descubierto... por ahora.

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Los Ángeles, Estados Unidos, abril 2015.

No supo cómo, Bonnibel terminó tomando más de la cuenta, no estaba totalmente borracha, pero definitivamente no estaba en condiciones para manejar. ¿Cómo había sucedido? Quizás había estado tan hipnotizada entre sus besos, abrazos y la música, que no supo cuando ella pidió alcohol. Estaban en medio de la pista de baile, nadie se había dado cuenta aun de que estaba entre todas esas personas. Sin pensarlo dos veces sostuvo a Bonnibel de lado y regresaron al compartimiento VIP que ella tenía reservado. No era una persona que bebe más de la cuenta y termina eufórica, la rosada parecía haber perdido el brillo de algo, como si en su corazón y su mente se hubiese instalado algún recuerdo oscuro. Le ofreció un vaso con agua helada, pero ella se negó con una mueca de asco, lo único que hizo fue acomodarse en uno de los sofás blancos y apoyar el rostro en el hombro que Marceline le acercó.
~Marceline: Dijiste que no beberías más que esas gotas de vodka en el jugo. ¿Qué pasó?
~Bonnibel: Toda la alegría que tenía porque tuvieses trabajo, toda esa alegría se transformó -Se quedó callada- Marceline, yo no bebo desde mi adolescencia, pero acordarme del pasado ahora me afectó tanto que necesitaba ahogarlo con algo –Tembló ante el hipo, no era una borracha feliz- Tengo miedo de ser un monstruo.
~Marceline: Monstruo nada, no tienes idea Bonnibel, pero eres la persona más valiente que he conocido, no tienes idea de lo que eres capaz de hacer por amor. –"Porque perdiste la vida para que naciéramos de nuevo" pensó angustiada, y ahora la tenía de nuevo, sólo debía despertarla- Estoy segura de que tienes capacidades y no las sabes. –"Las sabrías si recordaras, la sabría si yo también recordara."
~Bonnibel: ¿Podemos irnos al auto? Estoy con náuseas y el ruido acá me aturde -Salieron por una puerta trasera donde nadie pudo verlas, agradeció al guardia antes de que con cuidado buscarán el vehículo en el estacionamiento. Por mensaje Marceline contactó a Jake rogando que estuviese despierto para venir en su ayuda, Abadeer no se iba a arriesgar a manejar si no tenía licencia, menos habiendo conseguido un trabajo tan importante relacionado con el gobierno. Abrió la puerta trasera para estar más cómodas ambas, abrazadas aislando el frío, acariciaba su espalda para darle el apoyo que necesitara.
~Marceline: No tenías que beber, preciosa, el alcohol no es la respuesta a los problemas.
~Bonnibel: El agua tampoco –Masculló contra su cuello, parecía una niña que necesitaba consuelo- ¿Por... por qué crees que tengo capacidades? ¿O que soy valiente si no me conoces del todo? –Cerró los ojos por el dolor de cabeza.
~Marceline: Porque así lo veo en tus ojos. –"Porque me respalda la historia, Bonnibel, estoy segura de que como inglesa hiciste tanto por mí siendo campesina, porque me amaste en tu viaje, por todo"- A mí eso no me engaña.
~Bonnibel: No quiero que esto manche tu celebración –Besó sus labios delicadamente- A veces tengo recaídas... en mis ánimos, sólo abrázame muy fuerte por favor –Se le quebró la voz cuando Abadeer la envolvió completamente contra su cuerpo y besó su frente en un largo rato.
~Marceline: No voy a poder ayudarte si tú no me dejas –Susurró- La gente me juzga por ser famosa y no los culpo, mi historial no ha sido del todo impecable en cuanto a las mujeres, sin embargo, hace unos meses cambié como no tienes idea. No quiero que me juzgues, quiero que confíes en mí –Dejó sus labios contra su frente mientras hablaba- Sé que puedo ayudarte.
Bonnibel se separó unos cuantos centímetros de ella para mirarla fijamente, no podía contarle todo como sí lo sabía Jake, sin embargo, su alma gritaba de alegría cuando estaba a su lado, algo debía tener que podía confiar en ella, el alma era sabia ¿no? Empezó a temblar completamente, si quería tener algo con Marceline, si quería que esto pasara más allá de un beso, tenía que ponerla a prueba con la verdad.
~Bonnibel: Siento como estoy un poco pasada de copas, pero... -buscaba las palabras para no trabarse con su propia lengua- estoy muy lúcida como para olvidar lo que digo. Hablaré, pero sólo puedes opinar cuando diga la última palabra.

ℬℯ𝓉𝓌ℯℯ𝓃 𝓁ℴ𝓋ℯ 𝒶𝓃𝒹 𝓉𝒾𝓂ℯ [𝒜𝒹𝒶𝓅𝓉𝒶𝒸𝒾ℴ𝓃 ℬ𝓊𝒷𝒷𝓁𝒾𝓃ℯ♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora