𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁ℴ 𝓉𝓇ℯ𝒾𝓃𝓉𝒶𝒾𝓃𝓊ℯ𝓋ℯ

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La mesa en la que estaban sentados era larga como un camino, con bancas de madera a cada lado para que todos cupieran. No estaba toda la familia Abadeer en sí, porque era difícil, sin embargo, estaba la mayoría y con ellos ya eran muchas personas en el paseo.
Bonnibel se dedicó a observar a todos, mientras masticaba la carne de su asado, el júbilo en sus rostros era grande y la alegría que expresaban en sus chistes y risas, también. Tanta alegría abundaba en el aire, que nadie podía fijarse que los ojos de ella habían sido cubiertos por ese manto de tristeza tras sentir algo extraño en su pecho, mañana se iría, sí, pero ¿cómo decírselo a Marceline sin arruinar este momento? Ella estaba feliz, por supuesto que lo estaba, si se rodeaba de la gente que más la amaba, no quería hacerla sentir mal, pero tampoco podía confiarse de las circunstancias, aún tenía dos personas más de quienes despedirse aparte de ella.
~Elise: ¿Se acuerda suegra? Cuando Marceline se puso su maquillaje a la edad de tres años.
~Andrea: Era una linda princesa –Todos rieron con las anécdotas que contaban, Bonnibel sólo se limitó a sonreír apretando sus labios para no reírse también. ¡Cuán adorable y graciosa debió ser esa imagen de la ojiverde!
~Marceline: Gracias abue, gracias mamá, creo que no cooperan para que me sienta mejor –Lo dijo en un tono fingidamente ofendido.
~Andrea: Tranquila amor, con o sin maquillaje, princesa o no, creo que al menos aquí hay una mujer que te amaría como fuera, sin contar a tu madre y a mi –Varias miradas se posaron con diversión sobre Bonnibel, mientras ésta comía callada y sonrojada. Marceline la miró unos segundos, sus mejillas coloradas, su vergüenza y ternura le caló hondo. ¡Qué bella!

El resto del día, los Abadeer se la pasaron inventando juegos familiares, competencias en la piscina a los mejores saltos, cartas y la cosa seguiría hasta entrada la noche, cuando hicieran una cabalgata por Riverside y una fogata para terminar antes de acostarse, entrando la madrugada. Bonnibel cayó encima de una tía de Marceline, porque habían sido pareja en las "carreras de tres piernas", trataron de correr mucho más rápido, pero antes de llegar a la meta, la risa las invadió de tal manera que les fue imposible continuar. La inglesa apartó los pensamientos negativos por un momento para darse el lujo de disfrutar y tener felicidad, pero cuando el sol se fue ocultando, cuando el cielo convirtió su celeste color a matices anaranjados, supo que era hora de hablar. Se quitó parte del césped de los pantalones y le preguntó a Dayana si estaba bien, nunca había jugado esto en el pasado. ¿La mirarían extraño si proponía algo así como diversión?
~Marceline: Bonnibel, iré con mi papá y mis primos a traer caballos para la cabalgata. ¿Estarás bien? –Rápidamente la rosada perdió el color de su piel- ¿Sucede algo?
~Bonnibel: -miró a su alrededor, observó las sonrisas de quienes estaban cerca y quienes estaban más lejos, aún no habían instalado su carpa- Marceline, ¿podemos hablar a solas? –La ojiverde asintió con un mal presentimiento dentro de su pecho, desde lejos le hizo una señal a su padre para que continuaran sin ella. La abrazó de lado y juntas caminaron hacia los columpios que estaban abandonados, escuchando sus pisadas sobre el césped y las hojas secas. El terreno que habían adquirido sus abuelos realmente fue la mejor inversión que habían hecho, tenía de todo y era un sitio privado, ideal para divertirse en familia, alejados de tanta cámara y gente hipócrita a su alrededor. Se sentía agotada, quería dar ese paseo a caballo por algunos sitios en las lejanías de Riverside, pero cuando vio el rostro de Bonnibel noto de inmediato su cambio de humor. Se sentó en el columpio y dejó que la rosada se acomodara igual que una niña sobre de sus muslos, varios mechones del cabello rosado de ella rozaron su nariz permitiéndole respirar su perfume. Estaba enamorada, lo sentía así, pero temía hablarlo con tanta libertad. Acercó sus labios al borde de su oreja para susurrarle con calidez.
~Marceline: ¿Sobre qué quieres hablar, Bonnibel? –El silencio era innegable, lejos de ellas se escuchaban las carcajadas de quienes se habían quedado en el sitio para armar su carpa y descansar en las mantas sobre el césped. Depositó un dulce beso en su mejilla para alentarla a hablar, demostraba tranquilidad para no alterarla, cuando en realidad estaba más que nerviosa- ¿Qué sucede, bonita?
~Bonnibel: Mañana me iré, Marceline –Apenas terminó la frase el cuerpo de Abadeer se puso rígido como una piedra- Lo siento dentro de mi pecho -Se separó para mirarle el rostro, sus ojos verdes estaban oscuros y tenía las cejas fruncidas, la mandíbula se le marcaba, aunque podía deducir que era por la fuerza que hacía con los dientes- He disfrutado todo este día maravilloso con tu familia, pero dentro de mí llegó esa sensación de que volveré el día de mañana y aún no me he despedido de Jake y Lady.
~Marceline: ¿Entonces realmente te quedaste para disfrutar de este paseo? –Su voz ronca se agudizó en las últimas palabras, sus ojos al igual que los de la inglesa se humedecieron porque el adiós estaba a un día de distancia- ¿El destino lo quería así?
~Bonnibel: Creo que sí, pero –se tragó el nudo en la garganta antes de continuar, ambas se miraban con tanto cariño, que no pasaba desapercibido para los parientes que estaban mirando, sin embargo, no sabían el contexto, ni la difícil situación en la que estaban- a pesar de que lo he pasado de maravilla, a pesar de que estoy agradecida en el alma, quiero tener un poco de privacidad contigo en el departamento, quiero tener la libertad de darte un beso, de mirar las estrellas, de hacer tantas cosas... He dormido contigo dentro de un saco de dormir y fue una experiencia tan bonita, pero siendo la última noche, quiero que sea en el lugar que corresponde. ¿Me entiendes?
~Marceline: -Apretó los labios y bajó el rostro, no quería llorar pero le era difícil, tampoco quería que los demás pensaran mal de la situación- Lo.. lo entiendo, te lo juro –Dejó que ella subiera su rostro con sus pequeñas manos, no había que huir de la situación, había que enfrentarla- Vamos a casa -Cuando dijeron que no pasarían la noche en el camping, todos las llenaron de preguntas por el motivo exacto, muchos se sintieron tristes porque su paseo no acababa ese día, aun les quedaba más por compartir. La explicación fue que la salud de Bonnibel no estaba bien, que tenía muchas náuseas y algo sobre un dolor de espalda, todos le creyeron, aunque alguno sugirió con picardía que querían estar solas. Elise las observó con angustia, ¿sería ese el adiós? Sin cuestionamientos verbales, la mujer se acercó a la inglesa, siendo la última en darle el abrazo de despedida, un abrazo cálido y lleno de cariño que duró más que todos. No se decían explícitamente "nos vemos pronto" pero sí lo intuían, esto era el adiós antes de volver a Inglaterra. Bonnibel se hundió más en su contacto y tensó las uñas en su espalda femenina. ¿La trataría bien siendo Bonnibel Bubblegum? ¿Marceline le contaría la verdad, aunque fuera a su madre? De algo podía estar segura y es que Elise la querría, incluso naciendo de nuevo la querría.

ℬℯ𝓉𝓌ℯℯ𝓃 𝓁ℴ𝓋ℯ 𝒶𝓃𝒹 𝓉𝒾𝓂ℯ [𝒜𝒹𝒶𝓅𝓉𝒶𝒸𝒾ℴ𝓃 ℬ𝓊𝒷𝒷𝓁𝒾𝓃ℯ♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora