𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁ℴ ℴ𝒸𝒽ℯ𝓃𝓉𝒶𝒾𝒸𝓊𝒶𝓉𝓇ℴ

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Sábado 5 de marzo 2016.

Cerró los ojos y sonrió enormemente cuando el aroma de aquel café llegó hasta lo más profundo de sus pulmones, la comodidad y la tranquilidad le permitían sentirse en paz con todo, incluso cuando hoy era un día importante. Bonnibel sonrió enormemente cuando Elise Abadeer entró con una bandeja que contenía dos tazas de espumoso café con crema y además pasteles con chocolate, por supuesto la madre de su novia sabía cómo hacerla sentir en un paraíso.
~Elise: No, no te pares querida, esto puedo hacerlo por mí misma –La rosada volvió a sentarse y mirar cual niña pequeña las delicias que había traído- Creo que llevo el suficiente tiempo conociéndote como para saber lo que te vuelve loca.
~Bonnibel: Y eso no tiene nada que ver con el hecho de que...
~Elise: Con el hecho de que tengo una hija que cada vez que habla de ti le brillan los ojos o que habla sin parar cuando se trata de sacarle información tuya –Ambas rieron por lo bajo, Bubblegum se estiró con cuidado sobre el chaise longue para no mancharlo con comida, incluso la alfombra podía costar un dineral que no poseía y que por supuesto la familia Abadeer sí- Gracias por aceptar mi invitación, aunque espero el día de mañana salga de ti misma. Entiende que no molestas, al contrario, me fascina tenerte en mi casa y poder hacerte sentir bien.
~Bonnibel: Con una agenda tan ajustada y una vida tan pública, es difícil poder tener un momento de intimidad con la gente que más quiero.
Sus palabras la hicieron sonreír con ternura, en el fondo el motivo por el que Bonnibel no fuera tan seguido por su propia cuenta era que pensaba que ellos no podían hacerse espacio en su diario vivir, ademas de que en el fondo aun guardaba timidez a dos figuras tan públicas como los padres de Marceline. Después de la muerte de Finn, con el tiempo se había acercado más a la familia Abadeer, retomando lo que alguna vez como inglesa dejó en este siglo.
~Elise: -dejó el café de lado después de darle un largo sorbo- Siempre le he preguntado a mi hija por ti, pero quiero que me respondas tu misma... ¿cómo te has sentido respecto a lo de tu vida pasada?
~Bonnibel: Uhm –Se había olvidado de que ella lo sabía- Definitivamente no me puedo sentir 100% Bubblegum cuando también recuerdo muy bien todo lo que me pasó siendo Cavendish, me siento tan una como la otra y eso a veces me juega en contra –Murmuró tímida, algo de lo que Elise se dio cuenta.
~Elise: Oh cariño, –sostuvo una mano suya- explícate.
~Bonnibel: Me pasa sólo con... su hija –Se sonrojó y miró el suelo, teniendo una vista de la alfombra quizás las ideas vendrían más claras- Sé que primero se enamoró de mí siendo inglesa cuando vine a visitarla hace casi dos años, que sin mi visita no se hubiera acercado a mí siendo americana, pero... -le tembló la voz- ¿qué pasa si yo nunca hubiese recordado que fui Cavendish? Hubiese pensado toda mi vida que Marceline estaba enamorada de mí porque era el amor de su vida y no porque pensaba eternamente en mi versión pasada.
~Elise: Oh no, cariño, no pienses eso –Murmuró sonriendo con ternura a una Bonnibel confundida y angustiada. Podía expresarse con mayor libertad aquí, pues era un salón en la mansión que le pertenecía para su entretenimiento privado, nadie las interrumpiría- Eso no es así.
La mujer, sabia como ninguna, se paró y caminó por todo el salón para inspirarse, no iba a decorar sus palabras falsamente con tal de que ella le creyera, no, iba a decir la verdad de tal forma que ella lo pudiese entender definitivamente. Inseguridad, temor, eran sentimientos que no podían estar en una relación.
~Elise: Bonnibel, ¿te enamoraste de Marceline Lethood sólo porque era la vida pasada de mi hija?
~Bonnibel: No –Negó tajantemente, la seguridad en sus palabras no daba espacio a la veracidad de ellas- No puedo negar que el haberla conocido me ayudó a acercarme a Lethood, pero ella tenía sus propios encantos. ¿Después de todo no son la misma? Yo sabía que al nacer de nuevo me volvería a enamorar de forma inmediata de su hija porque estamos unidas de alguna manera... –pensó- pero yo la amo a ella por ser Marceline, sólo Marceline, pasado o presente, yo la amo por ser únicamente ella como un todo.
~Elise: Entonces cariño mío, las explicaciones sobran –Sonrió haciéndola pensar unos segundos y llevarse las manos a la boca sorprendida- Entiendo que a veces te sientas así porque debe ser difícil sentir de alguna manera que vives por dos personas, pero se te olvida que eres una sola alma y de esa alma mi hija está enamorada, como dijiste, eres un todo y ese todo es a quien ella ama.
~Bonnibel: -se secó las lágrimas que iban cayendo lentamente por su rostro- Perdóneme... realmente perdóneme.
~Elise: Eres un milagro Bonnibel y debes valorarte como tal –Se acomodó en el mismo chaise longue con delicadeza, sus ojos estaban fijos en ella- La vida te dio la oportunidad de nacer de nuevo, de ser feliz y tener todo lo que no pudiste tener como noble británica, pero por sobre todo, te dio la oportunidad de poder recordarlo, pues estoy segura que más de una persona también nació de nuevo y no lo recuerda, tú y mi hija pueden hacer uso de esos malos y buenos recuerdos para hacer grandes cosas. Así que, cariño mío, no dudes más de lo grandiosa que eres y dame un abrazo.
Bonnibel después de gimotear, la abrazó con fuerza para llenarse de su perfume y cariño. Las palabras que utilizaba su hija se quedaban cortas para describir lo maravillosa que era su madre. Un gran carácter para salir adelante y sobrevivir en un mundo duro como la fama, era dura con algunos, blanda como la miel con otros, había tenido suerte de llevarse tan bien con ella y que, por supuesto, diese en el clavo con cada consejo que le brindaba. Suspiró al sentirla, su compañía le venía muy bien en este día, donde se enfrentaría de alguna forma a su "vida pasada".

ℬℯ𝓉𝓌ℯℯ𝓃 𝓁ℴ𝓋ℯ 𝒶𝓃𝒹 𝓉𝒾𝓂ℯ [𝒜𝒹𝒶𝓅𝓉𝒶𝒸𝒾ℴ𝓃 ℬ𝓊𝒷𝒷𝓁𝒾𝓃ℯ♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora