[𝑻𝒖 𝑳𝒊𝒏𝒅𝒂 𝑴𝒆𝒍𝒐𝒅𝒊𝒂] ~Mitsuki x Tú~

♦️29♣️

-El último día-

Pov. Alice

Ya me había recuperado por completo de las heridas que me había hecho. Bueno, me tomó un mes entero, porque este ya era mi último día en Sunagakure.

Ya tenía ganas de ver a mis compañeros de la academia, a mi familia, mi verdadera familia, ya que mi "padre" no es un padre en verdad.

Solo era un idiota al cual tuve que eliminar, no servía de nada que esté vivo, además de que asesinaba a gente. Era increíble lo diferente que era a mi.

Supongo que mi carácter lo saqué le mi madre, ya que yo no pensé que lo mataría en verdad.

Por otro lado, hablé con Kiara, y obviamente nos reconciliamos y aclaramos las cosas, ya que ella estaba muy triste y apenada por no haber podido tomar el control.

Yo le dije que ella no tenía que preocuparse, que en todo caso yo era la culpable, ya que yo era la responsable de controlarla, y no pude.

Debía de entrenar más, pero Gaara me hizo muy fuerte. Mejoré un montón mis técincas a causa de el, le debo mucho.

A Shinki también lo ayudé con lo de Yodo, así le devolví el favor, aunque nunca podré darle todo el agradecimiento que se merece por haberme salvado.

Me iba a quemar entera si no hacian algo, y Shinki por suerte llegó con Gaara a tiempo para salvarme.

Hoy iba a pasar el día con mi familia de Suna, y quedamos en que Gaara se iba a pedir el día libre para despedirme debidamente.

Derrepente Shinki tocó mi puerta, a lo que yo le respondí con un "pase".

— buenos días, Alice. — me sonrió el oji verde.

Si, ya sonríe con normalidad. Yo que sé si Yodo hizo brujería o que, pero este Shinki no era el que conocí hace 4 meses.

— buenos días, Shinki. — bostecé un poco.

Me daban unas tremendas ganas de seguir durmiendo, pero sabía que no podía porque debía de pasar el día con mi familia.

Me levanté de la cama, y fui a tomar el desayuno, viendo a Gaara en la mesa, junto a un café con hielo y unas donas para mi.

— gracias, Gaara-san. No sé como agradecértelo. — lo abracé un poco, en señal de agradecimiento.

— que quede claro que el café te lo hizo Shinki. — habló el peli rojo.

— ¡Papá! ¡Te dije que no se lo dijeras! — exclamó el azabache con el ceño fruncido.

Me reí a carcajadas, en verdad hacía gracia el ambiente de esta casa.

Desayuné gustosamente entre risas y bromas, para luego ir a entrenar junto con ellos al campo de entrenamiento.

— bien, esta será tu última clase. Quiero que te enfrentes a Shinki, y que des todo lo que tienes. — habló el peli rojo.