[𝑻𝒖 𝑳𝒊𝒏𝒅𝒂 𝑴𝒆𝒍𝒐𝒅𝒊𝒂] ~Mitsuki x Tú~

♦️31♣️

-¿Sarada siendo un pez?-

Pov. Alice

Fueron pasando los días, (yo me quedé en mi casa leyendo durante aquel tiempo), hasta que pasó una semana.

Ya podíamos asistir a la academia (aunque no se que hice yo para estar expulsada), esperando la explicación de Shino-sensei sobre las pruebas de control de chakra en el agua.

Si, eso nos tocaba hacer hoy, en nuestro primer día de clases después de un castigo.

— solo deben concentrar el chakra en la planta de los pies. Si lo hacen, podrán caminar sobre el agua. — habló aburame.

Todos se emocionaron cuando Shino-sensei dijo eso, pensando que lo lograrían a la primera.

Fue hasta que lo probaron que se dieron cuenta de que era más difícil de lo que pensaban.

— Yo soy la que tiene más desventaja. — añadió Chouchou intentándolo.

— ¿No te parece una tontería? ¿Para que están los barcos? — dijo ella, ya que si podía hacerlo.

Yo hice lo mismo que ella, y lo pude hacer también, todo es producto del esfuerzo que hice en suna.

— Sarada, ¿Y si no tenemos barcos? Si talvéz alguien nos persigue y tenemos que cruzar un río o algo parecido, ya la cagamos. — le expliqué sonriendo un poco.

No quería que crea que soy una pesada, pero era lo que yo pensaba.

— Muy bien...ahora...¿Que les parece esto? — susurró Shino.

El agua empezó a tambalearse como si fueran mini olas, yo casi me caigo pero recordé el entrenamiento con Gaara, así que terminé por quedarme allí parada.

Bueno, eso mientras que los de la clase se cayeron todos.

— El agua no tiene un solo estado. Un río o un mar no son así, recuérdenlo. — explicó el sensei.

Después de eso, fui junto a Sarada a casa ya que ya se habían terminado las clases, no nos acordábamos de que Sakura estaba en casa hoy.

— ¡Ya estoy en casa! — gritamos Sarada y yo al unísono.

— bienvenidas, chicas. Oigan, me sabe mal dejarlas solas, pero hoy me voy de vacaciones con Ino-chan, la madre de Inojin, así que os dejaré solas unos días. — informó la de cabellos rosados.

— okey, pero tráeme takoyakis en el camino, ¿eh? — la miré con ojos pícaros.

— ¿y tú que quieres del viaje, Sarada? — Preguntó la de ojos verdes.