La muerte

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Estaba lista.

Llevaba un vestido negro, me había alisado el pelo y estaba más que lista.

Eric también estaba listo, junto a Javi, Nadia y todos los demás.

¿El problema?

Ellos se iban de fiesta, a celebrar muy bien la victoria.

Yo, en cambio, me iba con el maldito Gavi a cenar.

- Venid después a la fiesta, haremos tarde. -me dijo Nadia en mi habitación.

- Pásalo bien, mi niña. -Eric me dio un pequeño beso en los labios.

- Pasáoslo bien, nos vemos más tarde. -aseguré con una sonrisa.

Los tres salieron de la habitación y escuché la voz de Gavi hablando con ellos.

Me tensé.

Unos segundos después, él estaba apoyado en la puerta de mi habitación, con los brazos cruzados y una sonrisita que solo me daba ganas de estrangularle.

- ¿Lista, ángel? -dijo sin dejar de sonreír.

- Acabemos con esto. -murmuré caminando hacia él.

Le escuché reír.

Fuimos hasta abajo y uno de los coches que ellos usaban nos llevó hasta un restaurante que estaba literalmente vacío.

- ¿Por qué no hay nadie? ¿está cerrado? -le pregunté mirando a nuestro alrededor.

- He conseguido que lo cierren para nosotros, sé que no te gusta mucho comer delante de la gente. -me miraba de una forma que me ponía nerviosa.

Unos cuantos camareros aparecieron y nos llevaron a nuestra mesa.

- ¿Cómo sabes que odio comer delante de la gente? no es algo que sepa mucha gente. -aseguré.

- Te veo Valeria, siempre te miro. -dijo de lo más tranquilo, pero el rubor trepó por mis mejillas.

¿Qué estaba haciendo? tendría que estar en la fiesta con mi novio, no aquí con Gavi, en un maldito restaurante solo para nosotros.

Él pidió la comida para los dos a uno de los camareros y yo me quedé mirándolo.

- Creo que al meter ese gol fui la persona más feliz del mundo. -admitió mirándome.

- ¿Puedo saber por qué te gusta pasar tiempo conmigo si no nos llevamos bien? -pregunté obvia.

- ¿No nos llevamos bien? ¿o me tienes miedo? -preguntó acercándose un poco sobre la mesa.

- Las dos cosas. -admití, seria.

No iba a agachar la cabecita y dedicarme a asentir, no con él.

- ¿Puedo saber por qué me tienes miedo? -imitó mi pregunta anterior con una sonrisita.

- Contéstame a mi primero, Pablo. -dije su nombre lentamente, sabiendo la reacción que le había causado el día anterior que lo dijese.

Él cerró los ojos un solo segundo y respiró hondo.

- Me gusta poder tener un momento a solas contigo, sin tanta gente alrededor, eres un misterio tan grande para mi, un reto tan difícil que creo que me voy a enamorar de ti, sé que te gusta jugar ángel, puedes mentirme con esa boca todo lo que quieras, pero tus ojos no mienten. -sus palabras me tomaron por sorpresa y me quedé en blanco.

Por suerte el camarero llegó con nuestros platos, pero rápidamente el agobio de la comida me inundó.

Intenté meterme algo en la boca, con algo de incomodidad, había pedido carne con salsa y estaba muy buena.

Silencio +18 - GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora