Felicidades

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Y así fueron pasando los días.

Estuve sola y reflexioné sobre todo lo que había pasado.

Me alejé de Javi y Nadia.

Dándoles largas para no verles.

Porque sabía que Eric estaría ahí o que luego Javi le diría como estaba yo.

No me apetecía.

¿El único que no me dejó sola en ningún momento?

Fue Pedri.

Venía a diario y me ayudaba con el tema de la comida, comiendo y cenando conmigo cada día, aunque le costase venir o estuviese liado, no falló ni un solo día.

Por otro lado, no había vuelto a ver a Gavi, había pasado casi un mes, lleno de flores, y cartas, firmadas siempre por: "tu Pablo".

Me dolía leer eso.

Pero había visto las entrevistas que había hecho, donde le preguntaban por su vida amorosa y él se limitaba a responder que el amor de su vida estaba enfadada con él y estaba intentando arreglarlo.

Cada día me mandaba flores y cartas, Pedri solía ser el pobre mensajero que las llevaba y incluso empezaron rumores por las redes de que Pedri me estaba intentando conquistar.

Cosa que nos hizo estar toda la noche de un viernes riendo a carcajadas.

Pedri y yo nos habíamos convertido en hermanos.

Le adoraba con mi alma y si alguien le hacia daño se las iba a ver conmigo, y él decía lo mismo de mi.

Esa noche estábamos tirados en el sofá, llovía fuera y le había dicho que se quedase a dormir para no irse con esa tormenta.

Ya se había quedado alguna otra noche en la que yo solo lloraba o estaba mal.

Estaba saliendo del pozo gracias a él y estaba muy feliz.

- ¿Qué haremos mañana? es tu cumpleaños. -comentó de repente.

Era verdad, era mi cumpleaños y me había olvidado por completo.

- No me apetece hacer nada, además no creo que nadie se acuerde, me he alejado de ellos.. -murmuré.

- Haremos algo, Val, no pienso dejarte aquí encerrada el día de tu cumpleaños. -aseguró él y yo solté una risita.

- ¿Tienes algo pensado? -pregunté, conociéndolo.

- Puede que sí, es sorpresa. -sonrió y yo le golpeé con un cojín en la cabeza, causando que él me atacara a mi también.

Terminamos dándonos con los cojines hasta que yo grité con las manos en alto, pidiendo la rendición.

- Siempre gano. -fanfarroneó y yo me reí.

- Vámonos ya a dormir, te dejo que mañana hagas lo que quieras en mi cumpleaños. -me levanté y tiré de él para levantarlo.

Subimos los dos las escaleras y él besó mi cabeza antes de irse al cuarto de invitados, que ya era más suyo que de nadie más.

Me metí en mi habitación y me dormí mirando los pequeños tulipanes morados que descansaban en mi escritorio.

Y la mañana siguiente, me despertó la luz de la ventana, entrando y dándome en la cara.

Escuchaba música abajo y a alguien cantando.

Y no entendía nada.

Me levanté, frotándome los ojos y poniéndome un pantalón.

Silencio +18 - GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora