Epílogo +18

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Cuatro años después

- Pablo Páez, ¿aceptas a Valeria como tu futura esposa? -fue lo último que dijo el sacerdote.

Mis ojos brillaban mirando los de Gavi cuando él sonrió y me miró.

- Sí, acepto, ¿puedo besarla ya? -preguntó y todos los invitados soltaron una carcajada.

- Puede besarla. -contestó el sacerdote también riendo.

Gavi no dudó en abalanzarse sobre mi y estampar sus labios contra los míos.

Todos estallaron en aplausos y vítores mientras nos besábamos.

Por fin.

Por fin era su mujer.

Después de cinco años acompañándolo a todos los partidos, saliendo en la prensa, yendo a visitar cada año a su familia y amigos a Sevilla.

Ahí estábamos.

Miré a mis damas de honor cuando Gavi se separó de mi.

Ana y Nadia estaban ahí, sonriéndome y aplaudiendo de lo más felices.

Y Gavi estaba abrazando a sus chicos, a Pedri, Javi, Eric y Cristóbal.

Sonreí sin poder evitarlo.

- ¿Nos vamos de fiesta ya o qué? -la voz de Javi inundó la sala.

Y todos vitorearon sin parar mientras Gavi me cogía de la mano y salía corriendo por el pasillo hacia el coche que nos esperaba en la salida.

Todos nos siguieron y empezaron a meterse en sus coches para ir a al local que habíamos alquilado para hacer la fiesta de después de la boda.

Estábamos en Sevilla.

Habíamos decidido casarnos ahí porque nos pareció más bonito a los dos.

- ¿Y si nos saltamos la fiesta y te llevo a la cama? -preguntó Gavi con la boca sobre mi cuello.

Solté una carcajada.

- ¿Irnos de nuestra propia fiesta? seria muy propio de nosotros. -admití y fue él el que se rio contra mi cuello, haciéndome cosquillas.

- Dejaré que te diviertas un rato, luego serás mía toda la noche y toda la vida. -sonrió mirándome.

- Me parece perfecto. -aseguré y él me dio un pequeño beso en los labios.

Le adoraba tanto.

Llegamos al local y yo corrí al baño para cambiarme.

Me quité el vestido precioso de la boda y me puse uno corto blanco que me dejaba más movilidad para bailar y caminar por ahí.

Cuando salí, todos estaban ahí y la música ya empezaba a sonar a todo volumen mientras la gente empezaba a bailar.

Nadia y Ana llegaron y me arrastraron a la pista, dejándome ahí sola mientras todos retrocedían.

Roma, de Pole, empezó a sonar y el recuerdo de Gavi colocándome los cascos y asegurándome que todo iría bien me envolvió de inmediato y él salió de entre la multitud y cogió mi mano, tirándome hacia él.

Y bailamos.

Al ritmo de mi canción favorita.

Sus ojos no dejaron los míos en ningún momento.

Y yo no pude dejar de sonreír de ninguna forma.

Cuando terminamos de bailar, todos se unieron a nosotros y la música cambió de forma radical.

Bailé toda la noche con todo el mundo mientras me felicitaban y reían conmigo.

Hasta que mi marido.

Joder, que bien sonaba esa palabra.

Gavi llegó a mi lado, ya borracho y me sonrió.

- He visto que hay un baño muy bonito. -susurró cerca de mi cuello.

- Tu fetiche son los baños, ¿no? -me reí.

- Vamos. -tiró de mi y me dejé llevar por el, el alcohol también me recorría las venas.

Llegamos besándonos y abriendo las puertas como podíamos hasta meternos en uno de los cubículos.

Levantó mi vestido y hizo a un lado mi ropa interior, sintiendo de inmediato que ya estaba mojada para él.

Lo vi sonreír.

- Joder, ángel, siempre lista para mi. -murmuró con la voz ronca.

Me giró y me apoyé en la pared fría mientras él se bajaba los pantalones y su erección empezaba a empujar en mi entrada.

Gemí cuando me penetró por completo y se quedó unos segundos quieto, sintiendo como yo me adaptaba a su longitud.

- Preciosa. -murmuró justo antes de empezar a moverse en un ritmo rápido.

Un rapidito, eso íbamos a hacer.

Sus embestidas me llevaban al límite mientras mi cuerpo chocaba contra la pared fría.

- ¿Val? -la voz de alguien hizo que Gavi se quedase muy quieto y yo abriese mucho los ojos.

- ¿Eric? -contesté.

Escuché su risa, seguida de una risa de una chica.

- Lo siento, lo siento, me busco otro sitio. -lo escuché reír al hablar.

La puerta volvió a cerrarse y yo solté una carcajada, Gavi resopló a mi espalda.

- Eso ha sido.. -me reí.

- Raro. -contestó con una risita.

- ¿Por dónde íbamos, Pablo? -lo miré por encima de mi hombro y él volvió a retomar sus embestidas, haciéndome soltar un pequeño gritito.

Sus manos apretaban mis caderas mientras yo me aferraba a la pared como podía.

- Joder, como te quiero. -gruñó justo antes de sentir como me llenaba por completo, palpitando en mi interior.

Gemí con fuerza y las piernas me temblaron cuando llegué también.

Me apoyé en su pecho cuando salió de mi y me giró para mirarme a los ojos.

- Yo también te quiero. -murmuré sin aliento.

Gavi me dio un beso lento, lleno de amor y ternura, a pesar de lo que acabábamos de hacer.

- ¿Qué tal si volvemos a esa fiesta y terminamos la noche por todo lo alto? -me sonrió, colocando un mechón que se había salido de su sitio.

- Vamos. -esta vez fui yo la que tiró de él para volver a la fiesta.

No había rastro de Eric y me reí al recordar el momento incómodo del baño.

Nadia y Ana me arrastraron con ellas y me la pasé bailando casi toda la noche.

Gavi iba viniendo a besarme mientras estaba con los demás.

Todos estaban ahí y yo me sentía de lo más especial y feliz.

Con solo tener la oportunidad de ver esos ojitos cada mañana al despertar por el resto de mi vida, yo era feliz.

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ahora sí, hasta siempre Valeria y Gavi <3

Silencio +18 - GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora