Capítulo 1: El encuentro

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Stefan terminó de prepararse y cogió la maleta con una mano mientras que con la otra cerraba la puerta de su habitación.

¡¿Damon, estás listo?! – preguntó a gritos porque no sabía dónde estaba su amigo. Había escuchado ruidos en el garaje cuando se levantó y supuesto que sería Damon, pero no sabía si seguía allí.

La puerta de una de las dos habitaciones de invitados se abrió y apareció Damon con una camiseta en las manos, dándole vueltas para ponérsela.

Acabo de terminar de ducharme. – informó a su amigo y se pasó la camiseta por la cabeza.

Genial, vamos. ¿Tienes las llaves? – le apremió Stefan, cogiéndole del brazo y tirando para que no se le escapara.

¿Qué? ¿Ya? Ni siquiera he desayunado. – protestó Damon, abriendo mucho los ojos mientras era arrastrado. – Si es muy pronto, ¿a qué hora sale tu vuelo? ¿No era a las 12?

Sí.

¿Entonces por qué tanta prisa?

El vuelo de mi prima llega a las 10. Te lo dije anoche. – le recordó Stefan al ver su expresión de desconcierto. – Quede con ella en que iríamos a buscarla y desayunaríamos allí. Hace tiempo que no la veo.

Eso lo entiendo, ¿pero por qué tengo que ir yo? – protestó Damon, reticente.

Porque te comprometiste a llevarme al aeropuerto, y vendrás si quieres que te deje la moto. – le chantajeó Stefan. No era que no se fiase de Damon, pero prefería estar delante la primera vez que se viera con su prima, solo para que no hubiera malos entendidos.

Eres un capullo, ¿lo sabes?

Stefan le soltó y abrió la puerta de la entrada.

¿Vienes o te quedas? – preguntó en tono inocente.

Damon suspiró y asintió con mala cara, siguiendo a su amigo para entrar en el garaje por la puerta de delante. Todas las paredes tenían estanterías, excepto en el hueco de la puerta que daba al interior de la casa. La mayoría del espacio estaba ocupado por el viejo Camaro azul de Damon, dejando suficiente hueco a la derecha para la moto de Stefan. Damon había madrugado un poco para revisarla y comprobar si estaba lista para usarla, no contaba con tener que ir al aeropuerto tan pronto.

Sabes que odio empezar el día sin desayunar. – protestó el chico de nuevo, abriendo la puerta del conductor.

¿Pero si llevas un rato levantado, no? Juraría que te he oído por aquí. – continuó Stefan con el jueguecito de ser un niño inocente.

El chico bufó por toda respuesta y se negó a mirar otra cosa que no fuese la carretera frente a él. Stefan soltó una risita por lo bajo y se arrepintió una vez más de no haber escondido alguna cámara por la casa, seguro que sería muy divertido ver la convivencia entre Damon y Elena.

***

Elena estaba como un flan cuando el avión empezó a aterrizar. Sus padres no estaban muy contentos porque hubiera decidido pasar el verano sola pero era mayor de edad y su decisión. Aunque en realidad no iba a estar sola porque también estaría el amigo de Stefan, el segundo causante de su nerviosismo.

Solo le había visto en fotografías y claro que había escuchado a su primo hablar de él, aunque mucho menos en los últimos tres años, pero nada de eso era como conocerlo en persona. En realidad iba a ser convivir con un completo extraño pero aún así Elena se sentía extrañamente reconfortada por el hecho de que iba a estar allí.

La megafonía del avión se encendió y el piloto les anunció que ya podían desembarcar, agradeciéndoles que hubieran elegido su compañía para hacer el vuelo. Temblorosa, la chica se levantó de su asiento, cogió su mochila del estante del equipaje de mano y se unió a la cola para salir.

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