Capítulo 29: Fin de año

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Damon se giró aún riendo y se permitió disfrutar del momento y admirar la belleza de Elena como nunca se había permitido. La recorrió de arriba abajo con la mirada, aunque no pudo ver mucho porque la chica seguía llevando el abrigo puesto.

• Trae, dámelo. – ofreció extendiendo la mano para cogerlo.

Elena se lo quitó pero lo dobló y lo sujetó entre sus brazos. Bajó la cabeza un momento, buscando las mejores palabras para lo que iba a decir.

• No sé si me voy a quedar. – le confesó finalmente.

Damon se puso serio de golpe, viendo que no lo tenía tan seguro como creía.

• Pero has venido y tenemos planes. – dijo, señalando hacia la cocina donde tenía la cena preparada, esperando para ser servida en los platos.

• Lo que tenemos es que hablar. – le corrigió ella, apretando el abrigo un poco más fuerte para disimular los nervios. – Lo demás ya veremos.

• Está bien. – aceptó Damon sin que le quedase mucho remedio.

Señaló el sofá para que fuesen a sentarse allí, tratando de que no se le notase mucho que le fastidiaba el cambio de planes. Tomaron asiento cada uno en un extremo, esperando que fuese el otro el que diera el primer paso.

• Tú dirás. – fue Elena quién rompió el silencio, aunque solo para cederle el turno a Damon.

• ¿Exactamente sobre qué quieres que empiece? – preguntó él, no muy acertadamente. – Supongo que el principio valdrá. – dijo apresuradamente para corregir su error. – Cuando nos conocimos no estaba en mi mejor momento. – la chica puso los ojos en blanco ante esa afirmación tan evidente y que ya sabía, al igual que cualquiera que conociera a Damon. – Mi vida personal era una mierda y la profesional estaba completamente estancada porque para mí, Damien estaba muerto. No había sexto libro y por eso no podía escribirlo. Bueno, ni eso ni nada.

• Podías habérmelo dicho. No es como si nunca habláramos de los libros, me siento tan idiota por ello. – dijo, llevándose una mano a la sien.

• ¿Por qué? – curioseó Damon.

• ¿Cómo que por qué? – Elena le señaló, remarcando lo evidente. Él.

• ¿Hubieses cambiado tu opinión solo porque soy el autor? Pues ese es otro motivo para no contártelo.

• ¿Otro? Pero no el principal, déjate de rollos, Damon. – le replicó ella. - ¿Quieres contar la verdad de una vez? Porque lo tenías muy fácil, ¿sabes? Solo tenías que haberlo pedido en vez de robarme la idea. – le reprochó.

• ¿Quieres la verdad? – preguntó Damon, molesto al ver que no iban a ningún sitio. – La verdad es que odiaba a Damien. ¡Lo odiaba más que a los hijos de puta que la mataron! – gritó poniéndose en pie y la chica palideció por la intensidad que emitía. – Por estar ocupado con él perdí la oportunidad de despedirme o de decirle que la quería. Y no me vengas con que ella lo sabía, porque eso no me consuela. Odiaba a Damien, tenía que destrozarle, hacerle pagar. – fue explicando, echando fuego por los ojos. – Le quité todo lo que tenía de la forma más dolorosa posible y cuando ya no le quedaba nada, lo maté. Solo hay sexto libro porque me obliga la editorial por contrato. Utilizo un pseudónimo que solo conocen mis amigos, no me gusta ser el centro de atención. No pretendía robarte nada, estaba hasta los cojones de que mi agente me presionara y le mandé lo primero que pillé para que me dejara en paz. Punto. - y tras soltar esa bomba, Damon desapareció en el interior de su piso para no decir algo de lo que luego se arrepintiera.

Elena necesitó varios minutos para asimilar toda la información que le había dado el chico, después fue tras él. Despacio y asomándose por las puertas, al final le encontró en su habitación. Damon estaba sentado en un lateral de la cama, con los codos apoyados sobre las rodillas y sosteniéndose la cabeza.

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