Capítulo 23: Nueva York

26 4 1
                                    

El domingo por la noche, Elena se fue a la habitación después de cenar para darles un poco de tiempo a solas a Ric y Jenna. El chico había estado en casa de Damon desde el mediodía y había vuelto un rato antes, por lo que Elena no había querido molestarles, ya hacían mucho por ella al ayudarla conseguir un trabajo y dejándola quedarse en su casa.

Ese fue el momento que Stefan eligió para llamarla.

• Hola enana, ¿no te habrás ido a la cama ya, no? – saludó su primo de buen humor.

• Para nada. – medió mintió Elena, porque estaba sentada en la cama pero no tenía ninguna intención de irse a dormir tan pronto. - ¿Qué tal el viaje?

• Genial, ha sido fantástico. – respondió, Elena pudo notar en su voz lo feliz que era y se alegró por él. – Lo peor es el jet lag, nos hemos levantado hace una hora y estamos reventados. – protestó Stefan dramáticamente.

• ¿Está Kath ahí? ¿No tiene que volver al trabajo?

• Aún le quedan unos días. Nos quedamos aquí hasta el miércoles y luego me voy unos días con ella, hasta el domingo. El lunes ya tenemos que trabajar. ¿Y vosotros qué? Ya os vale a Damon y a ti. – les regañó.

Elena no supo que decir, lo que menos quería era causarle también problemas a Damon con sus amigos, especialmente con su primo. No tenía ni idea de lo que Stefan sabía sobre lo que había pasado entre ellos.

• Os podíais haber quedado en vez de salir huyendo. Ya sé que Damon está liado con el trabajo y que por eso se tuvo que volver, pero los findes no trabaja, os podríais haber quedado. Contábamos con vosotros. – continuó hablando Stefan y Elena se sintió un poco culpable, porque si Damon y ella no hubieran acabado mal, seguramente los planes de su primo se hubieran cumplido.

• Bueno, Damon se ofreció a llevarme y aproveché porque ir en coche es más cómodo. Y ya sabes que no me gustan mucho los aviones. – se excusó, sin contarle en realidad que el viaje en coche con Damon había sido el peor de su vida.

Apenas se habían hablado, excusándose en la radio para llenar el silencio y después en los móviles cuando pararon a comer. La conversación más larga que habían tenido había sido cuando se ofreció a conducir ella un rato al notar que a Damon parecía resentirse del brazo. El chico había cedido, pero solo hasta que llegaron a la ciudad, donde la hizo volver a cambiarse de asiento, y se había largado tan pronto como la dejó en el portal de sus amigos.

• Bueno vale, por esta vez te lo paso pero nos lo debéis para otro día. – aceptó Stefan.

Ambos primos continuaron hablando un rato más hasta que Kath empezó a reclamar a su novio.

• Suerte mañana, no creas que se me ha olvidado, enana. Ya verás cómo te dan el trabajo. Será genial que Jenna y tú trabajéis juntos. – la animó Stefan al despedirse.

• Gracias Stef. – sonrió Elena, y su primo colgó tras pedirle que le avisara cuando supiera algo.

***

A Ric estaba a punto de darle un ataque de nervios por la charla que tenía que dar y corrió aliviado hacia su novia en cuanto la vio entrar en el aula magna, donde se celebraban todos los actos porque era la más amplia de la universidad.

• ¿Y Damon? – preguntó ansioso, en vez de saludar al ver que con Jenna solo venía Elena.

• ¿No ha venido aún? – preguntó Jenna, dejando claro que el chico no había quedado con ellas para venir. – Por cierto, hola a ti también.

• Lo siento, hola. Es que estoy muy nervioso. – se disculpó Ric, mirando a Elena avergonzado.

La chica le quitó importancia. Jenna la había convencido para que fuera con ellos a prestarle apoyo moral a Ric en vez de quedarse sola en casa. Así de paso celebrarían que, aunque no le habían confirmado nada oficialmente, la directora del instituto había quedado muy contenta con Elena. Jenna era completamente optimista y había terminado por arrastrar a Elena con su entusiasmo, a pesar de que inicialmente ella no quería hacerse ilusiones por si acaso.

Mientras escriboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora