El mejor amigo de un chico es su madre

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I

Las agujas del reloj se movían lentamente, el tiempo no avanzaba y su aburrimiento aumentaba. Sólo 5 minutos, se seguía repitiendo, pero cada vez que miraba la hora ese tiempo no había pasado aún. Resopló y, ignorando por completo sus responsabilidades, se dedicó a dibujar en su cuaderno. Primero una princesa, sería un chico, pero siempre le habían gustado los cuentos de princesas, adoraba las historias sobre personajes femeninos complejos... y vivía rodeado de ellos. Luego dibujó el castillo que ocuparía su protagonista y, acto seguido, un príncipe con el que vivirían felices para siempre. Ya podía visualizar todo el relato en su cabeza, las cruzadas que llevaría a cabo el caballero para rescatar a su dama y las batallas a las que se enfrentaría la princesa que, contra todo pronóstico, iba a ser tan o más valiente que el príncipe. Espera, mejor no. Usó su goma de borrar y eliminó al príncipe del cuaderno. Mejor sería otra princesa. Pocas historias había visto en las que dos mujeres tuvieran su final feliz juntas, esa idea le gustaba mucho más. Siempre le habían gustado los cuentos de hadas, los leía sin parar, una y otra vez aunque se supiera el final de memoria.

Miró el reloj una vez más, deseando con todas sus fuerzas que los 300 segundos de sufrimiento que le quedaban hubieran pasado, pero, desgraciadamente para él, sólo habían pasado 108. Resopló nuevamente. En estos momentos desearía tener el poder de su madre y materializarse en su casa, saltarse la clase o hacer que el tiempo pasara más rápido. Muy a su pesar, eso no era posible.

Eventualmente el timbre que indicaba el final de la clase sonó y el chico recogió su material escolar a toda velocidad. Tenía unas ganas locas de ver a su madre, pero a su madre de verdad, a la que él consideraba la mujer que debería haberlo criado, no la bruja que no se preocupaba por él... o que él pensaba que no se preocupaba por él. Cuando salió del recinto escolar, con su mochila de Star Wars colgada en su espalda, corrió hacia la rubia mujer de cazadora roja que le esperaba en la puerta y le dio un fuerte abrazo.

"Buenos días, chico" saludó Emma Swan a su hijo biológico. "¿Cómo han sido hoy las clases?" preguntó mientras le ofrecía el desayuno recién comprado en el puesto de al lado del colegio.

"Aburridas, como siempre" respondió encogiéndose de hombros.

"De tal palo tal astilla" contestó con una risa al recordar sus propios años en el colegio del orfanato, odiaba estudiar.

No sé yo si a Regina le haría tanta gracia...

"¿Tampoco te gustaba estu-?" Henry dejó de hablar progresivamente y su mirada se desvió de Emma hacia dos personas que se acercaban a lo lejos. "¿Vamos a quedar con los abuelos?" preguntó el joven aún mirando detrás de la rubia.

"¿Qué? No" respondió ella al tiempo que se giraba para observar a una pequeña morena y un apuesto y alto rubio acercarse lentamente, cuando estuvieron a pocos centímetros de ellos saludaron a Henry con dos besos y se dirigieron a Emma.

"¿Podemos hablar, por favor?" preguntó Snow.

"¿Ahora mismo?" preguntó la sheriff inclinando sutilmente su cabeza hacia Henry, haciendo referencia a que la presencia del niño no era lo mejor para la conversación que los Charming pretendían mantener.

"No, no" rectificó el príncipe. "Cuando te vaya bien, solo queríamos... ya sabes, somos tus padres y-"

"Lo entiendo" le interrumpió Emma, quien muy en el fondo se arrepentía de haber tratado mal a las únicas personas que la iban a querer tanto como ella quería a Henry. Se había pasado años y años de su vida en búsqueda de sus padres y su familia y, cuando por fin los tuvo, los espantó. Quería arreglarlo, pero no dependía todo de ella, los principitos iban a tener que poner de su parte para entender y aceptar lo que estaba apunto de pasar: Emma Swan iba a tener un hijo con Regina Mills e iba a mudarse a su casa con Henry. "Hoy al mediodía, en Granny's" pronunció. "Tengo una noticia que dar y no sé muy bien cómo abordarla o hablar de ello con mis seres queridos, nunca he tenido a nadie a quien contar mis problemas y que realmente les importe..." suspiró rascándose la nuca avergonzada.

9 meses por delante [SwanQueen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora