Fantasmas del pasado

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I

"¡Al ladrón!"

El grito de Emma resonó por encima de todo el ruido de la estancia. La música se paró, las personas se callaron y todas las miradas se dirigieron allí dónde la mano de Emma Swan señalaba. Evidentemente, Ruby no era una ladrona, pero por experiencia sabía que la forma más efectiva de captar la atención de la gente era haciéndoles creer que ellos mismos estaban también en peligro.

La sheriff echó a correr detrás de la loba, estaba acostumbrada a hacerlo en su trabajo y, a pesar de los pocos centímetros de tacón que llevaba, tomó bastante velocidad. El guitarrista del escenario observó la escena y, por mero instinto, soltó su instrumento y se unió a la persecución con Emma, pero por un atajo que solo un verdadero neoyorquino conocería.

Rumplestiltskin se encontraba en el suelo, presionando la herida de Belle con su americana. Regina, por su parte, estaba en pie y tan desconcertada como el resto de personas del festival. A continuación, su cerebro hizo un reset y se activó de golpe. Se arrodilló al lado de su padre, sujetó la americana con sus propias manos y miró al hombre a los ojos.

"¡Ve!" le impuso. Ella no podía correr con aquellos zapatos, pero sí podía encargarse de la lesionada.

Mr. Gold reaccionó enseguida. Se levantó y se dirigió lo más rápido posible hacia dónde aquella inconfundible cabellera dorada corría, sin hacer apenas uso de su bastón que usaba más por elegancia que por necesidad.

Emma corrió y corrió, y dio mil vueltas por el mismo lugar. O Ruby trataba de marearla y darle esquinazo o la mujer se había perdido tanto como ella por esas calles. De repente, por unos instantes la perdió de vista. Miró a su alrededor y, muy de reojo, le pareció ver una melena azabache meterse por un callejón oscuro. La rubia corrió hacia esa dirección, escuchando los pasos de Rumplestiltskin muy de cerca. Cuando llegó paró en seco ante lo que vio.

Ruby Lucas estaba siendo agarrada por el brazo por un hombre. Cabello castaño, con algún que otro pelo blanco, algo más mayor que Emma, pero no demasiado, un poco de barba, robusto y de aproximadamente 1'75m de altura.

"¿Esta es la ladrona que buscáis?" su sonrisa era soberbia y miraba a Ruby como si hubiera dado caza al mismísimo Chapo Guzmán.

La sheriff ni siquiera miró a Ruby, no podía después de lo que acababa de ver. ¿Estaba ahí de verdad? ¿De todo Nueva York, tenía que ser él?

"¿Neal?" preguntó entre confusa y sorprendida y, entonces, el hombre abrió los ojos como platos al no haberla reconocido antes.

"Dios mío, Emma..." antes de que ninguno pudiera formular palabra o entablar conversación, Mr. Gold apareció con la respiración entrecortada. "Espera, ¿qué está pasando aquí?" Neal alzó un brazo en señal de incomprensión, pero no soltó a Ruby con el otro. "Papá, ¿qué demonios estás haciendo aquí?"

"¿Papá?" la sheriff se giró a Rumplestiltskin, esa situación estaba dando un giro de lo más extraño.

"Bae... no me lo puedo creer" el hombre dio unos pasos hacia delante y quedó a la misma altura que Emma.

"Un momento, ¿quién es Bae?" la rubia estaba dejando de entender la situación, pero antes de que pudieran responderle una voz femenina detrás de ella la interrumpió.

"¿Ese es Bae? ¿Bae de Baelfire?"

Era Regina. Había llegado a duras penas cargando con el cuerpo casi moribundo de Belle. Su precioso vestido negro estaba ahora manchado de sangre y la pobre joven colgaba de su hombro casi sin fuerzas.

9 meses por delante [SwanQueen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora