9 meses por delante [SwanQueen]

Game over

I

Aquella mañana Regina Mills se despertó de los nervios. Pensaba que estaba tranquila, que iba relajada, que lo tenía todo bajo control, pero no. En absoluto. Se había levantado más nerviosa que nunca y no paraba quieta por toda la casa. Ni siquiera les hizo el desayuno a Henry y a Emma, estaba demasiado inquieta para ello, así que fue la rubia quien se encargó de poner en práctica sus clases culinarias con la reina para elaborar unas improvisadas tortitas.

Los nervios de la alcaldesa venían, precisamente, por eso. Por su puesto de alcaldesa. Puesto que ese mismo día peligraba. En cuestión de pocas horas iba a celebrarse la presentación de la campaña junto con el debate en el ayuntamiento de Storybrooke. Sí, dos exposiciones. No una. Dos.

La primera consistía en destinar 15 minutos en explicar en qué constaba su campaña electoral, qué medidas nuevas iban a incorporar, cómo pretendían hacer de Storybrooke un pueblo mejor y qué problemas que necesitaran urgente solución iban a resolver y cómo. Esa presentación era puramente una muestra de oratoria y elocuencia. Quién hablara con más labia y desenvoltura se ganaba al público. Los habitantes de Storybrooke no sabían de presupuestos, de proyectos de futuro o de reformas políticas, pero lo que sí conocían era la seguridad en uno mismo y la capacidad de prestar atención. Si Mr. Gold y Regina lograban camelarse a la audiencia tenían esa parte ganada.

El segundo discurso, sin embargo, se trataba de un debate. Un debate en el que tanto Azul como Rumple y Regina iban a tener que contestar a las preguntas del público, aparte de enfrentarse entre ellos para demostrar qué bando tenía una mejor propuesta. Esa era la parte que más asustaba a la reina. Sabía que Azul las tenía todas consigo. Solo tenía que hacer mención a sus años como Reina Malvada y a los de Rumplestiltskin como Dark One para neutralizar cualquier baza que tuvieran. No había absolutamente nada que ellos pudieran echarle en cara al hada más querida y alabada del Bosque Encantado. Como no fuera ella la asesina de Ruby, no tenían nada que hacer.

Emma Swan subió al dormitorio de Regina Mills cuando, pasadas unas horas, la morena aún no había bajado. Le prometió a Archie Hopper que no iba a saltarse comidas, pero esa mañana estaba demasiado nerviosa como para probar bocado. La sheriff entró en la estancia sin llamar a la puerta, ya había adoptado ese hábito desde que, hacía pocos días, le habían confesado a Henry aquello que él ya sabía: que estaban saliendo. No le sorprendió demasiado que sus madres le reconocieran estar manteniendo una especie de relación, desde que habían regresado de Nueva York estaban muy cariñosas y, de alguna manera, sospechaba que algo había sucedido en su habitación de hotel durante ese viaje. De la misma manera, desde hacía bastantes meses se había dado cuenta de la forma en la que su madre biológica miraba a su madre adoptiva. Naturalmente, no había dicho o hecho nada al respecto, puesto que la morena no se sentía de la misma forma hacia la sheriff. Actualmente, el chico se alegraba de tener a sus dos madres viviendo con él, bajo el mismo techo y sin matarse. Le daba igual qué clase de relación mantuvieran.

"Regina, ¿estás lista?"

La morena se miraba al espejo e intentaba subirse la cremallera de su vestido. Para la presentación quería dar la mejor impresión posible. El Dark One iba a llevar un traje negro, por lo que su vestido iba a ser del mismo tono y, mientras Rumplestiltskin iba a lucir una pajarita color lavanda, el cinturón que ella llevaría alrededor de su cintura junto con sus pendientes sería del mismo color. Cuando uno trabaja en equipo es muy importante mostrar unidad, para que no parezca que la pareja tiene problemas o está desestabilizada. Los atuendos en conjunto son muy buena elección para eso.

"No quiero ir" musitó con la voz temblando. "Va a salir fatal"

"¡¿Cómo va a salir fatal?!" exclamó Emma con los brazos en alto. "Lleváis preparándoos meses, lo vas a bordar"