Capitulo Uno.

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Año 258 A. C
Mundo de los humanos.
Ciudad Prohibida, Imperio Chino.
Palacio Yikun (Salón lateral).

El ambiente en lugar era difícil de manejar, sirvientas y eunucos venían de aquí para allá llevando muchas cosas entre sus manos, telas, joyas, maquillaje e incluso alimentos como postres de frutos rojos teniendo una cara de total incomodidad, pero no decían nada al respecto.

Tenian miedo de ser regañados por alguno de los amos a los que estaban sirviendo y si los veían, podrían sufrir las grandes consecuencias de faltarles el respeto en un día tan importante.

Sobretodo por que su emperador, se veían tan distante y a la vez tan enojado que daba mucho miedo.

Solo se podía escuchar el suave sonido de las joyas que eran colocadas en su cuello, oídos y cabeza. El siseante ruido de la preciosa tela del vestido siendo acamodada y el delicado rozar de los pinceles que se encargaban de su maquillaje.

Cuando los sirvientes terminaron de vestirlo, se apartaron de él de inmediato haciendo una reverencia, incandose en el suelo mientras bajaban la cabeza y esperaban nuevas órdenes por parte de su majestad.

-Pueden irse. - ordenó el hombre con voz firme y seria.

De inmediato todos los sirvientes se levantaron del suelo y se fueron, dejando solo al hombre que permanecía sentado frente a un tocador y un pequeño espejo de forma circular, dándole la oportunidad de apreciar su apariencia.

Una enorme corona con varios listones de oro cayendo a los lados, un suave maquillaje en sombras moradas y doradas en sus ojos, los labios delineados de un sutil rosa y un vestido rojo de mangas largas muy llamativo, pero sobre todo femenino.

Se preguntó dónde quedó lo que alguna vez fue un gran emperador imponente, valiente y feroz...

Ya no había nada de eso.
Lentamente se giro sobre su asiento y miró al resto de sus acompañantes con atuendos igual de llamativos que el suyo (sólo que en otros colores) recibiendo los últimos retoques para su vestimenta,cuando quedaron listos,los sirvientes esperaron recibir el permiso para irse, siendo otorgado por los otros de inmediato.

Al quedar totalmente solos. El del vestido rojo soltó un gran suspiro.

- Jamás imagine que las mujeres de mi harén realmente pusieran tanto esfuerzo en verse bien para mí... - dijo mientras se reía un poco y después tomaba una postura recta mientras ponía ambas manos en vientre bajo - De haberlo sabido, hubiera puesto más esfuerzo por cuidar de ellas... - musito con un rostro serio.

En ese momento todos giraron la cabeza para verlo, haciendo un poco de rudo por las joyas que tenían en la cabeza.

-... Yo realmente no se como sentirme al respecto. - dijo cierto hombre de pequeña estatura que vestía un precioso vestido blanco y cubría sus mejillas, boca y nariz con una tela de encaje. -... La corona me pesa y esta empezando a dolerme el cuello. - dijo mientras se esforzaba en mantener la cabeza derecha.

- Todo en nosotros pesa my sir.. - dijo otro hombre de acento inglés mientras tomaba la extraña taza de té alado de él, quitaba el pequeño plato que la cubría y bebía de ella - Pero no es como que podamos hacer algo al respecto. - musito mientras levantaba delicadamente los dedos que poseían el zhijitao.

"Posesión" || Shuumatsu No valkyrie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora