Capitulo Trece.

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Incluso cuando mantuvo su estatus de dios, siempre fue bien sabido que era alguien desenfadado, casi no se tomaba nada en serio y era lo suficientemente astuto como para retar a Zeus dos veces y traicionar a los suyos.

Cuando la humanidad perdió y cayo en desgracia eso tampoco marco una gran diferencia. Buddha Gautama era esa clase de ser que le importaba muy poco las consecuencias de sus acciones, lo único válido en esta vida para el solo eran sus propias decisiones. Y aunque quedarse en Ciudad Prohibida en un principio no formó parte de sus planes (Ya qué no quería formar parte de las lindas muñecas de porcelana qué pertenecerían a los dioses) se quedo por que a pesar de todo era muy inteligente.

No arriesgo el tracero por la humanidad en vano.

Debido a eso, sabía que si se iba, el séquito de novias iba a estar incompleto. Por lo que el arduo trabajo de Sakata Kintoki para comprometerse con Zeus y evitar que Adan fuera obligado a casarse serían desgarrados. Seguiría faltando una "novia" y por ello. El padre de la humanidad sería "mancillado" por sus estúpidos planes.

Solo por eso el seguía aquí... Era un último esfuerzo. Además, viendo en retrospectiva no todo era tan malo, en Ciudad Prohibida gozaba de un estatus alto, el tercer puesto debajo de la emperatriz, todo el día podía comer postres deliciosos o golosinas e incluso satisfacer a su propio marido era algo sencillo. Solo debia decirle lo que el quería, darle algo de té y tratarlo con una falsa gentileza lo suficientemente creíble como para tenerlo tranquilo.

Si... Quizás hubieron uno que otro encontronazo en el harén (Hades dándole semillas de granada a Qin, la peineta de Poseidon, la ceremonia del gusano de seda, Raiden y las ex esposas de Shiva..) entre otras cosas.

Pero... ¡Hey! ¡Al menos todos siguen vivos! (mentira, llegar hasta aqui era más una desgracia qué un privilegio) ¿por que?, por que en realidad no le importaban ningún de estas cosas, el solía ser un espíritu libre qué hacia lo que se le diera la gana al momento que el quisiera. Pero ahora solo podía vivir bajo leyes y etiquetas arcaicas qué lo obligan a vivir en la exuberancia, el exceso y el lujo. Sujeto a un matrimonio sin rumbo donde su única responsabilidad es mantener a alguien ajeno a su persona mientras que a su vez se atenia a las decisiones del mismo como su nueva forma de "vida"

Año: 564 a. C
Zona de Lumbini, Nepal.
(Tribu Shakya)
antigua India del Norte

Y... Por eso estaba de vuelta. A un lugar donde probablemente lo echen a patadas y del cual se prometió jamás volver.

A duras penas recordaba el camino, pero lograron llegar, a ese imponente palacio qué parecía estar fundido en oro y que brillaba con la luz fuerte del sol. Aquí hacia mucho calor así que era mejor entrar de inmediato antes de que a Simo Hayha se le desmayada.

Cómo pudo entro al palacio, abriendo la reja exterior qué protegía la propiedad de un solo golpe y espero pacientemente a que los guardias llegarán a deterlo.

- ¡Buda! ¿¡Qué carajos estas haciendo!? - pregunto Nikola exaltado cuando un grupo gigantesco de hombres llego como emboscada a apuntarles con lanzas.

- Ehhh - el rubio vaciló un poco en sus palabras mientras que quitaba los alfileres qué sostenian su cuidadoso peinado manchu. Junto con otras joyas. - Tranquilos, tranquilos... No pasa nada. - aclaro con mucha tranquilidad.

En cuestión de segundos Buda quedo con el cabello totalmente suelto y al ver su aspecto. Los guardias bajaron de inmediato sus armas y se inclinaron con prisa.

"Posesión" || Shuumatsu No valkyrie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora