"Posesión" || Shuumatsu No valkyrie.

Capitulo Veintitrés.

Cuando la noche cayo y siguieron de forma monótona su rutina, sin mencionar palabra alguna de lo ocurrido. Thor se levantó de la cama para mirar a Lubu dormir. Con ese gesto facial tan tranquilo que tenia el humano, a él también le daba mucha paz.

Lubu era especial para el, era lo más cercano qué tenía a un "igual" en muchos aspectos. Era fuerte, era digno, era aguerrido, le gustaba eso, lo supo desde el primer instante en el que pelearon en el Ragnarok, por eso desde que su pelea termino. Sintió un enorme y gran vacío en su interior.

En ese momento, la persona más cercana a entenderlo se había ido.

Pero cuando lograron traer de vuelta las almas de los caídos y Hades (junto con Zeus) tuvo la magnífica idea de usar a los Einerjarl como compensación para salvar a los humanos. Se sintió feliz, otra vez iba a tener a ese algo que le dejo en la incertidumbre, incluso si sabia que este no era el modo en el que debía tenerlo estaba bien, incluso con su simple compañía era feliz.

Pero Lubu no sentía lo mismo.
Mientras Thor sentia qué lo tenía todo, el general volador lo perdió. El era un guerrero brutal qué destruía todo a su paso, era un líder fuerte y valiente qué siempre espero a un oponente digno de su fuerza. Pensó que lo encontró, murió feliz asesinado en sus brazos. E incluso en la situación tan delicada en la que se encontraban pensó que su matrimonio podía basarse en la confianza, en el compartir e incluso en una amistad sólida, por que eran el complemento qué de formas poco ortodoxas estaban mutuamente esperando.

Pero el humano ya no lo veía así, abuso de el, trayendo consigo la peor deshonra, como si no fuera suficiente ser y vestirse de mujer. Lubu nuevamente se sentía solo, incomprendido, como cuando aún no encontraba a su digno rival, ya no le importaba nada. Lo degradaron y pisotearon, cambio las armas por los juegos de te, los vestidos e incluso el bordado. Era espantoso, era horroroso.

Más aun por que sabía que no sería la primera y última vez que pasaría. Se sentía impotente, atrapado y sofocado. El no era esto pero tuvo que aceptarlo por amor a los suyos y su existencia.

En ese rostro tranquilo que dormía ajeno a su entorno, algo se rompió, y a partir de entonces. Ya no oía nada más.

.....

Ciudad Prohibida
Palacio Yikun

Apolo llego como siempre, brillante, altivo y con una suave sonrisa en su rostro, vio a su esposa sentada en la cama con la mirada al frente y de inmediato le dijo un beso en la frente cuando lo vio levantarse para reverenciarle.

- Hola cariño.. ¿Cómo estás? - cuestionó el dios mientras reía un poco y se dejaba caer en la cama qué ambos compartían.

Apolo no lo sabía, era incapaz de verlo por aquel pedazo de tela que cubría la mitad del rostro de su esposa. Pero Simo Hayha estaba completamente ido, ni siquiera había un brillo en sus ojos. Era como si su cuerpo estuviera ahí pero su alma no.

Esta mañana que despertó entro en completa desesperación. Destruyó todo lo que encontró en su camino, arrojó floreros, destrozó almohadas y causó más daños en su palacio,ningun sirviente tuvo la capacidad de detenerlo por que incluso se desquito con ellos. Al verlo tan desenfrenado un eunuco estuvo apuntó de ir a avisarle a la emperatriz y la emperatriz viuda. Pero antes de irse el filandes le arrojo una taza de porcelana y entre gritos les ordenó a la servidumbre no decirle a nadie de lo que estaba pasando y tuvieron que reponer todo lo que fue destruido en cuestión de horas sin llamar la atención de nadie.