"Posesión" || Shuumatsu No valkyrie.

Capitulo Cuarenta y cinco

La noche era densa,pero ningún humano quiso dormir, todos estaban aún reunidos en el salón principal,debatiendo la delicada situación. A excepción de Raiden,quien después de arriesgarse tanto por su petición,se disocio nuevamente de todo y prefirió quedarse en el las afueras del lugar observando la nieve caer.

Su dama de compañía, una humana más de Ciudad Prohibida llamada Xinyue,permanecían a su lado pidiéndole constantemente que ingresará al salón para calentarse. Pero simplemente el humano no podía oír,no podía ver. Solo estaba ahí,con el bello paisaje de la nieve cayendo y pintando todo en un blanco tan puro y exquisito que parecía mágico.

Entonces. Su mente volvió por un reto y una pequeña sonrisa se dibujo en sus labios. Eran ridículas las vueltas que da el destino,junto con las viviendas que deja en su paso. Por lo que en ese momento recordó con exactitud la primera vez que entro a Ciudad Prohibida.

Si,cuando entro a este imponente lugar de paredes rojas y techo verde que le dió algo de miedo. En ese entonces,se aferro al pensamiento idóneo de que estaba asiendo esto por un noble deber y estaba dispuesto a desgastar su corazón en eso. Incluso en su mente paso los momentos en los que se reunio con sus compañeros para planear, calcular y demostrarle a los dioses que no estaban indefensos.

En esos momentos. Incluso cuando pensaba que vestir ropajes de seda, oro, plata y gemas lo hacía ver mal. Se sentía fuerte,valiente. Y muy poderoso.

Entonces llegó a lo que era ahora. De ser un fuerte y hábil guerrero termino como cualquier otra vida que paso entre las asfixiantes paredes rojas de este lugar. Cayó en desgracia, después de tantos cálculos y esquemas para sobrevivir,caminando siempre sobre una delgada capa de hielo que parecía romperse. Llegó hasta aquí, llegó hasta al final. Que si bien,eso no le traía consuelo,al menos. Con su último esfuerzo, pudo decidir que fuera su propia mano, lo que acabaría con todo.

- Señora. Quieren hablar con usted. - escucho a su dama susurrarle al oído,sacándolo de trance y obligandolo a ver a su espalda.

Cuando Raiden se giro,vio a todos los dioses,a excepción de su marido. Mirándolo con cierta pena y algo de sobre esfuerzo para mirarlo con tristeza. No necesitaba esto. Pero parecía que aún querían a hablar.

- déjanos solos. - pidió hacía la humana con mucha delicadeza. Para despues mirar a los dioses con tranquilidad.

Sus ojos se posaron sobre Hades,el principal portavoz de todos. Y sonrió con más armonía,esperando a que le dijera realmente lo que quería,aunque ya tenía una leve idea de lo que sería.

- Se.... Que tu salud mental no está bien. Se que estás cansado,arto y necesitas desesperadamente recuperarte a ti mismo. - hablo sorpresivamente Odin de la nada,asiendo que Raiden lo mires lentamente - Pero...deberías reconsiderar,al menos un poco,lo que estás apunto de hacer. - pidio no intentando sonar amenazante.

- El panteón hindú es de un importante posición en el Vallhala. Y no sabemos que tipo de represalias se llegarían a tomar si de repente tu te vas. - continuo está vez Hércules,con mas calma y paciencia

Raiden no dijo nada,por qué no entendía por qué siempre ponían de excusa su posición y estatus. Que al final, no valía para absolutamente nada.

- Se hasta donde llegan mis límites y quizás hasta el propio decoro que debo de sostener. Me e esforzado todo este tiempo en mantenerme con todo lo que decidieron ponerme encima. - respondió el humano con total tranquilidad. - Pero aún así, me trataron como objeto,algo tan barato y descartable que incluso tuve que elegir entre los que amo para saciar su arrogancia. - Raiden suspiro y continuo - ¿Por qué debemos ser solo nosotros los que,como esposas debamos mantener sujeta una responsabilidad así de grande? ¿Por qué debemos ser el intermediario en fuerzas que no comprendemos y no dejarán que entendamos? - con cada palabra que salía de sus labios desahogaba cada cosa que tenía enterrada en si mismo. - Seamos francos,solo nos quieren para justificar sus malas acciones,tratándonos mal por mero capricho. Y no nos ven más que porquería. -