"𝐄𝐋 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎 𝐒𝐄 𝐀𝐂𝐄𝐑𝐂𝐀...𝐘 𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐂𝐀𝐄𝐑Á𝐍 𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐉𝐄𝐒𝐓𝐔𝐎𝐒𝐈𝐃𝐀𝐃 𝐃𝐄 𝐒𝐔 𝐋𝐋𝐀𝐌𝐀"
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La Reina Astoria Baratheon, de la casa Baratheon y Lannister. Primera del nombre. Reina de los Ándal...
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FIESTA DE MÁSCARAS
(MARATÓN 1/3)
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La noche había caído en Desembarco del Rey, y Astoria se encontraba en un gran burdel en la calle de la seda, veía como mujeres y hombres con poca ropa se paseaban de aquí para allá atendiendo a clientes, también veía como tenían sexo en todos los lugares posibles.
—Deseas beber vino, mi lady - preguntó un joven bastante atractivo.
Astoria lo observó entre sus largas y oscuras pestañas y le sonrío coquetamente.
—Claro - responde ella - ¿Trabajas aquí?.
—Así es, desde los 14 años. ¿Es nueva por aquí? Estoy casi seguro de que jamás la había visto.
La chica lo miro de pies a cabeza y para ser sincera, no podía negar lo guapo que era el muchacho, le recordaba bastante a Tristán. Alto, con algunos músculos marcados, cabello rubio y labios rojizos.
—Algo así. No eh visitado Westeros en mucho tiempo, pero finalmente estoy aquí ¿No?
El joven se acerca a ella, para luego colocarse a la espalda de esta, y con las yemas de sus dedos recorría el cuello y hombro de la chica.
—¿Busca compañía esta noche, Mi Lady? - susurra el chico en su oído.
—Tal vez... depende de que tan bueno seas en lo que haces.
—¡Oh! Mi Lady... créame, soy muy bueno en lo que hago.
Ambos se besaron con ferocidad y el chico hizo que Astoria se levantara de donde estaba sentada, para sentarse el y que esta quedara a horcajadas de el.
Las masculinas manos recorrían por debajo del hermoso vestido turquesa de la joven reina, mientras besaba su suave cuello.
Astoria balanceaba sus caderas al compas de los movimientos de su acompañante, creando una gran fricción entre sus intimidades, y provocando una palpable erección entre los pantalones del muchacho.
Los jadeos de ambos eran ocultos por los gemidos y gritos placenteros del lugar.
La peli-negra baja sus pequeñas y suaves manos por el pecho contrario hasta llegar al broche de los masculinos pantalones, liberando la gran erección de entre ellos.
—Dioses, estas tan mojada - susurra el rubio al tocar la intimidad de la joven.
Un gemido salía de entre los labios de Astoria y baja sus manos hasta el miembro de su acompañante, para empezar a masturbarlo.
