XXIII

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UNA fila de coches muy caros se alineaba en la entrada de la villa palaciega de DongHae.

—Yo pensaba que esto iba a ser una comida informal para unas pocas personas. —comentó JunMyeon con sofoco.

JunMyeon era demasiado consciente de que la camisa y pantalones que llevaba no podría competir con las ropas que llevaran puestas los dueños de los coches y, sin embargo, no hizo ningún comentario al respecto. No era culpa de SeHun que se hubiera tomado la palabra «informal» demasiado literalmente.

—Eso es lo que decía en la invitación. Pero al hijo de DongHae, Johnny le gustan demasiado las fiestas. —respondió SeHun con aire preocupado.

Durante un momento, SeHun se puso a pensar en que Sooman estaba intentando reunir últimamente todas sus armas financieras para derribarlo. Sooman no tenía idea de que el matrimonio que había patrocinado por fin estaba dando sus frutos. SeHun había hecho todo lo posible por mantener el secreto, ya que quería alejar la maligna influencia de Sooman de sus vidas. Por eso, era consciente de que tenía que ir a Seúl cuanto antes para planear la batalla que estaba por venir. 

El tiempo que había pasado con JunMyeon le había dejado más expuesto a las argucias de Sooman. Sin embargo, DongHae le daría su respaldo. DongHae ya había advertido a SeHun de que la venta del yate para acelerar la compra de Oakmere había sido un error, ya que había empañado su imagen y revelado un flanco débil. Y aun así, si le hubieran dado la oportunidad de ir hacia atrás en el tiempo y hacer las cosas de otra manera, SeHun habría hecho exactamente lo mismo. La granja era el sueño de JunMyeon hecho realidad e, igual que la luna de miel, una compensación bastante pequeña por todas las decepciones que había sufrido en el pasado.

Cuando Johnny salió para saludarlos, JunMyeon se sintió tenso. Reconoció inmediatamente al anfitrión como uno de los exs amantes de SeHun. la entusiasta bienvenida de Johnny no encajaba con la frialdad de los ojos. Con la excusa de hacer que SeHun se encontrase con su padre en la sala de billar, Johnny separo a los esposos.

Solo en la grandiosa terraza con una bebida alcohólica que no quería tomarse, JunMyeon tenía demasiado calor incluso en la sombra. El calor de mediodía era insoportable. Se empezó a preguntar sobre la posibilidad en que la píldora no hubiera funcionado y estuviera embarazado. No, eso era. una tontería; se dijo a sí mismo.

Antes de que JunMyeon pudiera ponerse a pensar por qué no se encontraba con su energía habitual de todos los días, Johnny llegó y le dijo:

—Deja que te presente a un par de invitados que se mueren por conocerte...

Los ojos de JunMyeon se abrieron de par en par al ver que una belleza de pelo negro con un pantalón de cuero muy apretado que se acerba a él. El pelinegro estaba acompañado por un rubio vestido con un traje suelto que sólo un doncel muy delgado podía aspirar a ponerse. A no ser que estuviera equivocado, pero la memoria de JunMyeon era bastante buena, así que, si estaba en correcto, JunMyeon estaba a punto de conocer a otros dos de los antiguos amantes de SeHun. El antagonismo masculino que había en el aire le puso la piel de gallina a JunMyeon.

—Hola, soy Baekhyun. —anuncio el chico pelinegro.

—ZiTao, pero puedes decirme Tao. —dijo el rubio con una sonrisa desafiante—. Quizá no te has dado cuenta de que aquí todos tenemos algo en común.

—Si a SeHun. —JunMyeon prefirió no fingir ignorancia.

—Oh SeHun es un tipo extraordinario. —la picardía que había en el tono de Tao hizo que la tensión de JunMyeon aumentara—. Totalmente inolvidable.

—Sí, de verdad que está a la altura de su legendaria reputación. —Johnny descansó sus despreciativos ojos en el rostro de JunMyeon mirándolo de pieza cabeza con desprecio.

ENTRE DINASTIAS -SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora