34.

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(Dos semanas después...)

Martes por la mañana. No sé qué odio más: los lunes por ser lunes o los martes por estar contiguo al lunes. Me atrevo a decir que lo único bueno del trabajo es que puedo verlo y estar con él prácticamente el día entero.

Ah, y este café frío que Jaehyun me acaba de comprar, quien está arrimado contra la pared y de brazos cruzados mientras me habla. Según, quiere que le dé un consejo.

—Y bien... ¿De qué se trata?

Él aprieta los labios mientras mira al suelo, seguramente buscando las palabras correctas.

—¿Cómo le dices a una chica que no te gusta sin herir sus sentimientos? Tengo una compañera que me da regalitos y es muy dulce porque dice que le gusto, pero...

—Eso de "sin herir sus sentimientos" es imposible. La chica se sentirá mal sí o sí, pues le gustas. Sólo sé honesto; dile que aprecias lo que hace, pero que lastimosamente no puedes corresponder a sus sentimientos —encojo los hombros antes de darle un sorbo al café—. No sé, nunca me tocó rechazar o ser rechazada.

—Todos me dan el mismo consejo. —suspira echando su cabeza hacia atrás.

—¿Pues qué más te podemos decir? A menos que quieras seguir aceptando sus regalos y elevando sus esperanzas, lo cual estaría muy mal.

—Eso sí... —mira hacia un costado, luego compone su postura—... Bueno, trataré de hablar con ella.

—Suerte.

—Pero no hoy.

—Hazlo cuándo quieras pero entre más pronto, mejor.

—¿Sabes qué es lo mejor por ahora? Irme porque Minho está que me aniquila con la mirada —ríe bajo su puño y después tantea mi hombro en despedida—. Hasta luego.

Miro a la misma dirección que Jaehyun y encuentro a Minho mirándonos, bueno, mirando fijamente a Jaehyun que se aleja. Pese a que su rostro está totalmente relajado, puedo asegurar que no le agrada verlo cerca de mí. Yo voy a él.

—¿Y ese café?

—Jaehyun...

—Si tienes hambre puedes decírmelo. Yo soy tu novio, no él.

—Me lo regaló a cambio de un consejo.

—Qué buena excusa para acercarse a ti.

—Pues mentira no parecía. No me molesta que se me acerque porque no siento malas intenciones de su parte.

—Bueno, cómo sea. Espérame en la oficina.

—¿A dónde vas?

—A hacer un mandado.

—¿No me darás instrucciones antes de irte... y un besito?

—No trates de chantajearme con esa cara —entrecierra los ojos—. Sólo espérame en la oficina.

—¿Estás enojado?

—Apurado —me corrige mientras comienza a caminar de espaldas—. Te veo en un ratito. No me tardo.

Solo me quedo en mi lugar viéndolo irse hasta perderlo de vista. Parece que no hay una tarea específica para mí en este momento, así que me sentaré y lo esperaré.

Su computadora está abierta, al parecer está haciendo un análisis del inventario así que prefiero no tocarla. Lo mejor será distraerme con mi celular.

He estado recibiendo mensajes de Suzie diciendo que quiere venir a pasar un fin de semana conmigo y me encanta la idea. Minho dijo que visitará a sus padres esta semana porque es el cumpleaños de su abuela, así que es la oportunidad perfecta para que Suzie venga y así no estar sola.

Grietas del Corazón ; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora