44.

1.5K 201 137
                                    

Me he planteado disfrutar estos últimos días a su lado, teniendo citas, diciéndole cuanto lo quiero y entregándome a él voluntariamente... Pero cada vez que nuestras miradas se cruzan no puedo evitar preguntarme: ¿Me está contemplando o buscándola en mi fisionomía?

Cuando nos quedamos en silencio y él está distraído mirando a un punto diferente, me quedo absorta pensando en el día que lo dejaré y, lo admito, tengo mucho miedo. ¿Minho estará bien cuando me vaya? ¿Su mente volverá a corroerse a tal punto que se aislará del resto? No quiero que su sufrimiento se repita.

No estoy lista, pero tengo que hacerlo porque cada uno necesita sanar por cuenta propia. ¿Por qué es tan difícil decirle a la persona que amas que te irás y dejarás todo atrás, incluyendo su relación?

La puerta se abre mostrando a una de mis compañeras y entonces recupero la noción de la realidad.

—Hey, el jefe está de vuelta en su oficina.

Vengo buscándolo desde que llegué porque necesito hablar con él.

—Ah, claro, gracias.

Ella asiente como respuesta y se va. Dejo salir un suspiro mientras cierro la computadora y me levanto para ir a la oficina del señor Lee. Una vez frente a su puerta, respiro profundamente y doy un par de toques.

—Adelante.

Abro con lentitud y asomo la cabeza, saludándolo con un ademán tímido.

—¿Está muy ocupado?

—No por el momento. ¿Qué se te ofrece?

—Este... —entro completamente al espacio y cierro la puerta, quedándome en el mismo lugar—... Hay algo que quiero decirle... o más bien confesarle.

Me mira con atención, específicamente a mis manos, las cuales estoy apretando a causa de la ansiedad.

—Te escucho.

—¿Recuerda la razón por la que despidieron a Hwamin?

—Por supuesto que sí.

—Pues... yo fui quien robó esa información.

—¿Tú? —alza las cejas.

—Sí. Creo que usted sabe que ella me hizo una mala jugada y entonces quise desquitarme.

El hombre se echa contra el respaldar de la silla y rosopla, golpeando sus dedos contra el escritorio.

—¿Buscas que te despida?

—Si es necesario...

—Estoy sorprendido.

—Ya sé que estuvo mal y no debí...

—No me entendiste. No dije que estoy sorprendido por la situación, sino porque te estás culpando de algo que claramente no hiciste.

—Este... ¿Qué?

—Que sé muy bien que tú no hiciste eso. ¿Por qué quieres que te despida?

—No, no, de verdad fui yo. Yo entré a su oficina y robé...

—Ese fue Minho. Por favor responde mi pregunta, dime la razón por la que quieres irte.

Suspiro soltando mis manos y relajando los hombros antes de acercarme a él.

—Estoy pasando por un momento difícil y siento la necesidad de dejar este lugar por un tiempo.

—¿Vas a regresar a tu ciudad natal?

—No precisamente.

—Tiene que ver con Minho, ¿no es así?

Todo este tiempo he estado evitando el contacto visual y por fin logra obtener mi atención con esa pregunta. Nunca puedo mentirle porque es demasiado astuto.

Grietas del Corazón ; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora