11.

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Realmente pensé que todo iba a mejorar al mudarme de ciudad... Oh, qué ingenua fui. Ahora estoy aquí trabajando para un tipo al que no le agrado en absoluto. Genial. Es irónico cómo se enfurece cuando me equivoco sin intención. Para colmo, volví a ver a Yuno en la calle.

Nuevo día, nueva desgracia. Ah, ¿cuándo tendré un descanso de los problemas?

—Buenos dí... Wow, mujer, ¿acaso viste un fantasma? —dice Jisung tras verme llegar.

—No, vi algo peor.

—¿A tu ex?

—Has atinado.

—¿Lo viste ahorita?

—Sí, pero por suerte no me lo encontré de frente. Parece que me sigue a donde sea que voy.

—¿Es el chico con quien estabas ayer en la calle?

—¿Cómo lo sabes?

—¿No te has dado cuenta? La vista desde aquí es amplia, pude distinguirte fácilmente.

—Aah... —asiento despacio—... Sí, es él.

Es un poco vergonzoso cómo me quejé de Yuno con los chicos y que me vieran con él ese mismo día.

—Dijiste que te molesta con mensajes y llamadas, entonces ¿por qué no lo bloqueas?

—... No lo sé.

—Aah, comprendo... Aún lo quieres.

—¡Claro que no! Es decir... Por supuesto que no lo olvidaré de la noche a la mañana, pero no quiero nada con él.

—Mhm.

Suena a que no me cree.

—Cómo sea. ¿Dónde está Hyunjin?

—No vendrá. Me tocará cubrirlo hoy.

—¿Podrás sentarte conmigo en el almuerzo?

—No estoy seguro. Acabo de ver la agenda y está bastante ajetreada, es más, debería comenzar con mi trabajo lo antes posible.

—Ah, entiendo. ¿Y has visto a...

No logro completar la oración porque, a quien estuve a punto de nombrar, irrumpie mágicamente en la oficina.

—Hey, el señor Lee nos quiere en su oficina ahora.

—¿Me hablas a mí? —musito mientras me auto-señalo. Minho asiente y sale enseguida, entonces me apuro a ir detrás suyo— ¿Pasó algo?

No tengo el valor para hablar en un tono más alto. La vergüenza que siento al tenerlo de frente me está carcomiendo.

—No creo que sea nada malo.

Tan cortante cómo siempre, por eso me cuesta distinguir si está enojado. Llegamos a la oficina del jefe y Minho pasa primero. Yo me quedo a sus espaldas observando lo amplio que es el espacio mientras cierro la puerta y, por último, miro al señor Lee, quien esboza una cálida sonrisa.

—Qué agradable verlos. ¿Cómo están?

—Muy bien, gracias. —respondo con una media sonrisa. Minho, por su parte, se mantiene en silencio.

—Me alegro. Minho, tú ya sabes de qué trata esto, así que dejame explicárselo a la señorita —su vista va del pelinegro hacia mí—. Cada seis meses, nuestro director ejecutivo se junta con todos los administradores para verificar las ventas de cada sucursal y así saber si vale la pena mantenerlas activas. Esa es la principal razón por la cuál somos muy cuidadoso con nuestro inventario, ya que debemos presentárselo. Usualmente yo voy cómo representante y Minho me acompaña, pero este año no puedo hacerlo por un par de asuntos familiares, así que me gustaría saber si estás dispuesta a ir con él.

Grietas del Corazón ; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora