57.

1.6K 150 58
                                    

Perspectiva de Minho:

Dejo que el agua tibia de la regadera me empape por completo para despojarme del sueño. Ella, por su parte, está del otro lado cepillándose los dientes. Mientras observo cómo la espuma del jabón se va por el desagüe, intento hacer memoria de todo lo que dije ayer. Creo que el alcohol alteró mi percepción y me hizo soltar pensamientos que no planeaba exteriorizar.

Levanto la cabeza y cuando el agua salpica mi piel facial, recuerdo un pequeñísimo detalle que me hace abrir los ojos de par en par: anoche mencioné el matrimonio.

Aunque se trata de un sueño que a muchos les gustaría volver parte de su realidad (incluyéndome), el matrimonio es un compromiso que no se debe tomar a la ligera. Es un pacto hermoso y aterrador a la vez porque ¿y si falla y la promesa se rompe? No estoy poniendo en duda que ella puede hacerme feliz por el resto de mis días, es en mí quién no confío.

Debí sonar como un idiota llenándola de ilusiones. Ser romántico nunca ha sido mi fuerte y de hecho perdí la confianza en serlo cuando la perdí a ella. Últimamente mi ritmo cardíaco se dispara y una leve vergüenza intrusiva se apodera de mí cuando actúo así, pero no lo demuestro porque si a ella le gusta, tengo que sobrellevarlo hasta acoplarme nuevamente a ello.

—Min... —la escucho pronunciar, sacándome de sopetón de mis cavilaciones.

Me ha estado llamando así seguido. ¿Qué pasó con el «Mininho»?

—Dime.

—¿Ya vas a salir? Se nos hace un poco tarde y todavía necesito bañarme.

Olvidé que irá conmigo al trabajo.

—Aah, sí, ya casi salgo.

Termino de asearme, cierro la ducha y envuelvo la parte inferior de mi cuerpo en una toalla para ir directo a la habitación y vestirme. Debo admitir que estoy sumamente contento porque seguiremos juntos incluso en el trabajo, aunque hay un par de casanovas nuevos de los que debo tener cuidado, pero dudo que se le acerquen cuando me vean apegado a ella. Si el cerebro les funciona, deducirán que estamos en una relación.

Hemos contratado a mucha gente nueva ya que nos faltaba personal y porque, para colmo, algunos miembros antiguos decidieron renunciar durante la temporada con mayor demanda (lo bueno es que eso incluye las molestas amistades de Hwamin).

En lo que ella se arregla, yo busco algo rápido para desayunar. No hay tiempo para preparar algo gourmet, pero sí algo que nos mantendrá satisfechos por un rato: un bagel de jamón con aguacate y un poco de queso crema.

Un rato después, escucho su voz a la distancia, anunciando que viene hacia la cocina.

—Huele a pan tostado.

—Te hice un sándwich. Espero que te mantenga llena, pero si te da hambre sólo me dices.

—Gracias, Mininho de mi corazón.

Ahí está el famosísimo apodo, y escucharlo me ha hecho recordar que tengo una responsabilidad con los míos.

—Hablando de gatos, tengo que ponerles su...

—Ya lo hice —se adelanta a decir—. Les puse todo lo necesario mientras tú te bañabas.

—Oh, gracias. Siendo así, deberíamos irnos antes de que se haga mucho más tarde.

Salimos de casa (no sin antes despedirnos de nuestros amados pequeños) para partir hacia el trabajo. Ella se ofrece a conducir para que yo pueda comer tranquilo, pero rechazo su propuesta sin pensarlo dos veces porque prefiero que sea ella quien va cómoda. Como segunda opción, se ofrece a alimentarme mientras conduzco y entonces accedo gustosamente.

Grietas del Corazón ; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora