45.

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Minho no llegó a la habitación en toda la noche, lo sé porque no logré conciliar el sueño por mucho que intenté. Me quedé esperándolo, mas nunca apareció, incluso salí al lobby y busqué su carro en el estacionamiento, pero no estaba.

Mis ojos están extremadamente hinchados gracias al desvelo y el llanto, tanto que ahora mismo tengo una bolsa con hielo en mi cara para rebajarlo. Apenas puedo mantenerlos abiertos. Mi cuerpo se siente tan pesado que siento que me voy a desmayar en cualquier momento.

Minho vino hace rato para decir que nos iremos dentro de poco, fue lo único que dijo y volvió a irse.

Amarro mi cabello en una coleta y le doy un último vistazo a mi apariencia antes de colgar mi mochila; me veo horrible. Después de esto bajo a la recepción para hacer el check-out y posteriormente salir. Minho ya está dentro del auto esperándome.

—¿Tienes hambre?

—Solo quiero llegar a mi casa. —respondo con voz débil mientras me coloco el cinturón.

Esta vez ni siquiera tengo energías para obligarme a comer. Él no dice nada, limitándose a arrancar.

Me siento tan exhausta que ni siquiera puedo pensar en cuan incómodo es estar bajo estas circunstancias, digo, no es del todo grato estar encerrado con alguien con quien has discutido. Por suerte el silencio actúa como un sedante y mis ojos se van cerrando poco a poco hasta quedar completamente dormida.

Para cuando vuelvo a abrirlos ya estoy frente a mi casa, Minho es quien me ha despertado. Agh, mis ojos siguen igual de hinchados. Busco mis pertenencias en el asiento trasero y cuando estoy a punto de salir, me retracto.

—¿Puedo pedirte un último favor? —volteo a verlo. Él se tarda en responder y no lo hace verbalmente, solo asiente sin dirigirme la mirada— ¿Me prestas tus gatitos por un día?

—Pasa por ellos cuando quieras.

Encoge los hombros mientras sus dedos golpean el volante como si estuviera impaciente por irse.

—Gracias.

No pienso robarle más tiempo, por lo que salgo del auto con prontitud.

No somos enemigos para que él actúe con tanta frialdad, por eso me rompe el corazón que ni siquiera se digne a despedirse de mí con un simple «adiós».

—Ni modo. —susurro tristemente.

Estando frente a mi puerta, volteo en dirección suya, mas el carro ya no está; tampoco esperó a que entrara como siempre lo hace. Supongo que esos pequeños cambios indican nuestro final y sólo me queda acostumbrarme.

(...)

Mi vuelo está fijado para el veinticuatro, a solo tres días, y hoy se termina mi contrato en la compañía, lo cual significa que es mi último día en este lugar.

Puse todo lo que Minho me ha obsequiado en una caja y entré en su oficina mientras él no estaba para dejarla ahí. El collar, la inicial de mi nombre, el llavero, peluches... le devolví todos esos regalos.

—¡No nos puedes dejar! —Jisung lloriquea de rodillas y abrazado a mis piernas— Hyunjin, ayúdame a secuestrarla.

El recién nombrado ríe y sujeta a Jisung de los hombros para apartarlo de mí. Me estoy despidiendo ahora mismo porque dudo de que podré verlos en los próximos días, ya que tanto ellos como yo estaremos ocupados.

—Deja de llorar, ¿quieres? Se va por su bien.

Jisung se coloca serio, acomodando su ropa mientras carraspea la garganta.

Grietas del Corazón ; Lee MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora