Ya pensaré en algo [Terminado]

LXII

Subió La chica y tras ella Ciel.

-...Menos mal... ya quería acabar con todo esto.-dijo Ciel en un suspiro.

-uh...Pero vas a tener que hacer todas esas cosas aburridas, ¿No es así?

-Si...

-No, no vas a poder, estas enfermo, vas a estar en cama por lo menos tres días enteros.

-...

Los chicos conversaron un largo rato, hasta que llegaron a la mansión, para ser más precisos.

Cuando entraron, Soma estaba parado en la puerta.

-¡Ciel! ¿¡Cómo te atreves a abandonar la mansión de está forma!?-Exclamó el príncipe al ver a Ciel.

-Eso no te incumbe.-algo molesto, Ciel decidió sacarle la vuelta.

-¡Hey!

-Príncipe, no se moleste con él, es un idiota.-dijo la chica con una sonrisa burlona en el rostro.

-...No lo sé...no creo que sea un idiota...

-Pero lo es.

-uhm...

Ciel se marchó a la cama, Sebastian se quedó haciendo un par de cosas, mientras que Soma, Agni y la chica salieron a dar la vuelta. 

Ciel se despertó algo agitado y comenzó a jadear. Una vez se calmo,decidió salir por su cuenta, ya que no había nadie. 

-¿Dónde habrá metido todo el mundo...?-susurró mientras caminaba tambaleándose por el pasillo.

Miraba en todas direcciones y nada, estaba completamente solo.

decidió bajar a ver si había alguien en el vestíbulo.

Nadie.

Suspiró y se quedó sentado en un escalón, después de todo, si alguien entra lo tiene que hacer por la puerta principal, ¿No?

Se quedo esperando mientras miraba el reloj, había pasado una hora exactamente cuando la puerta se abrió.

Entró primero Agni, tras él Sebastian, Finny, may-rin, Bard, Soma, Tanaka y por ultimo, la chica.

Ciel se quedó en silencio.

-Miren Ciel despertó por fin!-exclamó la chica dejando caer un par de bolsas que estaba cargando.

-¿Que hacia todos afuera?-preguntó Ciel algo extrañado.

-Bueno, es que la señorita fue muy insistente.-se apresuró a decir Sebastian.

-¡Teníamos un acuerdo mutuo!-dijo la chica alzando las cejas.

-¿Acuerdo mutuo?-preguntó Ciel.

-Si.. es que...-sin más ideas, la chica volteo a ver a Soma con una mirada penetrante.- ¡Dijiste que se levantaría más tarde!

-¡Pensé que lo haría!- reclamó el príncipe.

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